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Domingo 10 de mayo de 2015

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Cultural El Duende

Pincelada de angustia en el Chaco

10 may 2015

Gastón Cornejo

En el archivo familiar encuentro una sola página de algún combatiente poeta.

“Yacuiba 22 de junio: Estoy sentado en la cabina de un camión. Tengo al frente una amplia llanura vestida de un denso velo de neblina.

A la izquierda, el bosque desconocido. A la derecha, el bosque también. Atrás, a pocos kilómetros, Yacuiba.

Es el amanecer inefablemente triste. Hay en el cielo la plúmbea melancolía de las nubes.

En el levante se ve un abigarramiento de luces y de sombras, de oro y de sangre, de armiño y de ébano. Allí vienen luchando en ese abigarramiento el sol, un astro que parece herido por la fiereza de los hombres, de aquellos que se hieren y se matan desde hace dos años.

La llanura permanece recogida bajo su velo de melancolía. A través del velo se llega a ver el abandono de los bueyes que yerran por el llano, tomando de rato en rato un poco de pasto, como queriendo olvidar la tristeza de la mañana.

Los caranchos tratan de huir de la neblina y buscan el refugio en el bosque.

Hay un pajarillo blanco, blanco, como símbolo de pureza, con una línea negra en las alas, como signo de soledad; para posarse, siempre elige los arbustos más pequeños y en ellos las ramas más altas y desnudas.

Pasa una semana que estamos aquí, en esta llanura verde amurallada de bosque y poblada de mansos bueyes y de pájaros.

Estamos a órdenes de un coronel Salinas, inspector de artillería de Villa Montes; de un teniente coronel Peña y Lillo, comandante de artillería del segundo...”

La página transcrita se encuentra en el mismo paquete documental titulado “Fusilamientos en el Chaco”. Lo extraordinario fuese que el testimonio sea escrito por el Sdo. Andrés Corzo o de Emilio Aguilera. Y fue fusilado, porque está a las órdenes del Coronel Peña y Lillo quien ordenó fusilamiento que involucra en el proceso y sentencia a los defensores: Oficial Alberto Cornejo Soliz y artista Raúl Prada Prada.

En todo caso, es una prosa firme, sencilla y al término, poética. Es la voz de un alma joven, sensible y doliente. Yo insisto: No puedo imaginar el sufrimiento humano ocasionado por irresponsables en la Guerra del Sudeste. Por asociación, encuentro la hoja testimonial pegada a otro documento titulado: “Fusilamientos en el Chaco”. Del “Diario” de Alberto Cornejo Soliz.

“1.- 5 de marzo 1934. Es fusilado a las 7 el Sto. Andrés Corzo (izquierdista) 5 tiros dan fin con su vida- El Capellán Zeballos habla largamente.

2.- 11 de mayo. Hoy a horas 11 ha volado un avión enemigo. A horas 11:30 fue fusilado por desertor el soldado Emilio Aguilera natural de Cobija, de 23 años, su mujer Isabel Hurtado vive en Riveralta.

La orden emanó de la División por haber desertado del Regimiento 16. Antes del fusilamiento pidió se le saque la venda y hable. Muero como valiente, deserté por los malos consejos de mis amigos y la mala voluntad de mi comandante, el Sof X. Serenidad a toda prueba, todavía fumó con calma un cigarrillo - 6 disparos, uno de gracia.

3. 25 de Agosto. Hoy fue fusilado el soldado Pedro Pérez Velma por haber desertado. Era uno de tantos desgraciados que ignoran inclusive si son seres racionales”

Eso escribía el Of. Alberto Cornejo mientras espera, en prisión compartida con el artista Raúl Prada P, que el proceso militar se amplíe a ambos, por emitir defensa cruda, y ofensiva contra el Coronel Peña y Lillo. Felizmente, la embestida paraguaya los salvó de una sentencia que pudo haberles quitado la vida.

Pasada la contienda, un pariente muy querido, Luis Bascopé Quiroga, desde La Paz, desafió a duelo al Cnl. Peña y Lillo. No respondió el uniformado.

Víctor Bocangel me envía el poema que acompaña el Toque de corneta que despide a los guerreros:

“El día ha terminado.

De los lagos, de las colinas, de los cielos.

¡Todo está bien!

Descansa protegido.

¡Dios está cerca!

La luz tenue, oscurece la vista

y las estrellas, embellecen el cielo.

Brillando luminosa, desde lejos,

acercándose, cae la noche.

Debajo del sol, debajo las estrellas,

debajo del cielo.

Ahí vamos.

¡Dios está cerca!”

* Gastón Cornejo Bascopé.

Cochabamba,1934

Escritor y médico cirujano

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