Con el fin de salvaguardar la democracia, una modificación de la normativa electoral necesariamente tiene que ser de un principio, vale decir, el alejamiento total con su renuncia de los componentes del Tribunal Supremo Electoral, porque de no hacerlo, ningún proceso eleccionario estará garantizado, incluyendo los dos que recién se verificaron.
Lo ocurrido en los comicios subnacionales, es una muestra de cómo el TSE, subalternizó su accionar a imposiciones impuestas por el grupo político en función de gobierno con el fin de que los candidatos del MAS, sí o sí, sean ganadores de la contienda realizada el 29 de marzo.
Pero, no contaron con la actitud del soberano que con su voto, rechazó todo intento de contubernio oficialista, lo cual significa haberse dado el primer paso hacia la restitución de un evento verazmente democrático, donde se respete la voluntad popular.
Viendo así el acontecer electoral, no hay resquicio que vislumbre un claro triunfo masista, porque su deseo de continuar gobernando dictatorialmente se le va esfumando, al surgir otros grupos y sectores, que, ojalá, se pongan al servicio del pueblo, reconociendo el mandato obtenido en las urnas.
Felizmente, organismos internacionales, comprobaron en el terreno, cómo el trabajo del Tribunal Supremo Electoral, no es de fiar, al dejar afuera a candidatos nueve días antes de los comicios, atropellos y agresiones a periodistas en varias ciudades del país, como en el caso de Oruro por ejemplo, además de quedar grabado en la mente ciudadana, las afirmaciones del señor Presidente Constitucional de la República, en sentido de no apoyar económicamente a los departamentos donde gane la oposición, algo que viola la Constitución Política del Estado.
La Organización de Estados Americanos, como la Unión Interamericana de Organismos Electorales, observaron oportunamente muchos entretelones atentatorios a la democracia, por lo que se hace necesaria una reforma electoral.
Para que aquello ocurra, los partidos políticos deben tener presente que el electorado ya está cansado del engaño con poses demagógicas y autoritarias, siendo impostergable conformar un nuevo Tribunal Supremo Electoral a cargo de los miembros del Congreso Nacional, mediante voto secreto, de seis vocales, de tos cuales, al menos, tres deberán ser abogados.
Eso significa que ninguno de los elegidos quede a expensas de quien esté gobernando, por cuanto las elecciones expresan la voluntad popular y constituyen el mecanismo constitucional de renovación periódica de los Poderes del Estado, porque todos los bolivianos gozan de los mismos derechos y garantías consagrados por la Carta Magna y demás leyes.
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