Sábado 09 de mayo de 2015
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A diferencia de otras centrales obreras fundadas en el continente a mediados del Siglo XX, la Central Obrera Boliviana (COB) fue engendrada sin el sello del estalinismo (partido comunista) y bautizada después de una revuelta popular que derrotó al ejército regular y consolidó la revolución nacionalista.
La fortaleza de la COB desde el 17 de abril de 1952 se centró en el principio de independencia de clase y en la unidad de todos los sindicatos desde sus centros de trabajo hasta sus estructuras territoriales en forma piramidal. Aunque fueron los obreros los que consolidaron la victoria en las calles, la COB mantuvo su propia personalidad en los doce años de gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). También marcó su distancia durante el gobierno centroizquierdista de la Unidad Democrática y Popular (UDP), a pesar de su rol protagónico en la recuperación de la democracia. Clandestina, fue contestataria a las dictaduras; renovada, resistió a los gobiernos liberales.
La COB perfeccionó la práctica comunitaria de consulta a las bases, ya no en la plaza del pueblo, sino en los famosos “ampliados” y, cuando era necesario, en congresos ordinarios o extraordinarios. La columna vertebral de la COB fue durante medio siglo la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) nutrida con originarios del combativo Potosí y con citadinos empobrecidos.