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Jueves 07 de mayo de 2015

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Ecológico Kiswara

El desastre natural más destructivo del mundo moderno

07 may 2015

Fuente: BBC Mundo

Dalia Ventura

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“Las nevadas extremas y los vórtices polares nos cautivan, mientras que los huracanes y supertornados nos vuelven locos”, pero el desastre natural al que Waldman le dedicó años de investigación, “sólo es un fastidio constante, como un enjambre de mosquitos”.

Y, así como el humilde mosquito es el animal más mortífero de todos, el protagonista de esta historia es, entre otras cosas, la amenaza más grande para la flota más poderosa del mundo, la Armada de Estados Unidos.

Se trata del óxido, ese fenómeno natural tan llano y omnipresente que nos resulta familiar y pasa desapercibido. Rara vez atrae la atención de los medios... a duras penas la nuestra, cuando lo notamos en una esquina del baño, o algún rincón del patio.

No obstante, quien, como Waldman, se ha enfrentado a él y ha tratado de vencerlo sabe cuán poderoso y persistente es: como “Terminator”, por más que se le destruya, se va prometiendo que volverá.

OBRA DE ALYSSHA EVE CSUK

La fotógrafa Alyssha Eve Csuk le demostró a Waldman y a muchos otros que el óxido puede ser bello.

Al autor del libro “Óxido: la guerra más larga”, una aventura lo puso frente a este enemigo milenario y lo llevó a descubrir mucho sobre él.

“Queríamos darle la vuelta al mundo con unos amigos, así que compramos un bote que estaba en un estado terrible. La idea era que lo arreglaríamos y la buena noticia es que lo pudimos hacer, pero la mala es que todo lo que podía oxidarse, se oxidó. Luchamos contra el óxido por un par de años. Mis amigos finalmente navegaron hasta Australia”.

Waldman, en cambio, navegó en otra dirección. Su primer puerto fue una conferencia llamada “Megaóxido”, auspiciada por la Armada de EE.UU., donde conoció al más alto funcionario del óxido: el zar de la corrosión del Pentágono, Daniel J. Dunmire. En la jerarquía del Departamento de Defensa, está apenas dos puestos más abajo que el secretario.

F16

El óxido puede hacer que los cazas F-16 no puedan volar y tornar misiles nucleares en unas bombas muy costosas que no pueden estallar.

“¡No tenía ni idea de que existiera ese cargo! No sabía que había alguien a nivel nacional luchando contra el óxido, pensaba que era una pelea individual. Y resultó ser un personaje energético, decidido a que el Pentágono le preste la atención que se merece a un problema que le cuesta $us 20.000 millones al año”, le cuenta a BBC Mundo.

Y eso es sólo al Pentágono. El gasto para todo el país representa el 3% de su PIB, es decir $us 437.000 millones al año: más que todos los desastres nacionales juntos.

UNA LARGA LUCHA

La lucha contra el óxido no es nueva. “Dicen que vivimos en la era de la informática... hablan como si las otras eras hubieran pasado, porque nos hace sentirnos modernos y ocupados. Todavía vivimos en la era del hierro, sólo que es un poco diferente ahora. Usamos más hierro por cabeza que en ningún otro momento de la historia”. De hecho, se calcula que hay 400 libras de acero por persona. “Desde el momento en el que pensamos: ‘podemos coger esto y darle forma’, dos segundos más tarde, la naturaleza hizo lo suyo: oxidar”.

Fuente: BBC Mundo
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