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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 En política, la premisa debe ser amar y servir - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Los últimos procesos electorales – octubre 2014 y marzo 2015 – han mostrado muy claramente que la soberbia y la petulancia atacan seriamente a los candidatos y, luego, a quienes han vencido en las justas electorales. Todo muestra que muchas de esas personas creen que el haber conseguido un sitial en el gobierno, en las gobernaciones (prefecturas) o alcaldías, les da el derecho a creerse lo máximo en el acontecer nacional y que nadie puede criticarlos u observar sus conductas. Pocos son los vencedores que muestran altura, humildad, decoro y decencia en su comportamiento antes de su respectiva posesión.
En política, del rango que fuere, la condición “sine-quanon” tiene que ser la conciencia de servicio y esto implica contar con la humildad necesaria para entender que el poder dado por las elecciones es algo que es transitorio, circunstancial y que no es poder permanente o, peor, que sirva para hacer lo que cada uno quiera. El poder político debe tener la premisa de amar y servir; sin el cumplimiento de estas cualidades será difícil que el pueblo entienda a esas autoridades o, si acatan sus disposiciones será simplemente por cumplir o por temores que muchas veces son bien fundados.
En poco menos de un mes, gobernadores y alcaldes serán posesionados en sus cargos; será preciso que, entretanto, cada uno se prepare, estudie lo que vaya a hacer en el futuro y, sobre todo, se imbuya de sentimientos que permitan éxitos en su gestión y esas condiciones las tiene que adquirir en el tiempo de preparación para asumir el cargo y posteriormente hacer norma de todo ello para cumplir deberes y responsabilidades.
El pueblo boliviano está cansado de hechos contrarios a la moral, la Constitución y las leyes porque la corrupción se ha encargado de socavar, debilitar y hasta destruir virtudes y valores en quienes han inclinado sus conductas por los caminos vedados del mal, de las políticas del “dejar hacer y dejar pasar”, del nepotismo y las angurrias de tener más poder en beneficio propio o de grupos del entorno que se creen con derechos a compartir “las tortas del poder” que, casi siempre, hacen mucho daño al país.
Las nuevas autoridades, sin ingresar en los campos de la inquina, del prejuicio o de los intereses creados, tienen que examinar, seria y honestamente, las falencias de las dependencias que administrarán, catalogar debidamente los valores y principios de sus colaboradores y, si deben haber cambios que sean en base a pruebas terminantes de que esos cambios son absolutamente necesarios; que los intereses de grupo o partido no ingresen en el campo de las decisiones porque es preciso que entiendan que la administración que vayan a cumplir tanto en gobernaciones como en alcaldías, debe ser en beneficio de toda la comunidad y, por ello, desistir de lo malo y practicar siempre lo bueno, honesta y responsablemente.
La sentencia evangélica dice: “Por sus hechos los conoceréis”. Esto es justamente lo que hará la comunidad en el transcurso del trabajo y cumplimiento de deberes y responsabilidades de las nuevas autoridades.
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