Semblanza histórica de la Unidad Educativa “Santa Ana” de Chipaya
01 may 2015
Elina J. Manuel Ayca
En una de las regiones geográficas más difíciles para la subsistencia humana, persistiendo a través de los milenios, y conservando todavía gran parte original de su cultura, se levanta el pueblo de Chipaya, al sudoeste del departamento de Oruro, en las cercanías del largo y salar de Coipasa. La supervivencia de la nación Uru, es un testimonio vivo de la persistencia a través del tiempo y el paso de las sucesivas civilizaciones que nacieron, florecieron y declinaron, pese a lo cual los chipayas, aun a pesar de sufrir los embates y rigurosidades del medio, así como la erosión sociocultural, conservan su voluntad de permanecer fieles a sus ancestros mirando, sin embargo, con optimismo el futuro.
Admitiendo que el aislamiento geográfico casi total hasta hace épocas recientes hubiera permitido la conservación de gran parte original de su cultura, también es bueno reconocer que otro factor importante es el profundo sentido de pertenencia y voluntad por conservar los valores transmitidos de generación en generación que han permitido que la lengua, vestuario, ceremoniales, pautas de vida cotidiana y patrimonio sociocultural permanezcan hasta el presente; sin embargo de lo cual Chipaya es un ejemplo claro de interculturalidad más allá de toda retórica, y más bien practicada de manera sencilla y proactiva, porque se ha sabido asimilar y aprovechar con razonable moderación los aportes de la cultura occidental tanto de la época republicana y de la contemporaneidad. Un ejemplo de ello es su Escuela, que se muestra como una joya incrustada que en el quehacer de la población, y que para nada contradice con la esencia milenaria que es admiración de la antropología, motivo de orgullo para la cultura andina altiplánica en general.
Esta escuelita es una de las más antiguas en el sector rural del departamento de Oruro. De acuerdo a los escasos documentos existentes en la comunidad, sus inicios se remontan al 29 de abril del año 1939, comenzando a prestar servicios por iniciativa propia de los comunarios o padres de familia de la comunidad, en la modalidad de escuela particular, ya que fueron los mismos comunarios quienes financiaron, sostuvieron y pagaron a sus docentes, siendo el primero de ellos el señor Samuel Sandoval, vecino de la localidad fronteriza de Todos Santos, perteneciente actualmente a la provincia Mejillones.
Según los documentos, este maestro tuvo a su cargo 60 alumnos de ambos sexos y distintas edades infantiles, demostrando así que los chipayas estaban ávidos de cultura y mejoramiento, y no reactivos dentro de una actitud aislacionista como a veces suele interpretarse a su dinámica sociocultural.
Llegado el año 1940, esta escuela particular pasa a ser fiscal, siendo su Docente Fundador el profesor Isáac Alarcón Ayma, natural de Agua Rica, perteneciente a la jurisdicción de Sabaya. Este docente tuvo el mérito de prestar servicios durante siete años continuos, hasta el año 1947.
Durante dicho período, el año 1941, el crecimiento vegetativo de la matrícula escolar dio lugar a la asignación de un otro ítem docente, siendo designado el profesor Eloy Gemio, procedente de la localidad de Corque, conformando así un dúo de educadores que tienen el mérito de haber concientizado al mejoramiento de la calidad de vida y una adecuada asimilación de la cultura occidental sin poner de lado la tradición propia de la etnia.
El año 1944, la escuela de Chipaya adquiere una organización más completa como Unidad Educativa, asumiendo su primera Dirección precisamente el profesor Isáac Alarcón Ayma, a cargo de una planta de cuatro docentes: Erasmo Condori Villca, Remigio Choque, ambos de la localidad de Escara, Pedro Castro y su hermano Policarpio Castro, ambos de Sabaya. Esta gestión tuvo el mérito de consolidar definitivamente el sistema educativo en la región, dando a la escuela el carácter de una institución sólida, permanente y referente del dinamismo cultural.
El año 1947, se hace cargo de la Dirección de la Unidad Educativa el señor Juan Miranda Bárcena, procedente de la ciudad de Oruro, de quien, sin embargo, no se guardan los mejores recuerdos por haber desarrollado una administración bastante rigurosa que hubo derivado en irregularidades y algunos excesos.
Sin embargo, a pesar de este paréntesis desfavorable, que culminó con la pérdida de 2 ítems docentes el año 1948, que fueron trasladados a Santiago de Andamarca, en 1949 la escuela trató de retomar su ritmo de mejoramiento a la cabeza de profesor Donato Juanes Pérez que tuvo la difícil tarea de revertir las actitudes contrarias de las autoridades educativas de ese entonces, quienes se obstinaban el reprimir la educación en Chipaya y cerrar la escuela definitivamente.
Luego de esta época prolongada de dificultades, se vislumbra otra nueva de mejores perspectivas cuando el 4 de junio de 1974 se funda por fin el nuevo Núcleo Escolar de Chipaya, causando gran entusiasmo en la población. El director de esta nueva época educativa fue el profesor José Mario Garnica, procedente de Huachacalla. La fundación, refundación mejor dicho, estuvo a cargo del profesor Eduardo Rodríguez B., en representación de la Dirección Distrital de Oruro, acompañado por una gran comitiva oficial, ocasión en la cual este núcleo adquiere el denominativo de “Santa Ana”, en advocación a una festividad religiosa y costumbrista significativa de la región. Las autoridades locales de ese entonces fueron don Mariano Felipe (Corregidor), Pedro Condori (Agente Municipal), Celestino Condori y Vicente Huarachi (Hilacatas), en representación de los dos ayllus ancestrales que conforman el pueblo milenario de Chipaya.
A partir de entonces este Núcleo Escolar “Santa Ana” se constituye con su Escuela Central y tres Escuelas Seccionales distribuidas en la amplia comarca, que son la de Ayaparavi, Belén de Concepción y Challacota, estas dos últimas dentro de la jurisdicción provincial Ladislao Cabrera.
Actualmente la Unidad Educativa de Chipaya cuenta con 193 alumnos de ambos sexos con grados paralelos desde el nivel Inicial y todo el nivel Primario, a cargo de una planta de 16 docentes, un personal de servicio y un Director Administrador, siendo este plantel un equipo comprometido con la comunidad, su apostolado educativo y su misión de servicio social permanente.
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