En realidad no queda otra después de las últimas elecciones subnacionales porque se trata de seleccionar a ciudadanos que respondan a las expectativas del pueblo en cada región y ya no en el ámbito global nacional, lo de subnacionales, tiene ese sentido y sólo corresponderá acatar los resultados con lo último que ocurra en un proceso de segundas vueltas, por lo demás la otra parte será cuestión de seriedad política.
¿Cuál es esa otra parte?, simplemente la que corresponde a los políticos y a sus candidatos o directamente a los postulantes de movimientos ciudadanos y otras agrupaciones que de algún modo estarán intercalados entre asambleístas y concejales munícipes y que deben cumplir las promesas hechas al soberano.
Y el soberano, sin derecho a réplica, como decía un analista pero convencido de que intentó por la vía democrática y el ejercicio de su derecho al voto lograr algún cambio que responda a sus expectativas y signifique una esperanza para alcanzar mejores condiciones de vida en su núcleo familiar el más próximo a su realidad y el que sentirá el efecto de la votación, tal como sucedió.
Sin embargo y parece que se trata de un fenómeno particular de Oruro, donde por esas cosas de las “reglas de juego” que responden a intereses políticos y no precisamente al orden democrático, los resultados electorales mostraron que el voto blanco se impuso a los votos válidos y por fuerte diferencia, dejando mal parados a varios candidatos que tienen relativo apoyo, pero no mayor al rechazo de la población.
Es un caso de extrema delicadeza que en los niveles electorales, Corte Nacional y Departamental, no ha sido aquilatado en su justa dimensión, es decir en el respeto que debería regir eleccionariamente, cuando se dice que son reconocidos los votos ciudadanos por cualquier candidato, pero al mismo tiempo se recuerda al electorado que tiene todo el derecho a expresar su decisión a través del voto blanco, que para aclaración ciudadana no es lo mismo que el voto nulo o pifiado, por lo mismo la sumatoria de votos blancos comprobados en papeletas sin ninguna marca, es una expresión ciudadana que merecía consideración especial.
Por lo expuesto y que es parte del registro electoral, algunos candidatos no lograron apoyo ciudadano, pese a tal decisión soberana y válida serán encumbrados en cargos de dirección o administración de la cosa pública en nuestro medio, sin que nadie reclame por el derecho de los ciudadanos que sin estar organizados, crearon una corriente de resistencia a las propuestas que los políticos generalmente las incumplen cuando alcanzan su meta electoral.
Pese al desconocimiento de la mayoría de votos blancos, la figura va por la simple mayoría de los votos válidos, pero el hecho deja una clara posición del electorado orureño frente a los candidatos que en adelante deben trabajar para mostrar su capacidad, esfuerzo y decisión de servicio a la colectividad cumpliendo sus promesas y haciendo posible el desarrollo local.
Lo importante es que no se repitan los mismos yerros de las gestiones pasadas y que no sean parte del nuevo esquema en las administraciones de Gobernación y Alcaldía, donde deben imponerse planes renovados, prácticos y útiles, priorizando con absoluta responsabilidad los proyectos de saneamiento básico en toda la ciudad y el departamento, para luego dar paso a los detalles de pura pintura. Agua, alcantarillado, luz y calles transitables son las prioridades para vivir bien.
Fuente: LA PATRIA
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