Martes 28 de abril de 2015

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La visita del Papa Francisco a Bolivia va generando una expectativa cada vez mayor. Si bien es una visita que ha estado cargada de sorpresas y sigilo, está claro que puede ser un acontecimiento importante, no solamente para la Iglesia católica, sino para el país.
Por un lado, ha resultado llamativa la cercanía del Santo Padre con el Presidente del Estado. Esta sintonía se ha expresado en varios encuentros que han sostenido, y en el deseo de que el Papa visite Bolivia. Podría ser un momento interesante y oportuno, que en el encuentro de ambos, en la sede de gobierno, se aborde el tema de la relación, que no siempre ha sido cercana y amistosa, entre el Estado Plurinacional y la Iglesia católica. Este diálogo podría sentar las bases para el convenio marco que debe regir este relacionamiento. De hecho, la Iglesia católica tiene en sus manos muchísimas obras sociales, educativas y de salud. Estas obras, sin la coordinación y cooperación del Estado, pueden tener pocas esperanzas de sobrevivir en el futuro, teniendo en cuenta la dramática disminución de las ayudas de instituciones especialmente europeas. El poderoso ministro de Economía del Estado Plurinacional ha catalogado en alguna oportunidad a las obras de la Iglesia católica como “empresa privada”. Y todavía quedan las heridas y acusaciones en ocasión del pedido de ayuda por parte de la Iglesia católica al Gobierno, en ocasión del pago del último “doble aguinaldo”. Por ello, no sería del todo honesto que el encuentro del Papa con el Presidente, olvidara esta larga cadena de desencuentros y acusaciones, que no han hecho más que perjudicar a la gente más pobre y marginada a la que debe su misión la Iglesia.