Loading...
Invitado


Domingo 26 de abril de 2015

Portada Principal
Cultural El Duende

Solo para tus ojos

26 abr 2015

Julia García

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Mi Señor don Quijote, desde la tierra donde nace la luz, encantada te invoco.

Quién pudiera ser Dulcinea para gozar de tu aprecio, quién pudiera, olvidando su promesa casta, dar rienda a los deseos. Quién viviera sin prejuicio a tu lado, a sabiendas que tal emprendimiento no es de este cielo.

Hidalgo caballero, siguiendo la vibración de tu pecho, me arrimo a tu Sancho comedido. Ojalá tuviera una armadura como la tuya para protegerme del fatuo. Tu recia palabra sacude al mundo. ¡Hasta cuándo, lucidez, has de ser arpía de la vida!

La muerte no es el fin sino la espera. Y he de esperarte a la vera de tu andar virtuoso. Qué pródigo sacrificio. Mi alma está dispuesta a tu lanza. Quiero beber de tu costado. No hará falta lecho, seré tu peregrina. Me gustan las carnes pegadas al hueso, así suena mejor tu cuerpo.

Cuando frente a mí estés, no hallaré culpa en mi entrega. Quiero ser musa fecunda para evocar tu obra desde el rosario de la memoria.

Ayer te vi con Dulcinea y he quedado con las cajas destempladas. Mi divino, te amo así, con ella. Cuando la cáscara de mi queja haya caído, nos encontraremos en La Mancha. A tu lado mi silencio será canto. He nacido tarde y crecido poco, bautízame con el agua de tu verbo.

En la desnudez de esta noche, ha destilado savia la raíz de mi selva. No puedo quedar cabeza abajo como tú para ver el equívoco, antes bien, sigo rodando.

Déjame curar tu cuerpo aterido, también quiero sangrar vino. Dame a beber tu bálsamo de Fierabrás para sanar mi miedo.

Ahora que estamos frente al dios de turno, enséñame el rostro impertérrito de la libertad. Arráncame de esta galera. Tú, que no mendigas al sol para alumbrar, sea tu brazo mi guía. Quiero hacerte un tributo riéndome de mí misma. Apaga mi hambre de alegría.

Te has vuelto a mirarme y he olvidado mi pena. Soy niña de nuevo. Déjame besar tu rostro, deslizar mis manos por tu espalda, enséñame el libro de tu frente, aquiétame con tus muslos y cúbreme con tu barba.

Arróstrame mi coloso, no tengo alas. Te aguardo empecinada, soy yerba mala. Apéate al reverso del silencio y deléitame con este amor de contrabando.

El tiempo sostiene con ternura tu esqueleto, se han pigmentado de almíbar tus pupilas, no conoces calendario y del destino sabes sus duros palos. Apúntame en tu norte. Yo, que he catado el milagro y la esperanza, quiero amanecer contigo.

Y cuando lo desees, bien amado, detén las aspas de mi corazón arremolinado, estoy esperando tu rescate en un rincón del olvido. Quiero hacer mutis cabalgando en tu rocín eterno. Nadie me ha dado vela en este entierro.

* Julia Guadalupe García Ortega. Oruro, 1972

Coordinadora de El Duende

Para tus amigos: