Sábado 25 de abril de 2015
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Ha sido confirmada la próxima visita del Papa Francisco a Bolivia y se me ocurre que, faltando poco más de dos meses para ese acontecimiento, deberíamos pensar en un regalo para tan ilustre visitante.
Ese regalo debería ser muy propio de nuestro país, algo que el jefe de la Iglesia Católica pueda llevarse como recuerdo indeleble de lo mejor de nuestro pueblo. Por eso yo descartaría de entrada un objeto de metal precioso, que los hay por doquier, o una obra artística que Francisco no tendría donde colocarla para admirarla diariamente. Tampoco serviría para nuestro fin una prenda de tejidos ancestrales, como un poncho de fina vicuña, que el Papa no volvería a usar, sin contar que ese don representaría sólo a una de las diversas culturas que componen el Estado Plurinacional. Hay que excluir terminantemente regalos ambiguos o de tinte político que ni siquiera deseo mencionar. Eso sí, el regalo debería ser del pueblo boliviano y no sólo de las autoridades que lo entreguen.
¿Qué regalarle entonces? Dos pistas nos pueden ayudar a encontrar la respuesta a esa pregunta.
