Desde 1996 y por disposición de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencias la Educación y la Cultura, cada 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro. Este organismo promulgó la resolución con la intención de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual. La fecha en particular coincide con el fallecimiento del autor del Quijote de la Mancha, don Miguel de Cervantes, y con el deceso de William Shakespeare autor de Romero y Julieta, ocurridos el mismo día en el año 1616. Esta fecha fue propuesta por la Unión Internacional de Editores ante la Unesco en el año 1995, con el objetivo de fomentar la cultura y proteger la propiedad intelectual por medio del derecho de autor.
Sin embargo, lo que se celebra hoy no es exactamente al libro como un tótem de veneración, sino más bien, se debe reflexionaren torno a las acciones humanas que con lleva el tener un libro ante los ojos, como la motivación a la lectura, y a las muchas lecturas que deben hacerse de los escritos, hasta encontrar el placer del texto recomendado por Roland Barthes; las relecturas y las retrolecturas de las cuales pueden extraerse varias interpretaciones, porque un libro no tiene una interpretación, sino varios sentidos, varias lecturas comprensivas y hasta lecturas críticas y analíticas propias del estudio del texto; Umberto Eco ya lo dijo: el libro es una máquina de fabricar interpretaciones, refiriéndose a su novela El Nombre de la Rosa.
Enemigos del libro han existido siempre en la historia, desde las bibliotecas de Roma saqueadas por los bárbaros, hasta la colección bibliográfica de Alejandría (Egipto), quemada por pasiones encontradas. En la Edad Media las bulas papales exigieron quemar libros no convenientes para la iglesia, y la Santa Inquisición terminóquemando magos, sabios, brujas y hasta los primeros científicos, acusados de diablos en herejía. En el siglo de las luces, Hitler mandó a quemar tantos libros como personas, y en América Latina los presidentes militares hicieron desaparecer más libros en las hogueras que políticos socialistas en el exilio: todo por la razón de un libro.
Los libros tienen vida, se escriben solos y se dejan leer, se prestan y alquilan, se van y regresan, nacen, crecen, se reproducen en mejores ideas y mueren. Hay libros de cabecera, no para caminar erguidos como las modelos, sino para vivir rectos. Hay libros de mano o manuales. Hay libros virtuales y artesanales. Hay buenos y malos. Hay libros santos como la Biblia, número uno en el ranking mundial de ventas. Existe el libro más grande del mundo, titulado irónicamente Nuestro frágil patrimonio natural, pesa 1.420 kilos, mide 4.18 x 3.77 mt., tiene 346 páginas y está en Hungría. Existe en Japón el libro más pequeño del planeta con tan solo 0.75 mm de tamaño, 22 páginas y trata sobre las flores en el archipiélago asiático. En fin, debemos entender conscientemente ante la variedad de libros en nuestras vidas que el libro solo es un sustantivo que exige dignamente dos verbos: leer y escribir.
(*) Educador y comunicador
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.