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Domingo 21 de marzo de 2010

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Revista Dominical

Los arenales de Oruro y Sajama tienen entre 3.200 y 13.200 quirquinchos

21 mar 2010

Fuente: LA PATRIA

La Unión Mundial para la Naturaleza informó que cantidades menores existen en los sitios arenosos de La Paz, Potosí y parte de Cochabamba • Por: Humberto Apaza Orozco

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Los arenales de Oruro y Sajama tienen entre 3.200 y 13.200 quirquinchos, aunque también existen cantidades menores en sitios de La Paz, Potosí y parte de Cochabamba, según los investigadores que se dedican a estudiar la forma de impedir la extinción de esos animales que forman parte de las tradiciones del departamento de Oruro.

Las mayores cantidades de esos pequeños animales están en los arenales de Sora, al Sureste de la ciudad de Oruro, Cochiraya, la zona de Turco y en los alrededores del majestuoso nevado del Sajama, donde también existen grandes extensiones de arena, lugar preferido para la supervivencia de los armadillos, como se los conoce en otras partes del mundo.

Según la UICN (Unión Mundial para la Naturaleza), el hábitat de esta especie abarca unos 1.250 kilómetros cuadrados en la puna semiárida del altiplano central de Bolivia (ubicada entre 3.500 y 4.300 metros sobre el nivel del mar), que comprende el departamento de Oruro, especialmente, pero también se hallaron pequeñas poblaciones aisladas en La Paz, Potosí y Cochabamba.

El programa de conservación del quirquincho fue encomendado a los profesionales del laboratorio de ingeniería genética de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Bioquímicas de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz, del Zoológico Andino de Oruro y de la Colección Boliviana de Fauna (CBF), para encontrar respuestas a la forma de lograr la reproducción de esta especie.

El programa concluirá el 2010. El trabajo científico comprende al examen genético del ácido desoxirribonucleico (ADN) del quirquincho, para establecer el grado de vulnerabilidad de esta especie y sus posibilidades de reproducción. Este animal pertenece a la familia Dasypodidae, y recibe diversos nombres, siendo el más común el de armadillo, aunque también son llamados (dependiendo la especie) quirquinchos (del quechua khirkinchu).

Los quirquinchos son mamíferos con armadura formada por placas óseas cubiertas y escudos córneos que le sirven como protección, y que en algunos géneros permiten al animal enrollarse como una bola. El caparazón es peludo y, desde tiempos remotos, se utiliza para la fabricación de charangos. Durante los últimos años, debido a las restricciones legales, su comercialización está prohibida, por considerarse un animal en etapa de extinción.

Los comunarios de la zona del Sajama advierten que incluso la carne del quirquincho sirve para el consumo humano, por su agradable sabor, ya que está reconocido como si fuera carne de pollo, conejo y cerdo, especialmente, aunque muchos sostienen que tiene una combinación especial de “siete carnes”.

Los armadillos son nocturnos y huidizos y, por esa forma de vida, los cazadores furtivos realizan su tarea por las noches, colocando trampas. Durante el día, no se puede apreciar quirquinchos en los arenales, aunque en el día se pueden encontrar huellas de esos animalitos en distintos lugares. Ellos son cavadores, insectívoros y omnívoros necrófagos.

El principal hábitat del quirquincho es la zona noreste del Parque Nacional Sajama.

El director del proyecto de investigación y conservación del quirquincho, Guido Valverde, explicó que el trabajo consiste en estudios especializados de la saliva y los pelos de 30 quirquinchos de tres especies. Los ejemplares del Zoológico Andino de Oruro fueron los primeros en ser empleados para la investigación. También se tomaron muestras de ejemplares que se encuentran en el Parque Nacional Sajama. “Del primer (lugar) ya se tomaron 12 muestras que ya están en procesamiento”, según Valverde.

“Los estudios sobre la variedad genética de la especie nos indicarán si los pocos ejemplares en existencia son o no aptos para seguir reproduciéndose en un nivel tal que garanticen su subsistencia”, advirtió. “Se efectuarán pruebas de amplificación del ADN y de algunos marcadores e indicadores moleculares para efectuar un cálculo estadístico de las posibilidades de proliferación”, explicó.

El Programa de Conservación Genética del Quirquincho es impulsado por primera vez en Bolivia, para que con los resultados se ponga en marcha un plan de preservación y desarrollo de la especie.

NO MAS MATRACAS

El trabajo científico debe estar concordante con un plan de concienciación de la gente, no sólo de las zonas donde existe este animal, sino también de las principales ciudades, donde existen conjuntos folklóricos de morenos que utilizan el caparazón del quirquincho para la fabricación de matracas.

En el caso del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, reconocido por la Unesco, la misma Asociación de Conjuntos del Folklore anunció la realización de un inventario de las matracas, su clasificación por años y, si es necesario, otorgarle un sello, para que ya no se introduzcan matracas de quirquinchos de reciente eliminación.

Las autoridades municipales, por su parte, anticiparon que en coordinación con la Prefectura y el Viceministerio de Biodiversidad, emitirán las disposiciones necesarias para que los artesanos que se dedican a realizar matracas, se abstengan de adquirir caparazones de quirquinchos y, con la imaginación necesaria, pueden crear matracas de madera, con el tallado de imágenes de quirquinchos.

“Se tiene que iniciar una estrategia de concienciación social para que la gente deje de lado las prácticas de depredación”, advirtió el mismo científico, Guido Valverde.

CRIANZA EN CAUTIVERIO

De la misma forma, los expertos iniciarán un sistema de monitoreo continuo de grupos poblacionales de quirquinchos para seguir de cerca su evolución, en nuevas áreas de crianza, pero que estén bajo protección de las autoridades municipales de cada región, como el caso de Oruro, Sora y de Sajama.

La zona de arenales de la zona Sureste de la ciudad de Oruro, según la iniciativa, puede servir para la declaratoria de área de preservación de los quirquinchos, de modo que ya no se permita la caza de ese animalito que se ha convertido en un ícono de la ciudad de Oruro. La protección de los arenales es cada vez más imperioso, ya que en forma permanente se está reduciendo la superficie de su hábitat, por el uso de arena en las construcciones de edificios.

La UICN clasificó al quirquincho como especie en peligro de extinción. La ciudadanía orureña, que se siente identificada con el quirquincho, al utilizar incluso nombres peculiares, como el de “quirquigans” para un grupo de fanáticos del equipo de fútbol de San José de Oruro, ha preferido tomar en cuenta las recomendaciones de los organismos internacionales para frenar cualquier depredación de ese animalito.

Los quirquinchos fueron víctimas de caza, tráfico y explotación debido al uso de su caparazón para fabricar charangos y matracas. Su piel, coraza y carne son además utilizadas para elaborar pócimas medicinales y amuletos, en algunos lugares.

Según la UICN, el hábitat de esta especie abarca unos 1.250 kilómetros cuadrados en la puna semiárida del altiplano central de Bolivia (ubicada entre 3.500 y 4.300 metros sobre el nivel del mar), que comprende el departamento de Oruro.

LA PROTECCION EN SAJAMA

Los quirquinchos de la zona de Sajama, Oruro, uno de sus principales hábitat, ya se encuentran bajo la protección de los mismos habitantes y autoridades de la región. El Servicio Nacional de Areas Protegidas (Sernap) decidió prestarles ayuda técnica y educativa necesaria, para preservar la especie e impedir que cazadores furtivos aparezcan por ese lugar en busca de quirquinchos.

Los quirquinchos viven por los cerros y cuando alguien quiere atraparlos rasca la tierra (arena). Según nuestros abuelos, este animal tejía. Alguien les había avisado que mañana sería la fiesta y para terminar rápido pusieron el tejido a su espalda y con el tiempo terminaron bien finito hasta su colita”, contó Justina Laura Alvarez, una comunaria que vive en el Parque Nacional Sajama.

El director del Parque Nacional Sajama, Oswaldo Aramayo, dijo que las cinco comunidades que viven alrededor del nevado Sajama, tomaron conciencia sobre la importancia de conservar la vida de las especies, entre ellas el armadillo.

UNA ORUREÑA ESTUDIA AL QUIRQUINCHO

La agrónoma orureña, Kantuta Palenque Nieto, el 2009, realizó un estudio para la conservación del quirquincho, con apoyo financiero de la Fundación PUMA en el Parque Nacional Sajama. Durante 40 días de vigilancia, apenas pudo capturar un macho juvenil para su estudio. Después fue marcado y liberado, pero después fue cazado por los campesinos del lugar.

El trabajo de campo se realizó en las localidades Kisikisini, Huancarcollo y Huañacota del Parque Nacional Sajama.

Palenque explicó, en su informe, que el seguimiento a los quirquinchos incluyó el establecimiento de transectos y conteo de huellas, pero el principal instrumento de trabajo fue la trampa Tomahawk, para la captura-marcado-recaptura del individuo atrapado. Con ese instrumento se capturó a un sólo ejemplar.

Los campesinos relataron a Palenque que suelen cazar poco a poco a los quirquinchos, acopiarlos y sacarlos a la venta en época de carnavales, para la elaboración de matracas y charangos.

La principal amenaza para la especie es la pérdida de su hábitat. El quirquincho se ha adaptado al frío adoptando una vida subterránea, su alimentación es omnívora compuesta por insectos e invertebrados, así como de raíces tiernas. Por eso es que a veces los agricultores los consideran plagas, dice Palenque.

Pero los arenales con presencia de th’olares y pajonales son también fuente de recursos naturales para algunos comerciantes. Toneladas de arena se sacan para hacer canchas de volibol de playa o colchones para los adoquines de la ciudad, los campesinos por su parte continúan ampliando la frontera agrícola y habitando arenales para cultivos de papa.

“La especie está en peligro. Culturalmente el quirquincho es importante para los comunarios, tanto en el folklore como en la medicina tradicional, lo que queremos es involucrar a la gente en la investigación de la especie. Porque si no conoces algo, cómo puedes proteger, a eso vamos”, dijo.

El siguiente paso de su investigación implica socializar sus resultados y elaborar un plan de monitoreo de la especie para que tanto los comunarios como los guardaparques de Sajama participen en este control de la población de quirquinchos.

Fuente: LA PATRIA
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