Miercoles 22 de abril de 2015
ver hoy
Jano es un personaje mítico de la Grecia legendaria, el dios fabuloso de las dos caras; símbolo de la doble conducta y del doble discurso; en sus manos se trasmutan con rapidez los extremos más opuestos. Son sus discípulos aquellos que dicen una cosa y hacen otra, entre ellos los caudillos populistas; esos que asisten con su propia muchedumbre a las llamadas “Cumbre de los Pueblos”, donde bajo consigna se rinde culto a la personalidad.
¡Y qué contraste! Mientras en otro lado del planeta no cesa la atroz confrontación mortal, nosotros, los de aquende el mar, como diría un animoso presentador, vivimos apurando la vida en otro sentido. Aunque también nos golpean otros males. Melpómene, la musa de la tragedia, todavía está ausente; la sangre ojalá nunca llegue al río. Esperamos que sólo de maduro caigan del árbol del poder los terroristas de la verba.
Hace unos días finalizó un evento de doble fondo en Panamá. Ya no se exhiben los letreros que decían VII Cumbre de las Américas. Pero tras de ella corren ahora ríos de tinta con diversas visiones. Había una fachada para ver y un trasfondo para entender, y unos sigilosos actores de doble libreto: el explícito y el escondido. Sin embargo, resaltaron dos personajes: el primer ciudadano de los EE.UU. y el dictador de la Cuba socialista. Dizque iniciaron una histórica reconciliación.
