El morbo se define como la atracción oculta por algo prohibido, desagradable o inmoral; también como la sensación placentera de satisfacción de los instintos primigenios sustituyéndolos por los más cultivados y gratificantes para el espíritu. Coloquialmente se puede expresar como la seducción que induce a una cosa que esencialmente es desagradable, prohibida hasta cruel o que contradice a la moral establecida como reglas que estructuran la conducta.
Se habita y se actúa en sociedades caracterizadas por el morbo incluso cuando el afán es encontrar justicia e información adecuada y bien presentada. El morbo está prevaleciendo por doquier; en la actuación de muchas instituciones, en la función de los medios de comunicación y en la curiosidad de mucha gente decantando precisamente en la morbosidad que puede habitar en esos espíritus como una aporía constante, con seguridad porque el morbo es un producto que se consume con asiduidad por ser el más rentable, ya que quien ejercita el morbo se dirige al estrato constitutivo interior mas débil de las personas, reflejado en la servidumbre humana pues deja al libre albedrio la elección del bien o el mal.
Las instancias judiciales que deben administrar justicia en forma imparcial y los organismos policiales que deben preservar el orden en la sociedad cuando crean situaciones que sobrepasan a aquellas loables para las que están impuestas, ingresan al exceso, a la vindicta y a la limitación de la dignidad, entonces, están desbocando al morbo, de manera alocada, sin control.
Apologizar el delito por exceso o repetición injustificada y matizar los hechos antisociales, crueles y desagradables con insistencia masoquista, como los infanticidios, feminicidios, violaciones y homicidios que se producen recurrentemente sin considerar la sensibilidad de la colectividad es adentrarse o dejarse arrastrar conscientemente al ámbito de la morbosidad.
No se puede dejar sin análisis las actitudes de la gente ante estos excesos: en privado se hace una dura, correcta y reprochable crítica con genuina sinceridad, en público se la hace con moderación por el temor a ser considerados poco liberales o restrictivos a la libertad de información. Esto es un ostensible error pues debe existir libertad para informar ampliamente pero sin ofender, denigrar, escandalizar a niños y jóvenes o destrozar a alguien. Justicia se entiende también a la acción de atenerse a su estricta función sin dar pábulo al morbo.
Es altamente pertinente reflexionar a las autoridades y a la sociedad sobre el peligroso deterioro de los valores humanos por la inclinación al morbo.
(*) Abogado Corporativo, postgrado en Arbitraje y
Conciliación, Derecho Aeronáutico, Presidente Sociedad de Escritores de Bolivia (Sodesbo)
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