Si hay algo que satisface es saber que la producción triguera se acrecienta en el país y que nos permitirá prescindir paulatinamente de las importaciones que realizamos de trigo y harina, tanto de Estados Unidos como de Argentina.
Debido a una serie de restricciones impuestas por el gobierno argentino en el último tiempo se ha dificultado la compra de trigo y harina en cantidades suficientes para cubrir el déficit del producto en el país.
El criterio del gobierno es independizar a Bolivia de la importación de esos productos, pero al mismo tiempo en labor conjunta con el sector triguero privado nacional acrecentar a corto plazo el autoabastecimiento de cereales de manera que fundamentalmente el trigo satisfaga un mayor porcentaje de nuestra demanda interna.
Los datos existentes sobre la materia consideran a Santa Cruz de la Sierra como la principal zona productora en el país, donde la siembra de trigo aumentó de 93.000 a 115.000 hectáreas, lo que significa un aumento del 24 %, lo que permitió que paralelamente crezca la producción en un 140 %, de 117.500 a 281.000 toneladas. Otra referencia revela que desde 2011 la zona oriental mejoró sus cosechas en una proporción del 300 por ciento, aún así todavía existe un déficit de abastecimiento de trigo y por supuesto de harina para cubrir la demanda boliviana.
En la Cámara Agropecuaria del Oriente, existe un compromiso de trabajar con mayor empeño en el proyecto triguero para que a partir de la presente gestión y hasta el 2020 se pueda cumplir metas previstas para fortalecer los proyectos de autoabastecimiento, se trata de un compromiso conjunto con el gobierno para hacer crecer la siembra y abrir nuevas áreas productivas en la zona tropical e inclusive en la región andina, donde también se desarrollan interesantes proyectos trigueros, aunque debe vencerse una barrera que tiene que ver con aspectos climáticos que hacen muy variable los cultivos, pero no imposible de adaptarlos a condiciones más exigentes.
Bolivia consume unas 600 mil toneladas por año y de esa cantidad se importó casi un 70 % y la Argentina nos vendió más de la mitad de ese requerimiento entre harina y trigo. El otro proveedor especialmente de harina es Estados Unidos, que también tiene limitaciones en sus cupos, pues algunas de sus ventas por ejemplo al Brasil, compiten con la Argentina.
En todo caso el objetivo nacional es independizar al país de la importación triguera y la única manera de llegar a esa meta, es aumentando la producción nacional de trigo bajo condiciones “agresivas” y ampliando su cultivo hacia otras zonas, especialmente la andina.
A propósito un reciente informe de personeros del programa nacional del trigo del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf) revelaron que se “testean” seis ensayos de cultivo triguero en la zona de Condoriri en pleno altiplano orureño, determinándose por los primeros resultados la factibilidad de ese proyecto triguero regional.
No es casual el hecho, una vez más nos permitimos recordar que hace años, en la entonces Corporación de Desarrollo de Oruro, especialistas chinos dejaron un proyecto en el que aseguraban la posibilidad de convertir la cuenca de Caracollo, en una vasta zona triguera en más de 30 kilómetros que se extienden desde esa población hasta las puertas de nuestra ciudad, en ambos lados de lo que ahora es la Doble Vía a La Paz. Vale la pena rescatar el proyecto y ponerlo en práctica para sumarnos al proyecto nacional.
Fuente: LA PATRIA
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