Considerando que uno de los derechos primarios de cualquier conglomerado humano en el mundo, es el derecho a la prevención, tratamiento y cuidado de la salud, siendo esta obligación de las autoridades estatales, departamentales y municipales, garantizar el servicio de salud en las mejores condiciones y con el más selecto personal profesional en medicina general, como en especialidades de las ciencias de la medicina, no podemos más que enfatizar nuestra impotencia ante el hecho de que, en pleno siglo XXI la ciudad de Oruro tiene que soportar la dejadez de sus autoridades con respecto a la infraestructura, equipamiento y dotación de ítems profesionales que garanticen el servicio de salud en el Hospital San Juan de Dios.
Este hospital que en sus inicios fue atendido por religiosas de la congregación de las “hermanas de la Caridad de Santa Ana” y que según su historia fue construida entre 1900 y 1903 donde destacó por sus servicios el Dr. Adolfo Mier, galeno de extraordinaria vocación de servicio, que junto a religiosas se dieron el lujo de trabajar en la mejor sala de cirugías de toda Bolivia, en aquella época ubicado coincidentemente en el Hospital San Juan de Dios de Oruro, donde se atendían a pacientes de diversas partes del departamento y del interior del país, sin discriminación ninguna en apoyo a los pobres y necesitados, razón por la cual recibió el apelativo de, “una casa abierta a la caridad”, palabras que resumen la razón social de esta institución que cuida la salud de los orureños desde hace muchísimo tiempo.
Hoy las instalaciones del Hospital General San Juan de Dios por su antigüedad presentan deterioro en sus paredes y pisos y que por el crecimiento demográfico de nuestra ciudad, ha sobrepasado su capacidad de atención en internación y áreas de consulta, sumado a esto la inexistencia de servicio en especialidades médicas con ítem propios del hospital.
No podemos negar que los profesionales que pasaron como Directores de esta institución, hicieron sus mayores esfuerzos por brindar la mejor de las comodidades tanto a los pacientes, servidores en salud y sus colegas galenos para el buen desempeño de sus funciones, pero que al verse solos y abandonados por nuestras autoridades, sólo atinaron a realizar pequeñas obras de ampliación y/o reducción de ambientes; pintando y tapando rajaduras como una forma de maquillar el mal estado de los ambientes, que año tras año se profundizaban más, mientras las autoridades priorizaban, todo, menos la salud de cientos de enfermos que dependen de este hospital.
Está claro que la poca visión de nuestras autoridades deja al descubierto una flagrante negligencia administrativa… “a los colegas profesionales en salud se les puede procesar en razón de justicia por negligencia médica, en este caso: ¿Quién procesa a nuestras autoridades por su incapacidad administrativa?
No podemos jugar con la vida de nuestra población, es necesario sentar precedente con esta clase de dejadez impune de nuestras autoridades, tomemos conciencia de nuestro protagonismo histórico que asumimos desde nuestra participación en la marcha por la salud orureña, que el pasado jueves reunió a cientos de voces en defensa de la salud de Oruro, llamo a la ciudadanía a realizar un seguimiento riguroso a las acciones de nuestras autoridades respecto a este tema y que si el caso requiere, sea el pueblo quien se encargue, no por derecho sino por la lucha, hacer realidad un Hospital San Juan de Dios con una infraestructura con visión de futuro, equipado para responder a necesidades de tratamiento e intervención médica con lo último de la tecnología médica y sobre todo con ítems propios, con profesionales en especialidades médicas específicas que satisfagan las necesidades de una ciudad en crecimiento.
Con respeto y cariño les digo: ¡Salud!... por la salud en Oruro. Y bebo este trago amargo, al mejor estilo abolengo.
(*) Lic. en Pedagogía
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