Adolfo Limachi, a sus 7 años vio en la calle su mejor opción ante la violencia
12 abr 2015
Fuente: LA PATRIA
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Con el rostro endurecido, por las experiencias vividas, pero con los ojos llenos de esperanza, Adolfo Santos Limachi, un joven de 20 años edad, cuenta que a sus 7 años, encontró en la calle una mejor opción, ante la violencia que sufría de parte de su madre en su hogar.
Adolfo, como muchos niños no gozaron del amor y protección de un padre, pues éste, al que conoció cuando ya era mayor, simplemente lo negó.
Asegura que no era un niño tranquilo, sino más bien que era inquieto, y por ello su madre lo golpeaba, pues no le tenía paciencia, y un día decidió escaparse pues ya no podía tolerar el maltrato, pero su madre nunca lo buscó.
A sus siete años, indefenso y solo, llegó a vivir con personas mucho mayor que él, y que eran alcohólicos, sin embargo, fueron los que lo acogieron, pero poco a poco fueron abandonando al niño, pues fallecieron.
Es así que Adolfo decide acercarse al centro de la ciudad, donde se dedicó a vender algunas cosas, y así conoció a muchos niños que hacen lo mismo, vender caramelos, otros se dedican a lustrar calzados, lavar automóviles, limpiar parabrisas, y muchos de ellos se quedan en las calles hasta las 03:00 o 04:00 horas de la madrugada vendiendo, poniendo en riesgo sus vidas.
“En el tiempo que estaba en la calle, lo que necesitaba (comida y ropa) lo conseguía como podía, algunas veces robaba, como no tenía mucho apoyo, a veces alzaba cosas, y otras ayudaba a lavar autos, entonces de eso me vestía, aunque muchas veces caminaba sucio”, manifestó.
Entre las peores cosas que ha vivido desde su infancia, asegura que es el maltrato policial, maltrato que le dan por estar en las calles, por estar junto a los alcohólicos, drogadictos, por estar con sus amigos, aunque a veces también por hacer escándalo en vía pública.
En algunas oportunidades junto a otros niños, fue llevado a un hogar, donde también recibió maltrato por parte de los educadores, entre ellos uno, al que seguramente nunca olvidará, porque fue quien estrelló su cabeza contra la pared, motivo por el que decidió huir del albergue y tratar que no volver nunca más.
“He preferido la calle, porque tenía amigos con los que si me entendía, con los que me sentía bien, la calle es diferente, todos piensan que somos delincuentes, pero no es así, nos ayudamos, nos apoyamos, compartimos una cama, un lugar y una comida”, manifestó.
De manera singular, Adolfo, a diferencia de sus similares, encontró en la música una forma de expresarse, y es a través del rap que quiere llegar a la población y sensibilizarla para que vea en las personas que viven en la calle a seres humanos que no tuvieron otra opción, y que las circunstancias los pusieron donde están.
“La gente que se va a la calle tiene diversos problemas: abandono, maltrato, discusiones, violación, todas esas cosas provoca que se vayan a la calle, en Oruro no he visto niñas, pero en otros departamentos sí hay niñas, aquí veo a niños de 7, 8, 9 años en las calles”, señaló el ahora joven en situación de calle.
Como todos los seres que viven al día, de lo que comen y el espacio donde duermen hoy, los niños que están en esta situación, son inmediatistas, es decir quieren ver resultados de lo que hace enseguida, no son personas que proyecten un futuro, por lo que su principal necesidad es conseguir el sustento del día, y es la ayuda que precisan.
En Oruro ya el invierno se siente, y al darle la mano a Adolfo se notó que la tenía muy fría, y es que su vestimenta no consta más que de una polera por dentro, encima una camisa algo gruesa, a cuadros, un pantalón más bien delgado, un una gorra.
El invierno para Adolfo, es para preocuparse, en conseguir cartones y bolsas, “porque sino te consume, a veces estamos resfriados, pero no nos alcanza el dinero, para pagar un hospital donde no nos atienden bien, por eso digo, gracias a Dios estoy vivo, él sabe el día y el momento en que me tengo que ir”, reflexiona el joven de ojos claros, tez morena y delgado de constitución.
Actualmente duermo en una caseta que CIES me ha dado, -comenta- a veces pero a veces voy con mis amigos, porque no puedo olvidarles pese a que no me eché a perder, he vivido dese chango con ellos tengo 20 años, y más bien estoy en la lucha, que nos den una oportunidad, que la comunidad sepa qué tipo de gente somos y qué tipo de gente está en las calles.
Explicó que hay dos tipos de gente que está en las calles, chicos que viven en la calle, muchos alcohólicos, drogodependientes, pero hay otros que también están en la calle, bien vestidos y que se ocupan de atracar, asaltar, que son delincuentes porque roban porque quieren, y no porque necesitan.
“Si nosotros cometemos algún delito lo hacemos para sobrevivir, la necesidad nos obliga pero no hacemos daño, no atacamos a las personas”, aclaró nuestro entrevistado.
Luego de 13 años de haber vivido toda clase de experiencias, asegura que tiene la intención de estudiar con la esperanza de seguir adelante y la ilusión de tener algún día una familia, una esposa que lo entienda y unos hijos a los que afirma criarían con mucho cariño.
Pero sobre todo, su mayor ilusión es continuar con la música, pues con la ayuda del productor Emilio Achocalla logró grabar un disco, y pronto espera producir un videoclip.
“Lo que quiero es llegar a contar con mi música la realidad que vivimos, y ayudar a muchos chicos de la calle, y pedir por ellos, con la experiencia que tengo, saber qué es vivir en la calle, dormir, pedirse (alimentos), porqué robar, qué es el maltrato de la policía, y sobre vivir, creo que puedo apoyar mucho, claro con la ayuda de algunas instituciones”, indicó.
Adolfo, es el vivo ejemplo de muchos niños que tuvieron que buscar opciones ante el abandono de su padre, la falta de paciencia de su madre y la violencia de su hogar, que la cambió por otra, tal vez, menos dolorosa emocionalmente, pues los que le golpeaban en la calle no eran su familia, sino extraños con los que debía convivir, personas ajenas a un sentimiento de cariño.
Las personas en situación de calle, hoy se están visibilizando a través de una ley departamental que fue aprobada por la Asamblea Legislativa Departamental y que tiene el propósito de prevenir que más personas caigan en esa situación y tengan que vivir ni derecho alguno, pues no acceden a la salud, menos a la educación, y peor aún al reconocimiento de la sociedad como seres de derecho.
Se debe repensar, si es que hay políticas que prevengan que los niños vayan a dar a las calles, si existen políticas que rescaten a estas personas y las inserten en la sociedad, y si no las hay, trabajar en ellas.
Fuente: LA PATRIA
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