Los valores en familia-escuela; ¿hacia una convivencia para vivir bien?
12 abr 2015
“Observad a un hombre cuando ejecuta sus más comunes acciones; esas son ciertamente, las que os revelarán el verdadero carácter de un gran hombre” Swami Prabhupadda
• Juan Carlos Díaz Camargo - Docente PROFOCOM
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Una hermosa vivienda con parqueo propio, en su interior variados lujos que reflejan vida acondicionada y sofisticada. En el ambiente del ostentoso comedor decorado, discuten los miembros de familia; debido a la continua ausencia de los padres por optimizar su comercio, se esgrimen las cuestionantes por parte de sus hijos (as) hacia ellos, la madre llorando en el sofá, una de las empleadas atenta a la explosiva reaccionaria que protege y consuela. Al fondo, unos abuelos ancianos que enfermos y solos se muestran anhelantes de compañía.
La presente reflexión gira sobre aquellos aspectos que marcan la relación entre familia y formación intrafamiliar. Esto permite reflexionar que dentro de nuestra realidad hay familias, que demuestran comportamiento amoroso desde el ingreso a casa, y otras que necesitan reflexionar y accionar formativo.
¿Porqué muchas familias pese a su baja instrucción y sus escasas condiciones materiales afrontan circunstancias adversas con actitud segura? Sin duda alguna, es por sus valores consolidados, propios y óptimos en sus relaciones interpersonales de cada día: convicciones profundas de respeto, mayores oportunidades de interacción entre sus miembros, dan como resultado menor preocupación y estrés.
La familia es la institución más permanente de todas las culturas. En la actualidad se perciben muchos cambios en el ámbito familiar, los conflictos que podrían estar atravesando llegarían a ser peligrosos para nuestra sociedad.
La carencia de formación en valores intrafamiliares e interpersonales, tiene efectos como el aumento de divorcios, progresivo incremento de niños(as) nacidos extra matrimonialmente, disminución de autoridad de los padres respecto a sus hijos, vejez desprotegida, feminicidio, naturaleza diezmada, etc. Cada uno de estos factores tiene un efecto multiplicador en sus consecuencias y afecta peligrosamente tanto a la sociedad humana, como al entorno ambiental.
En la facilidad de un vivir mejor, hay núcleos familiares que a pesar de sus mejores niveles de formación y educación, están afectados por influencias sociales negativas propias de una sociedad y educación occidental que promueve la cultura materialista: consumismo, machismo, individualismo, hedonismo, sexismo, pragmatismo,… El proceso materialista junto a la civilización progresista ha impuesto a la familia por medio de la tecnologías, una sola manera de comprender el mundo, por ende una forma de conocimiento donde predomina la lógica de una racionalidad secante, basada en la búsqueda de control y dominio sobre la vida y la naturaleza.
En el exclusivismo de un vivir mejor a partir de una vida sofisticada, se debilita casi siempre la estructura del hogar, hallándose en muchos casos problemas reales que afectan la estabilidad como: carencia de ideales claros, dificultades de convivencia y tolerancia, falta de sentido de vida, o directamente desintegración en el hogar y en sus miembros, por lo que debido a ese detrimento hoy subyacen diversas afecciones.
Es muy necesario que tanto gobernantes, como padres de familia y educadores en general, tomen conciencia de la delicada responsabilidad sobre el destino de los niños, adolescentes y jóvenes practicando ellos mismos una forma de vida dinámica y ejemplar.
Todos los pueblos y culturas de la humanidad han producido conocimientos y saberes necesarios y pertinentes para desarrollar y desplegar su propio sentido de vida. Esto también implica que desde ellas se genera su propia manera de concebir el mundo.
En el paradigma del vivir bien, que se perfilan en los planteamientos de nuestra educación, la cohesión familia-escuela desarrolla valores, conocimientos, habilidades, capacidades que desembocan en la revalorización de saberes ancestrales. Puesto que para nadie resulta extraño que nuestros antepasados y abuelos tenían principios de vida, lo cual proporcionaba por una parte bienestar en unidad familiar, búsqueda de bien común, en base al valor de veracidad, honradez, responsabilidad y por otra equilibrio, armonía con la naturaleza y el cosmos con base en la reciprocidad y complementariedad.
La familia desde los preceptos del Modelo Educativo es el núcleo comunitario donde se generan los valores sociocomunitarios propios y genuinos. La formación de valores se encuentra en el potenciamiento interior del individuo, para luego ser desplegado con una educación adecuada.
Por lo tanto, formar a los hijos e hijas, no significa solamente proporcionarles los mejores tutoriales, internet, cable,… en estimulación a sus capacidades intelectuales correspondientes a la dimensión del ser y saber. Son importantes a su vez, vivenciar una relación más estrecha e interpersonal a partir de la promoción de los valores respeto, obediencia, nobleza, responsabilidad valorándose a sí mismos, a su familia y la realidad.
¿Cómo apoyar una formación corresponsable en la familia-escuela?
En procura de sugerir determinados hábitos estándar que contribuirán a la formación de niños y adolescentes, sería importante no responsabilizar a la familia o la escuela el éxito de estas sugerencias; puesto que ambas están llamadas al acompañamiento, la internalización por medio de la vivencia. Será importante para aquello promover la colaboración de todos en nuestra comunidad.
Ser: Hablar siempre con la verdad evitando mentiras. Orar en familia para que permanezca unida. Cuidar el temperamento en público, la humildad la tolerancia vencen a la furia y la frustración. Ayudar a personas con algún tipo de discapacidad o dificultad o aquellas que tengan problemas en familia y fuera de ella. Servir la cantidad necesaria de alimentos para no desperdiciarlos. Ahorrar agua y energía eléctrica desenchufando todo artefacto y aprovechando luz natural y colores claros en habitaciones. Cuidar ambiente aplicando la formula (5R) reciclar, reutilizar, reducir regalar, reponer. Felicitar a tus amigos, compañeros, hermanos engrandeciendo sus cualidades humanas. Reconocer las faltas personales y pedir disculpas.
Saber: Estudiar leyendo cada día literatura apropiada. Informarnos y/o navegar por medio de los medios tecnológicos haciendo uso de a conciencia crítica y observando lo apropiado. Saludar con un gesto amable y sonrisa, escuchando con atención a los que te hablan. Pedir por favor y dar gracias. Utilizar ropa limpia y adecuada a cada estación. Lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño. Evitar caprichos y exigencias frente a algo que no se puede proporcionar. Pedir permiso para ingresar a algún lugar. Comunicar mirando de frente al receptor.
Hacer: Concentrarse en las clases o estudios colocando la mesa solo material necesario. Disponer el tiempo para dialogar en familia. Colaborar en el servicio a la familia en tareas de hogar con agrado y responsabilidad. Pedir permiso para salir y regresar a la hora acordada. Abandonar el lugar si hay peligro o actividades ilícitas procurando llamar a autoridades. Acostarse y levantarse temprano y tomar desayuno cada día sirviéndose variedad de alimentos. Limpiar y ordenar lo que se utilizó dejando más limpio y ordenado de lo que estaba. Cuidar y devolver las cosas prestadas, agradeciendo.
Decidir: Hacer partícipes en juegos, jornadas y/o actividades a tus amigos, compañeros, vecinos, hermanos. Ser responsable, organizado y ordenado en tu casa y cuando viajas o estás en grupo utilizando adecuadamente dinero. Respetar el turno en la filas considerando el orden. Guardar silencio durante las visitas a hospitales, templos, bibliotecas e Internet. Ceder el asiento a personas mayores o enfermas. Cruzar las calles mirando y respetando las señales de tránsito y esperar que las personas bajen del micro o trufi para movilizarte. No atropellar o empujar a las personas al caminar o correr. Nunca hablar mal de ninguna persona o escribir utilizando palabras inadecuadas.
Enseñar es una tarea que dignifica a la persona, tomando ventaja en los años de experiencia es necesario promover aprendizajes para resolver problemas, analizar la realidad críticamente, aprender a pensar, aprender a hacer, aprender a ser, aprender a convivir y por último aprender a descubrir el conocimiento de una manera sociocomunitaria, interesante y motivadora.
Estas breves pautas, no están para solucionar las problemáticas mencionadas pero sí dan lugar a la relación intrapersonal e interpersonal que está al alcance de la práctica en cualquier miembro de familia. Lo que a su vez se espera que dé paso al lenguaje de la conciencia humanista, a partir de experiencias dialógicas donde se irá creando ambiente de complementariedad y reciprocidad.
En el ambiente familiar los grandes logros personales de los hijos, están en función a la suma de vivencias, actividades, estrategias, hábitos,... que se fueron forjando día a día los cuales se atendieron gradual y oportunamente. En la escuela, el rol central de profesores como de padres de familia, es de actuar como intermediarios entre esas experiencias o espacios, que permitan internalizar en niños y adolescentes las diferentes aplicaciones de los valores con un sentido agradable en su vida.
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