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Domingo 12 de abril de 2015

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Revista Dominical

McDonald’s regresa a Bolivia: ¡¡¡se va la segundita!!!

12 abr 2015

Juan Marcelo Mercado Ponce - Coordinador de la Comunidad Científica Antropológica - UTO

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En las pasadas semanas se anunció por diferentes medios de comunicación que McDonald’s, la gigantesca transnacional de comida rápida o fast food (en inglés), volvería a instalarse en Bolivia, desde este mes de abril, aterrizando en Santa Cruz de la Sierra para posteriormente expandirse a otras ciudades. Es un hecho noticioso que no deja de llamar la atención, pues la cadena de comida rápida con más de 33.000 restaurantes en 119 países, retorna al país, tras su polémica salida el año 2002, después de una estancia no muy cómoda ante la indiferencia del público.

Sobre la retirada de los arcos dorados de Bolivia, se tejieron varias hipótesis y conjeturas (incluso se produjo un documental titulado ¿Por qué McDonald’s quebró en Bolivia?), las cuales en grados distintos guardan fundamento y verdad en sus aseveraciones. De estos supuestos de la quiebra del payasito hamburguesero, creo que destacan más, por un lado el tema económico (los elevados costos de los productos eran excluyentes para varios grupos sociales) y por otro (la preferida del suscrito) el rechazo cultural hacia la comida rápida por parte de una sociedad orgullosa de su identidad indígena.

En el tiempo de su permanencia, McDonald’s dándose licencias en sus propias políticas, trató de adecuarse al gusto local, incorporando llajwa y palta a la guarnición de sus salsas, acompañando el ambiente de música folklórica e incluso hubo el intento de ofrecer las McSalteñas (según revelan distintas fuentes), pero como se sabe todos sus intentos fueron fallidos.

Pese a todas estas referencias un poco oscuras y negativas, empresarios cruceños apuestan nuevamente al emplazamiento de McDonald’s, pues seguramente realizaron un estudio de mercado y tienen la percepción acertada, que: 1) las condiciones económicas en el país han cambiado desde el 2002, y 2) aspectos culturales de la alimentación en nuestra sociedad se han modificado radicalmente.

El Estado Boliviano en la última década se ha rediseñado estructuralmente para alcanzar el mentado “Socialismo del Siglo XXI”, empero todavía contamos con indicadores de una coyuntura capitalista, con síntomas que se manifiestan en variados ámbitos, como en la forma, contenido y procedimientos de nuestra alimentación: “…Tengo en mi mente la predicción que realizó Edward Bellamy en su influyente novela utópica Looking Backward: que uno de los grandes logros del socialismo consistiría en poner fin al estilo de comer capitalista…” (Harris, 1999:153).

Las sociedades capitalistas y el sistema estructural que las rige, determinan los tipos, formas, hábitos y horarios de alimentación. En este nuevo marco socioeconómico, la comida rápida se acomoda perfectamente a las condiciones y exigencias del sistema, resultado de ese éxito alcanzado, los centros de comida rápida (fast food) se han expandido a nivel mundial, convirtiéndose en empresas multinacionales.

Pero concentrémonos en los tipos y formas de alimentación de estas sociedades.

TIPOS

Las masas trabajadoras de clase media-baja, consumen comida rápida como hamburguesas, pollo frito, pizza, hot dogs y otros de similar género, esto ocurre porque los tiempos de descanso para almorzar son cortos, suficiente para servirse un refrigerio, por lo general no existe el suficiente tiempo para invertirlo en la preparación de los alimentos, o por el contrario el tiempo de ocio se destina al esparcimiento personal o familiar, es recurrente la comida chatarra tanto en el hogar como fuera de este.

FORMAS

Las formas de alimentación son totalmente impersonales, el tiempo del almuerzo se da con mayor frecuencia en ámbitos laborales, privando a la familia de reunirse, los padres se alimentan en lugares de comida rápida y frecuentemente solos, los hijos librados a su propia suerte. En las noches vuelven a reunirse, pero como toda la familia estuvo durante todo el día realizando diferentes actividades, nadie se ocupó de la cena, entonces se apela nuevamente a la comida rápida.

Si hacemos un espacio para el análisis comparativo con nuestra realidad, rápidamente podemos afirmar que las principales urbes nacionales, están alcanzando ese nivel de trabajo, dinámica y movilidad que presentan las grandes metrópolis, consiguientemente han entrado a la lógica del consumo de comida chatarra (sobre todo es alarmante el consumo de pollo frito y hamburguesas). En los horarios de alimentación (tarde-noche) se apercibe grandes contingentes de personas y familias que concurren a centros de comida rápida, incluso últimamente se ha puesto muy de moda que incluyan los servicios de desayuno.

Con todos estos antecedentes, estamos en las condiciones de concluir, que desde el año 2002 al 2015, muchas cosas han pasado y han cambiado, entre ellos los hábitos, formas y preferencias alimenticias, por tanto el emporio alimenticio de McDonald’s, retorna a un fértil y nuevo terreno para sembrar, cosechar y además echar raíces, hipótesis que como todas se comprobará solamente en el tiempo, y por ahora no queda otra cosa que exclamar, como es de rigor en el baile de la cueca ¡¡¡y se va la segundita!!!

BIBLIOGRAFÍA

MARVIN, Harris (1999), Bueno para Comer. Enigmas de alimentación y cultura. Alianza Editorial, Madrid-España.

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