Los trabajos de “mejoramiento” que realizan en importantes calles y avenidas de la ciudad se constituyen en clara muestra de la desidiosa improvisación que aplican las empresas contratistas y la actitud cómplice e irresponsable de la supervisión y de las autoridades, porque cierran las arterias y no existen las vías alternas para la circulación de automotores, menos señalización.
Las obras mal iniciadas a la larga son proyectos pesimamente ejecutados y sobran los ejemplos en nuestra capital, donde los trabajos se realizan “por cumplir” con pésimo rendimiento y poca duración, como ocurrió con la Avenida “24 de Junio” y el tan mentado distribuidor vehicular Tagarete, que en síntesis resultan ser obras en franco deterioro.
La falta de adecuada supervisión es un mal endémico en la Gobernación, antes Prefectura del Departamento, y también en el Municipio porque se cancelan importantes montos de dinero para garantizar que los trabajos se cumplan de acuerdo a contrato y siguiendo las normas establecidas, que por un principio universal, prevé que para cerrar una vía de circulación, antes de iniciar las obras deberían estar habilitadas las rutas alternas, lo que nunca ocurre. En Oruro llegamos al colmo que se pagó incluso la supervisión por la construcción de un distribuidor vehicular en la zona Sur, en inmediaciones de las avenidas Dehene y Circunvalación, pero la obra nunca se ejecutó, habiéndose realizado de igual forma el desembolso del costo total del proyecto.
A todo eso se suma la ausencia de control por parte de los responsables de las instituciones del Gobierno Departamental y municipales que por lo general asisten con sus autoridades ejecutivas sólo al acto de inauguración de los trabajos y la entrega –si se concluye la obra- que por la etapa preelectoral estuvo de moda y con marcada insistencia por parte de los candidatos que sin sonrojarse presentaron trabajos a medias como el parqueo vehicular de las calles Ayacucho y La Plata, el Aeropuerto Internacional “Juan Mendoza” y su ruta de acceso principal, al extremo que olvidaron construir el sistema de drenaje y alcantarillado, donde tampoco concluyeron el asfaltado que dificulta la circulación vehicular.
La acción irresponsable de las empresas y de las autoridades que adjudican los trabajos debe ser sancionada, porque no se puede causar perjuicios a la población si se pregona que se quiere “hacer obras”, para tapar o encubrir los proyectos mal ejecutados que en vez de hacer frente a las demandas que derivan del acelerado crecimiento urbano, al contrario son frenos provocando el estancamiento y postergación de la capital.
Eso se advierte con la mala construcción y “renovación” de aceras en el casco viejo de la ciudad y el asfaltado de vías, donde los trabajos quedaron inconclusos y ya se advierte deterioro por no haberse ejecutado según la norma y previo cumplimiento de todos los cambios de tuberías matrices de distribución de agua potable, alcantarillado e incluso la instalación de la red de gas domiciliario.
Volviendo a lo que ocurre en inmediaciones del puente Tagarete, el problema con el distribuir vehicular (con sólo tres accesos) ahora con obstrucción total de la vía principal requiere una acción inmediata de las autoridades que contrataron los trabajos de la denominada “doble vía”, porque no se puede dejar librados a su suerte a los conductores y perjudicar a una población numerosa que desde la zona de Vinto y las urbanizaciones aledañas que existen tienen que llegar al centro de la capital para concurrir a su fuente laboral, los estudiantes a pasar clases y los comerciantes que ven también obstaculizado su trabajo porque los conductores circulan obligados con sus automotores por el mercado de abasto, generando caos y desorden total en una importante zona considerada industrial y comercial.
El perjuicio es mayúsculo porque no se puede circular por la vía, existiendo un cuello de botella en el acceso por el puente Tagarete, tanto para los vehículos de subida y bajada, puesto que el tráfico vehicular es intenso, por ser esta ruta la que vincula a Oruro con Vinto, Vichuloma, Huanuni y el Norte de Potosí, Machacamarca, Pazña, Poopó, Challapata, Huari y Potosí, llegando al sur del país y en todos los tramos viceversa.
La habilitación de vías alternas tiene que ejecutarse con prontitud, para no perjudicar las actividades comerciales, empresariales, industriales, educativas, laborales y hasta de servicios que ofertan los propietarios de equipos y maquinaria pesada, así como camiones, volquetas, camionetas y otros medios de transporte apostados en la zona del puente Tagarete.
Ojalá las autoridades responsables de dar solución a este problema que genera más perjuicios que beneficios, otorguen una pronta atención y, a la brevedad posible se pueda contar con las vías alternas de circulación en la ruta a Vinto para generar una normal circulación por el puente Tagarete, además con adecuada señalización que debe incluir sistemas con iluminación. No realizar estos trabajos previos que deberían hacer con la “instalación de faenas” supone negligencia, incumplimiento y se debe sancionar a todos los responsables de generar tamaño perjuicio, como única forma de evitar la improvisación y la mala ejecución de proyectos urbanos.
(*) Periodista
lapalabraencarnada@bolivia.com
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