Era cerca de la media noche del Miércoles Santo recientemente pasado, saliendo de la Catedral, al cruzar la plazuela Castro y Padilla de Oruro, me conmovió profundamente un hombre joven que me dijo tener 29 años. No me pidió dinero, más, reconoció en mi persona, tal vez alguien en quien descargar su aflicción, o quizás encontrar una mano ayudante para salir de sus adicciones, o paliar en algo su dura vida de consumidor de cocaína y alcohol. Me dijo que había pasado por varios lugares de rehabilitación confesionales, y de toda índole, “y, no puedo salir”. Quedé comprometido con él a no olvidarlo en la plegaria diaria que los Pioneros de Abstinencia Total ofrecemos al Corazón de Cristo por la conversión de los adictos. En estos casos lo único que cabe esperar es un milagro.
Hay gritos espantosos en nuestra sociedad, ya que podemos advertir objetivamente que el alcoholismo y la drogadicción avanzan imperiosamente en Bolivia, y, lo que es peor, que la plaga se inicia ya en los adolescentes a los que se les facilita el consumo del alcohol.
Y muchas veces las fábricas del consumo y abuso de drogas son las mismas familias. Hace poco también, otro joven me hablaba de su consumo de mariguana que la verifica con su propio padre. Testimonios estremecedores como esos podemos encontrarlos por doquier. Hoy por hoy, el número de personas con problemas de adicciones al alcohol y otras sustancias va en aumento. Como sabemos año que pasa su número se multiplica y con eso, los problemas inherentes al excesivo beber también, porque cuanto mayor es un mal, más fácilmente se le suman otros.
Hoy, las adicciones al alcohol y las drogas alcanzan globalmente cifras estratosféricas. Hagamos de nuevo un repaso: el abuso del alcohol y sustancias está asociado a la disgregación de las familias, violencia en el hogar, abusos sexuales, ausentismo laboral, corrupción. La violencia causada por las drogas ha acabado con muchas vidas, por suicidios, homicidios y carnicería en las carreteras. Gastos excesivos, casi siempre sobre las posibilidades de la persona. El mundo de la nocturnidad, las discotecas, bares y drogas tiene un alto costo monetario.
Cuando un adolescente entra en la espiral del alcoholismo o las drogas psicotrópicas, su familia sufre los efectos en forma dramática, ya que hay una degradación gradual en la proporción del abuso, indiferencia a las propias responsabilidades, pérdida de la personalidad social al ser considerado y tratado como ser abyecto, posibilidad de enganchar esta misma degradación a otros, soledad en que se deja el borracho, ya por su conducta imprevisible, como por el peligro de que arrastre al vicio a quienes con ellos tengan trato.
El Alcalde Municipal, Juan José Ramírez, y el Concejo Municipal de Oruro en actual ejercicio merecen un reconocimiento público por haber decretado y ejecutado la Ley Municipal que “tiene por objeto declarar Ley Seca en el municipio de Oruro por 72 horas, a partir de las cero horas del jueves santo hasta las 24 horas del sábado santo del mes de abril de todos los años, con motivo de honrar los días de Semana Santa y garantizar el ejercicio y la libertad de culto y fe cristiana”.
Es importante esta acción municipal cumplida durante el Triduo Pascual, porque parece que vivimos en una cultura resuelta a promover el alcoholismo y la drogadicción en vez de combatir el abuso del alcohol y el consumo ilegal de sustancias. Felicidades y gracias, señor Alcalde y amigos concejales, Dios se los pague. Obras son amores y no buenas razones.
A propósito de esta honrosa acción municipal de Oruro, he leído en algún diario de otra ciudad, un artículo en su página de opiniones de un señor que se escandaliza calificando de inquisitorial la Ley Municipal de Oruro que decretó prohibición de venta y consumo de bebidas embriagantes durante los días santos señalados. Tal vez el opinante, se olvidó, de que “los seguidores de esta religión del mundo” como se refiere a la Religión Verdadera, son mayoría en Bolivia, a pesar de ser este país actualmente un estado no confesional.
Grupos de presión –lobies- en países de la región sudamericana están exigiendo la “despenalización de las drogas blandas”, es decir, buscan legalizar la idea fatal de patrocinar a los dependientes de las drogas, mismas que juntamente con los tranquilizantes o somníferos jamás detendrán la propagación de las llamadas “drogas duras”, como el éxtasis, la heroína y otras. Los interesados en estas legislaciones contrarias a la moral y salud públicas quieren combatir el incendio con una pequeña fogata alterna.
Hay que hacer recuerdo de los males del alcoholismo y sustancias para crear un ambiente de rechazo, y para que su abuso, propio del sub mundo, o mejor de una subcultura no se implante en la sociedad entera.
(*) Director Nacional Pioneros de Abstinencia Total
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