Aunque en algunos casos puede pasar desapercibida la presencia de productos chinos, especialmente en comercios con productos seleccionados, en la mayoría de negocios y en una inmensa gama de productos, desde los más simples hasta los más sofisticados, el comprador se encuentra con el sello “Made in China”.
Se trata de un movimiento increíble que se produce en el comercio nacional, en todas las ciudades, en algunas como la nuestra con fuerte incidencia sobre otros artículos y en exposición en gran cantidad de puestos de venta en ferias, bazares, galerías, ferreterías y en realidad allí donde menos se imagina, pero donde no falta algún producto asiático.
Ya se ha hecho costumbre en la gente, que para la compra por ejemplo de electrodomésticos, equipos de sonido, televisores y computadoras, línea blanca, vajilla o bisutería, así como una amplia línea de productos de ferretería sean necesariamente de procedencia china, importados legalmente en una mayoría, aunque se ha detectado que cierta mercadería como textiles, ropa deportiva, zapatos y otros, también china, ingresan de contrabando, sumando este hecho a la ropa usada y generando una abierta y desleal competencia a la producción nacional.
El negocio sube en su nivel financiero cuando inclusive, por lo que se comenta, la gente dirige su mirada a los vehículos cero kilómetros de industria china, más baratos y con ciertas ventajas técnicas. Es decir que prácticamente toda la línea comercial está copada en sus diferentes especialidades y usos.
El asunto pasa a otra escala increíble cuando para “buscar una mejor opción” se acude a la compra de artículos extranjeros, supuestamente fabricados en países vecinos o de elaboración norteamericana…sorpresa, esa mercadería llegada de otras latitudes también es parte de la invasión industrial de la China u otros países asiáticos.
Si se quiere algo diferente hay que buscar bastante, posiblemente cueste más pero con seguridad que también durará más. El problema de la gigante producción china, es justamente su calidad y duración, aspectos que sin embargo son ignorados – deliberadamente – a la hora de disponer los recursos monetarios para concretar las compras.
Un hecho comprobado y altamente dañino a la industria y comercio nacional, especialmente la producción de las micro y pequeñas empresas, es que la mercadería china entra por la vía del contrabando y satura nuestros mercados dejando pocas opciones para nuestra incipiente producción, ese contrabando se origina en puertos chilenos, hasta donde llega de manera legal, pero de donde se distribuye entre un enorme mercado ilegal e informal que adquiere toneladas de productos chinos que se venden en la mayoría de los mercados nacionales.
Nadie pone freno a esa situación y aunque la Aduana se jacte de realizar buenas recaudaciones gracias a un control del contrabando, gigantes camiones transitan por rutas alternas, burlando el control de Aduana y llegando hasta depósitos en la misma ciudad donde alguna vez se producen batidas y allanamientos para capturar enormes partidas de contrabando con una mayoría de productos chinos.
Made in China, es el sello que abarrota el comercio del país y de otros muchos, ocasionando problemas muy serios de abierta y despiadada competencia en función de precios, más no en calidad de ciertos productos como textiles, cueros y otros que duran por lo que valen. No sólo es competencia de precios, la otra parte negativa, es que se trata de un comercio que evade impuestos y que al final le cuesta más a nuestra gente.
Fuente: LA PATRIA
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