Se han cumplido los pasos de la convocatoria para elegir democráticamente a las autoridades subnacionales que ocuparán cargos en gobernaciones y asambleas departamentales, en alcaldías y concejos municipales, un buen número de ciudadanos que con respaldo del voto ciudadano tendrán que entregar tiempo, capacidad y voluntad para servir eficientemente a su colectividad.
Delicada misión por supuesto para quienes decidieron asumir alguno de los cargos abiertos a la intención de servicio colectivo. Aquí como se aclaró en los niveles de dirigencia política, no ha existido presiones para que alguna gente tenga que convertirse en candidato, no importa la escala o el nivel de la responsabilidad que asuma, todas las instancias son de servicio y cada postulante sabe…en qué medio deberá trabajar.
Democráticamente todas las opciones son válidas para que ciudadanos, hombres y mujeres quieran contribuir con su participación activa en la conducción de los “poderes regionales”, claro está cumpliendo las reglas de juego y las disposiciones emergentes dictadas por un Tribunal Supremo Electoral, organismo controvertido y cuestionado, pero que mal o bien dicta las reglas de juego para electores y elegidos.
Para este proceso que tendrá efecto práctico este domingo 29 de marzo, ha transcurrido un tiempo relativamente corto para que los candidatos puedan “socializar” sus programas políticos, sus ofertas de servicio pero sobre todo las posibilidades del cumplimiento de metas, porque resulta muy sencillo hablar de grandes proyectos cuando no existen las condiciones reales de financiamiento en una comuna que debe priorizar obras de beneficio social o en una gobernación que debe disponer sus recursos con sentido apropiado a las necesidades de una mayoría ciudadana y no simplemente de interés sectorial.
Los electores si han captado la importancia de los mensajes políticos o han tenido la oportunidad de leer impresos de variado diseño, posiblemente no se han dado a la tarea de hacer comparaciones, más si en algunos predomina la decisión partidaria y no el criterio de elegir pensando en lo que es posible hacer y no en ofertas meramente ilusorias.
Hay varias opciones para votar y elegir en democracia, sobre todo debe primar el criterio sereno del elector, en función a una selección de candidatos que estén más próximos a la efectividad programática que a la elucubración de planes fantasiosos alejados de nuestra realidad. Lo demás por supuesto corresponde al acostumbrado maquillaje de la ciudad en su parte central, cuando en los barrios periurbanos el drama de vivir es una realidad latente que lastima a miles de electores.
La obligación de elegir es una altísima responsabilidad, pues no se trata simplemente de marcar casillas o colores por afinidades sectarias, lo importante es contribuir a la elección de los mejores ciudadanos, mujeres o varones que sepan realmente de las necesidades de su distrito y de las posibilidades efectivas de atender las demandas colectivas con seriedad y responsabilidad.
La sabia democracia tiene opciones muy claras para que el ciudadano elector no tenga dudas a tiempo de asistir a los recintos electorales y definir la selección de las autoridades sub nacionales. El voto puede ser lineal, también cruzado e inclusive blanco si ninguna opción convence al elector. Lo importante es participar del proceso con idoneidad, con seriedad y absoluta convicción de buscar los mejores candidatos, aquellos que en el ejercicio de sus futuras labores atiendan las necesidades de nuestra gran población.
Fuente: LA PATRIA
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