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Domingo 29 de marzo de 2015

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Revista Dominical

CONTRAPUNTO

LA PATRIA y el tema marítimo...

29 mar 2015

Juan Manuel Fajardo - Abogado, Ensayista, Crítico de Cine

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Hacer reportajes en general consiste en saber esperar hasta que alguien esté dispuesto a decirnos exactamente lo que deseamos averiguar; alguien escribió que “ocasionalmente se encuentra una primicia que conmueve al mundo, una primicia en una carrera es notable, dos son algo fantástico, y tres son una prueba indiscutible de la inmensa caridad de los dioses”; sin pretender encontrar una primicia, el presente es un reportaje a la historia, una mirada a la labor desplegada en el pasado siglo por el periódico LA PATRIA en los primeros años de su fundación, un 19 de marzo de 1919; remontando el tiempo, 96 años, se comprende el porqué de la existencia de este bastión de la libertad de expresión y del pensamiento, modelo de cuanto apasionante y nombre tiene el oficio de periodista. Es en la línea de Joseph Pulitzer, una institución que lucha siempre por el progreso de la región, contra la injusticia y la corrupción; consagrada al bien público, sin satisfacerse con la mera impresión de noticias, es esencialmente independiente; el tipo de línea periodística vital, que sirvió hasta nuestros días para mantener viva la luz que brilla aun a través de los años, para indicarnos el camino hacia su centenario y de allí para adelante, cuanto más pueda hacer por la colectividad.

La palabra impresa sigue siendo hasta hoy de manera general producto de muchos talentos, el Director, el Jefe de Redacción, el redactor, el reportero, el administrador, se cuentan entre muchos de los que hacen posible su aparición. LA PATRIA cumple un año más de vida, escuela del periodismo que sigue inculcando a los que se forman allí, lo que alguna vez dijo nuestro recordado Director Dn. Enrique Miralles (†), “de lo que se trata es de buscar ideas nuevas, de vislumbrar las necesidades del mañana para nuestros lectores, hallarnos en el sitio indicado cuando la oportunidad y la crisis se perfilen, verificar un hecho, descubrir una tendencia, desarrollar un concepto y poner en marcha las prensas para una nueva aventura noticiosa”. En cada aniversario leo las impresiones de los periodistas que reflejan a través de sus artículos de homenaje a los recuerdos, a las crónicas inolvidables, a los problemas de la profesión, a los maestros que les orientaron, las lecciones que aprendieron, y concluyo que hoy como en el pasado LA PATRIA, trata de temas importantes, entre ellos el problema marítimo de Bolivia, acontecimiento de trascendencia.

Fechado en 27 de mayo, martes de 1919, en su número 55, bajo la Dirección de Don Demetrio Canelas, año I LA PATRIA, en primera registra: “HOMENAJE A LOS VETERANOS DEL PACÍFICO”, es una crónica sobre el acto el 26 de mayo conmemorando a los heroicos caídos en la Batalla del Alto de la Alianza, realizado en la plaza 10 de Febrero, que empezó a las 09:25 con la ejecución del Himno Nacional y que fue entonado dice, “con fruición patriótica por todos los concurrentes. En este momento ingresa la legión espartana al frente de sus dos estandartes al sitio del oficio católico. Dentro de la más grande solemnidad el Vicario oficiante, dirigió un conceptuoso y patriótico discurso, haciendo resaltar los ideales nacionales e inculcó el ejemplo de los veteranos del Pacífico, que si bien perdieron materialmente, supieron colocar a Bolivia con honra en la página de los grandes hechos”. Luego de la misa, señala que hubo un desfile y romería al Cementerio con la concurrencia de entidades como la Sociedad 10 de Febrero, el Colegio Fiscal de Señoritas, Fiscal de Niños, Boy Scouts, Colegio Bolívar, Facultad de Ingeniería, Sociedad Tunari, Sociedad Gremial de Zapateros, de Panaderos, de Choferes, de Constructores, Sociedad de Obreros, Cuerpo de Reservistas, Veteranos del Pacífico y el Regimiento 7° de Línea. “La comitiva abarcaba unas diez cuadras compactas y entusiasmadas que prorrumpían en vivas a la patria y en el anhelo nacional de reivindicar nuestros territorios escandalosamente usurpados en una guerra injusta y desigual”.

Discursos dichos por el Sr. Vicente L. Céspedes de la Sociedad Filarmónica, por el Teniente Coronel José L. Murguía, por el Dr. Nataniel Murguía, “llenos de palabras, demostrando con lógica convincente la inalienabilidad de nuestros derechos a los territorios marítimos, y a la reivindicación de nuestro Litoral y el sagrado deber que tienen las generaciones presentes y venideras para velar por la patria y sus sagrados derechos y concluir de una vez con el estado de semisoberanía, sin temer los cruentos sacrificios que sean necesarios efectuar”. La manifestación concluyó, dice el periódico, a medio día de aquel 27 de mayo de 1919.

También en aquel número LA PATRIA, publica una semblanza del Coronel Ildefonso Murguía, refiriendo que había nacido en Oruro el 23 de enero de 1838, siendo sus padres don Mariano Murguía, español y la señora Juana Anze boliviana; en su primera juventud industrial minero, luego militar de carrera, Teniente efectivo durante el gobierno de José María Linares 1857, Teniente Coronel durante el de José María Achá, Comandante General de Potosí. Comandante de la 2ª División del Ejército Nacional en 1865; Subprefecto de la provincia Caupolicán; durante la presidencia del Dr. Tomás Frías ejerce los cargos de Comandante General del Departamento de Oruro y Subprefecto de la Provincia Carangas en 1870: designado Comandante del Batallón 1° de la Guardia Colorados el 17 de enero de 1876, “fecha notable que marca el momento preciso en que nuevos rumbos, nueva disciplina iba a adquirir el legendario batallón, lo que le depararía la gloria de salvar en guerra internacional incólume el honor de Bolivia”. “El Coronel Murguía ha sido el más apto organizador de cuerpos de infantería, poseyendo conocimientos tácticos y estratégicos excepcionales”. “Llegado el nefasto 79 el ejército boliviano abre campaña y se dirige a las costas del Pacífico a defender la integridad territorial”. “Ya en plena campaña se nombró al Coronel Murguía Comandante de la Reserva del Ejército Aliado, cargo con el que concurrió a la batalla del Alto de la Alianza con retención de mando de los Colorados, como primer Jefe”. “El Coronel Murguía escribió en los arenales de Tacna una de las más hermosas páginas de la historia militar, su nombre es tan grande, como es grande la inmensidad de los campos en que yacen bolivianos y peruanos”. “En aquella memorable jornada Murguía salió herido de bala en la pierna izquierda y otra bala le causó una dolencia grave en el brazo derecho. El caballo que montaba fue también muerto, cuando ya principiaba la retirada del famoso batallón”. LA PATRIA cita como base de la crónica publicada, el Parte Oficial que el Coronel Ildefonso Murguía pasó al supremo gobierno el 12 de agosto de 1880, dando cuenta de las operaciones de la división que mandó en aquella célebre jornada, “en la que se perdió el éxito de las armas, pero en la que se salvó no sólo incólume sino brillante el honor boliviano”. El Coronel Murguía a la postre desempeñó los cargos de Jefe de Estado Mayor del Ejército en 1883; entre 1884 – 1886 fue Presidente y Vocal del Tribunal Marcial, murió en 1889. Una indagación periodística realizada por el autor de esta nota, permitió establecer con los descendientes del Coronel Ildefonso Murguía, que fue ascendido al grado de General post mórtem.

Las noticias que registra el periódico LA PATRIA en 1919 parecen más actuales en este momento de reclamo internacional; cambiando el frente de actitudes del pasado, hoy en día existe una sociedad universal dedicada a estudiar no sólo los fundamentos de la demanda de Bolivia ante La Haya, sino a escudriñar con más detenimiento las causas de la agresión, del asalto consumado por Chile en 1879.

¿Por qué y de repente el problema del enclaustramiento marítimo centenario se ha convertido en algo respetable y de interés internacional? Naturalmente no hay una explicación simple y única, pero es muy posible que esto se deba al hecho de que los bolivianos, por fin hemos empezado a comprender lo imperativo del cambio en la orientación diplomática, en la urgente necesidad de prepararnos para una inevitable batalla en los años que vienen, en el campo del derecho, para una revisión de toda la historia escrita sobre la Guerra del Pacífico y de los actos de aquellos que fueron protagonistas en su momento, a despecho de que este interés por el futuro de nuestra cualidad marítima, haya generado su propia antítesis en la sociedad chilena, ese sentimiento de que habríamos ido demasiado lejos en nuestras pretensiones.

De forma esperanzadora, no cabe duda de que a largo plazo brotará mucho y bueno del fermento de las ideas y decisión con que se maneje el problema, llevando adelante un estudio profundo sobre los límites de lo posible en el futuro. Hay muchas cosas que parecen naturales como la intangibilidad o irrevisabilidad de los Tratados, y otras más artificiales o artificiosamente construidas, contra las que hay que luchar con estudio y energía, como la que Bolivia nunca hubiera tenido en derecho propio una costa marítima.

Construir un futuro antes que predecirlo o describirlo, es un imperativo. Revisar, redescubrir el pasado en las hemerotecas, no es una inútil pérdida de tiempo, es tratar de comprender las pautas de comportamiento de una sociedad como la nuestra, que nunca claudicó en la certeza y no solamente en el anhelo de volver algún día, a nuestra costa en el océano Pacífico.

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