Ha pasado más de un mes desde que se cumplió la última edición carnavalera en la Capital del Folklore de Bolivia y a la fecha no hay ningún informe sobre el movimiento económico que genera este acontecimiento y que representa a organismos y ciudadanos anfitriones, una fuerte inversión.
Los organizadores del evento señalaron a su conclusión que en “cuestión de los próximos días harían conocer el informe económico” para establecer una vez más si Oruro ganó por algunos ingresos o perdió en la relación de gastos y la recuperación de ingresos.
Ni la Alcaldía, tampoco la Asociación de Conjuntos del Folklore (Acfo), hacen conocer sus informes financieros que por ser de manejo público merecen una explicación a la colectividad, que en gran parte aporta para el desarrollo del carnaval.
El municipio percibe ingresos por la venta de metros lineales y algunas graderías, la Acfo maneja fondos provenientes de auspicios y también por la comercialización de asientos y algunos derechos especiales que le generan ingresos, por lo mismo en las dos instancias corresponde una rendición de cuentas al soberano.
Especialistas de la Universidad en economía en gestiones pasadas efectuaron interesantes estudios sobre el movimiento económico en Oruro antes y durante el carnaval, señalando que el resultado es “impresionante” en los millonarios montos de dinero que circulan afín a las características de un hecho de interés que ha dejado de ser local e incluso nacional y que ahora tiene una relación internacional, a través del turismo receptivo que se mueve con inusitado crecimiento anualmente.
Los gastos del municipio son considerables, tomando en cuenta el arreglo de calles, dotación de luminarias, arreglo del escenario callejero y otra serie de obligaciones ineludibles para presentar a la vista de visitantes una ciudad cómoda, segura, digna de un maravilloso espectáculo devocional y folklórico.
Los ingresos, dadas las características del hecho, deberían compensar con creces los gastos efectuados. Hay que pensar en una serie de impuestos que no pueden eludirse, especialmente en el enorme y variado comercio que se produce durante los días de carnaval, por lo mismo, la realización del carnaval debería producir buenos ingresos para beneficio comunal.
En el frente especial de quienes son protagonistas del carnaval, en este caso los devotos danzantes, la cuenta es de alto gasto que se compensa con la Fe y la esperanza de lograr la retribución de la Virgen del Socavón, que en su efecto devocional es de respuesta de incalculable valor.
El tema del “diablódromo” que ocupó la atención y hasta el compromiso del Primer Mandatario, tiene que ver también con las perspectivas económicas del carnaval en sí, tomando en cuenta que tal sitio se convertirá en el más apetecido por los visitantes y cuyo uso tendrá significativo costo…pero el asunto como tal, merece un buen estudio, como se dice a diseño final y debería contemplar las ideas originales de su emplazamiento en la zona de la Avenida Cívica donde se proyectó un verdadero complejo histórico, cultural, folklórico y artesanal, además de escenario privilegiado para demostraciones carnavaleras.
En la perspectiva de hacer del Carnaval de Oruro un acontecimiento rentable, sin perder de manera alguna su esencia devocional y tradicional, es necesario conocer los detalles de su movimiento económico, pues esos resultados nos permitirán, a los orureños, dar rienda suelta a las ideas de mejorar cada año nuestro fabuloso patrimonio, con proyectos creativos y redituables.
Fuente: LA PATRIA
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