El retorno a las costas del Pacífico de nuestro usurpado Litoral será por la razón no por la fuerza, porque la inteligencia de los bolivianos puede más que la soberbia, la agresión y el autoritarismo de las autoridades chilenas que incluso, en posición contraria a los pobladores del Norte de Chile, siguen usufructuando ese territorio, queriendo demostrar el poderío militar y la “fuerza” que tiene el país del Mapocho.
En cambio nuestra lucha por la reivindicación marítima no claudicará y es más se debe dar fiel cumplimiento a lo escrito en nuestra Constitución Política del Estado, para tener un acceso libre y soberano a las costas del Pacífico por nuestro territorio usurpado, utilizando para eso la información, porque quien tiene el dominio de la información tiene el poder, habiendo quedado atrás las viejas acciones del poderío bélico que todavía sustenta Chile con una anacrónica administración de Estado en relación al diferendo marítimo con Bolivia.
Así el proceso judicial ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en base a una estrategia jurídica internacional con cinco puntos, demuestra que la razón se impone siempre al autoritarismo y constituye en el instrumento más viable, estratégico y fundamental para alcanzar la reivindicación marítima, a partir de reclamar el derecho de una salida libre y soberana de Bolivia hacia el Pacífico por nuestro territorio usurpado.
La lucha por la recuperar nuestro territorio legitima la acción emprendida por la Administración de Evo Morales, en estricta aplicación de la Constitución Política del Estado que en su artículo 268, parágrafo III, establece que: “la solución efectiva al diferendo marítimo, a través de medios pacíficos y el ejercicio pleno de la soberanía sobre dicho territorio, constituyen objetivos permanentes e irrenunciables del Estado boliviano”, lo que demuestra que ya no cabe ninguna negociación con el vecino país, sino sólo resta esperar la decisión de La Haya.
Los cinco ejes de la estrategia judicial marítima ante la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya, es en estricto derecho a los documentos que presentó Bolivia, en base a la revisión del Tratado de Paz y Amistad de 1904, actuación que estará enmarcada en mérito al Protocolo de Sustitución de Árbitro que firmaron Bolivia y Chile el 16 de abril de 1907, donde Bolivia y Chile modifican el Tratado de 1904 y pactan como autoridad arbitral a la Corte Internacional de La Haya, así también se establece que Chile omitió incluir el territorio del Paralelo 24º en el Tratado de 1904, donde no figuran las islas y los islotes; además del acuerdo para otorgar soberanía a Bolivia según el Convenio de Transferencia de Territorios suscrito el 18 de mayo de 1895, tampoco se toma en cuenta la compensación por el uso y aprovechamiento de las aguas dulces bolivianas, como el caso concreta del Silala y Uchusuma y, la ausencia en el Tratado de 1904 que no menciona soberanía para Bolivia.
Sólo de esta forma lograremos frenar el expansionismo de la geopolítica chilena ya no es novedad para los bolivianos puesto que desde 1841 soportamos por más de 174 años el hostigamiento de una estrategia sistemática de penetración que incluso, sin darnos cuenta, organizó y forzó la Guerra del Pacífico, para apoderarse de nuestro territorio, como única forma que Chile supere su crisis económica y social por la pobreza de su territorio que el gobierno de Bulnes el año 1841, confrontaba por la aguda falta de trabajo para su pueblo, habiendo enviado una misión de expertos presidida por el geólogo A. Picissis , la que descubrió las guaneras cercanas a Mejillones en territorio boliviano. Así comenzó la invasión y usurpación de nuestro territorio, lo que demuestra que Chile siempre codicio nuestro territorio.
En base al informe de la misión de exploración presentado al congreso chileno, que indicaba que “el porvenir de Chile se encontraba en la posesión del desierto de Atacama, sugiriendo al gobierno apoderarse de este territorio”, este no frenó su ambicioso plan que continúo hasta 1842 que por ley del 31 de octubre, Chile declara de propiedad nacional “las guaneras de Coquimbo, del desierto de Atacama y de las islas adyacentes”, asumiendo así una política de expansionismo y la usurpación de nuestro territorio.
Luego el 30 de noviembre de 1842, el parlamento chileno, por mayoría absoluta de votos, decretó la creación del departamento de Atacama, nombre netamente boliviano y que hasta entonces Chile no registraba en su geografía, a ninguna provincia con esta denominación”, decisión que sirvió para que el país del Mapocho se apodere del territorio para despojarnos de nuestra riqueza natural por interés económico de Chile, para convertirnos en país mediterráneo.
Asimismo en 1873 para detener la planificada penetración chilena a nuestro territorio y ante el informe de la preparación bélica de Chile, Bolivia en medio de dificultades económicas se vio obligada a firmar el Pacto de Alianza con el Perú el 6 de febrero de 1873. Ese pacto permitió retrasar la acción bélica, pero no suspendió ni descartó la geopolítica expansionista de Chile que hasta ahora ve el territorio de nuestro país como “una región importante para el comercio internacional”, puesto que en el norte de Chile, la mayoría de los pobladores de nuestro territorio usurpado, viven de este gran comercio con Bolivia, única forma de sustento y desarrollo económico-social.
En realidad para Bolivia, la Guerra del Pacífico termina con la Batalla del Alto de la Alianza del 26 de mayo de 1880, donde a pesar de la derrota sufrida los militares bolivianos tuvieron destacada actuación, frente al poderío bélico chileno y las acciones que desde 39 años antes fueron planificadas para usurpar nuestro territorio, acción bélica que culminó con la firma del Tratado de Paz y Amistad del 20 de octubre de 1904, donde se concreta el plan chileno de usurpación del departamento del Litoral boliviano. Ojalá la decisión de la Corte Internacional de La Haya sea sabía y generosa para devolvernos nuestro territorio usurpado y así poder tener un acceso libre y soberano a las costas del Pacífico, para que Oruro concrete su estratégica posición geográfica como eje de articulación de Bolivia en el primer corredor bioceánico que unirá el Pacífico con el Atlántico y viceversa.
*Periodista
Lapalabraencarnada@bolivia.com
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