...porque se apresuraron demasiado, porque no respetaron procedimientos, porque obraron con abuso de autoridad, porque detuvieron arbitrariamente a un inocente, porque no atinaban a explicar la culpa del supuesto acusado, porque a la hora de mostrar algunas pruebas se pasaron la pelotita unos y unas a otros.
En fin, perdónalos señor porque algunos Jueces y Fiscales del país del cambio, no saben lo que hacen.
CONTRA LA PRENSA
Los últimos hechos acaecidos a hombres de la prensa; como la arbitraria y abusiva detención del periodista Quisbert del periódico El Diario y las amenazas a domicilio a otro periodista de la Red ATB, nos hacen ver que la recurrencia de atentar contra los medios de comunicación tiene relación directa con la enormidad de irracionalidades que se suscitan en la cotidianeidad.
Así los hechos de corrupción salpican a muchos políticos en diferentes esferas, la mala praxis judicial de jueces y fiscales afecta a muchísimos ciudadanos de a pie y también a connotadas personalidades.
¿En qué clase de país estamos viviendo? Ya cumpliremos una década del llamado proceso de cambio, pero, al parecer jueces y fiscales no han cambiado nada. La corrupción, la violencia, la inseguridad se mantienen incólumes. Fiscales y jueces persisten en creerse dueños de la verdad absoluta y disponen de vidas y haciendas.
Y la arremetida contra la prensa sigue y seguirá por parte de algunos politiqueros que quieren mucha discreción para sus aventuras y por parte de algunos policías y jueces que también ansían pasar desapercibidos en sus andanzas.
IMPORTANCIA DE LA PRENSA
El periodismo cumple un rol vital en el desarrollo de una sociedad democrática. La fiscalización, la investigación y el cuestionamiento son dimensiones inherentes al quehacer periodístico e inherentes a la vivencia cotidiana de la sociedad moderna.
Las irregularidades y las anomalías de la sociedad no pueden quedar en un estado de impunidad, porque esto afectaría elementales principios de convivencia armónica y civilizada. Entonces la prensa juega un papel decisivo a la hora de sostener el modus vivendi de nuestras sociedades en todo el mundo.
Ahora bien, aquellas anomalías e irregularidades las practican individuos o grupos de personas, pero siempre en desmedro y perjuicio de las grandes mayorías y esto es inaceptable en un estado democrático.
UN EJEMPLO
En 1974, el presidente de una superpotencia mundial como Estados Unidos tuvo que dimitir a su mandato, producto de un escándalo que pasó a la historia como el bullado caso "Watergate", en alusión al edificio donde se grabaron cintas y se pusieron micrófonos, en actitud reprochable y poco digna hecha por el Partido Republicano contra el Partido Demócrata. Fue Richard Nixon el presidente afectado con el "impeachment” que lo obligó a renunciar. Aquí cabe recordar que el reporte investigativo de Gary Bernstein y Bob Woodward, dos periodistas del Washington Post, fue vital para denunciar y aclarar lo inaudito en una de las democracias más sólidas y de mayor historia en el mundo.
En contrapartida, en nuestro querido país se pone obstáculos y sanciones celerísimas a periodistas que quieren aclarar algunos hechos. El periodismo indaga porque las grandes mayorías quieren saber la verdad de las cosas, porque a nadie le gusta la aburridora tardanza de jueces y fiscales que proyectan la emisión de sus dictámenes para las calendas griegas o, acaso, para el olvido.
El periodismo es objetivo y critica para reflexionar y, cuando fiscaliza lo hace para dar voz a aquellas grandes mayorías que, finalmente, constituyen la sociedad en sí. Una sociedad que a diario lee, escucha y mira y, así avala nuestro trabajo.
(*) Licenciado en Comunicación Social
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