23 de marzo de 1879: Cuando el heroísmo marcó la historia de un pueblo
22 mar 2015
Adhemar Ávalos Ortiz
A casi todos los bolivianos nos han enseñado desde muy niños los hechos acaecidos el 23 de marzo de 1879, cuando un pequeño grupo de patriotas bolivianos defendió hasta la muerte el Puente del Topáter ante la alevosa agresión del Ejército mapochino (entiéndase chileno), el que invadió a sangre y fuego el Litoral boliviano para apoderarse de sus valiosas riquezas e intentar humillar a un pueblo prácticamente indefenso, pero pletórico de valor.
La historia que refleja lo sucedido en el pasado no solamente repite con fidelidad aproximada y con relatividad los hechos fríos, sino también, y muy trascendentalmente, utopías y sueños cargados de simbolismo, ya que descansan en las más puras aspiraciones de los protagonistas directos e indirectos del largo devenir. Y aquí ya no importa tanto lo que ha sucedido, más bien el cómo las circunstancias y los sucesos con toda su carga emocional han quedado grabados indeleblemente en nuestro imaginario. Así el heroísmo de Eduardo Avaroa, Ladislao Cabrera y muchos otros patriotas llegó a nosotros y se quedará para siempre en nuestro pensamiento y acciones, al igual que en el de las futuras generaciones, como ha sucedido hasta hoy, después de 135 años.
El Litoral seguirá siendo boliviano por más que no lo ocupemos físicamente, aún a pesar de algunas posiciones cómodas y arribistas que plantean olvidarnos del tema y pensar en un futuro sin salida soberana al mar. Hoy somos inferiores económica y militarmente, pero no en convicciones, a Chile, un país agresor que parece predestinado a causarnos males desde nuestra ya lejana independencia, pero mañana o pasado puede ser diferente. Nos acompaña la fuerza de la moral y de la justeza de nuestra causa. Y el Tratado de 1904, que consolidó formalmente nuestro encierro geográfico, al haber sido firmado bajo la amenaza de continuar la guerra, invadiendo el Altiplano y ocupando las principales ciudades de Bolivia, además de preservar los intereses de una oligarquía pseudoboliviana, que solamente defendía ambiciones espurias, no tiene más valor que el del papel en que fue suscrito.
La Constitución de 2009, a pesar de haber sido muy cuestionada por su contenido antinacional, indica claramente en la parte Novena de sus Disposiciones Transitorias lo siguiente: “Los tratados internacionales anteriores a la Constitución y que no la contradigan se mantendrán en el ordenamiento jurídico interno, con rango de ley. En el plazo de cuatro años desde la elección del nuevo Órgano Ejecutivo, éste denunciará y, en su caso, renegociará los tratados internacionales que sean contrarios a la Constitución”.
El MAS, como partido con prácticamente todo el poder en sus manos, ante el fracaso de la negociación directa con la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, hizo caso omiso del mandamiento constitucional y prefirió optar por la vía sinuosa del Tribunal de La Haya. Los responsables de la violación de la Constitución, deberán ser juzgados por traición a la Patria, incluyendo al Presidente y parlamentarios del anterior periodo constitucional, cuando la correlación de fuerzas lo determine. Nuestros muertos de la Guerra del Pacífico, aunque simbólicamente, nos lo exigen.
Este 23 de marzo de 2015 nos convoca a sostener en alto las banderas de nuestra reivindicación marítima y volver al Océano Pacífico con soberanía es un imperativo histórico que debe impulsarnos hacia el futuro al costo que sea necesario.
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