Más allá de los regalos de tortas compradas en el mercado, de claveles caros y chocolates exóticos, de bufandas raras, de chompas tejidas o corbatas graciosas y alegres, de calcetines y camisas coloridas, de manualidades escolares, almuerzos especiales y cenas exclusivas que se estilan ofrendar en este día especial al varón de la casa por su rol de sostenedor de la economía doméstica y de proveedor mensual por ser el progenitor, la figura paterna debe ser reconocida y, sobre todo, honrada con dignidad y amor, por el cúmulo de valores y virtudes que puede demostrar a diario en la familia, y dejar en herencia a sus hijos, ahijados e hijastros a lo largo de su existencia; y que irónicamente este cúmulo de virtudes y valores lo convierte en un papá “malo”.
La honra y la dignidad paterna deben ser reconocidas a aquellos hombres que tienen el valor de no ser padres buenitos (permisivos), sino padres “malos” (tampoco autoritarios, sino sensatos), a aquellos que pueden decir no a sus hijos pequeños cuando quieren comer golosinas, dulces y gaseosas en el desayuno y el almuerzo, y ellos les obligan a comer cereales, frutas, verduras y beber agua y leche. A los padres que no compran juguetes de moda chantajeados por el berrinche de su hijo. A aquellos padres que por su inmenso amor preguntan a sus hijos adolescentes a dónde van, a qué hora regresan y con qué amigos salen. A aquellos padres “malos” que con paciencia esperan horas a que sus hijos hagan la tarea, ordenen su ropa, o que limpien su cuarto. A los padres que recogen a sus hijos de las fiestas y preguntan si respetaron a la jovencita que acompañaron en el baile. A los padres que obligan con ternura a que sus hijos hagan deporte, practiquen un arte, toquen un instrumento, que apaguen la tele, dejen los juegos del celular y la tableta, y que dicen que leer el peor libro escrito no se compara a ver la mejor película de Hollywood, y que el internet si es bueno también es peligroso.
Porque estos padres están en peligro de extinción, y la vida se está encargando de eliminarlos. Estos padres son los que evitan que sus hijos caigan en las drogas y la delincuencia, o que sean víctimas de perversos, con su disciplina correctiva oportuna que soluciona los problemas antes que sucedan, a costa de que sus hijos los odien con rebeldía, porque no entienden todavía el valor de la vida que les llega a través del amor paterno. El nombre del padre debe ser invocado para la solución de problemas no solo económicos del hogar, sino de protección, de guía y orientación, porque un papá no solo proporciona dinero sino brinda amor; un amor que se observa en la responsabilidad, la fidelidad, la paciencia, el carisma, la alegría, la sabiduría, la tolerancia, el respeto, el sacrificio, el amparo, la ternura y la disciplina; todo un modelo que debe ser legado a los hijos para la procura de un futuro de bien estar, por eso el amor de un padre por sus hijos es como el amor de Dios por la humanidad, es milagroso, piadoso y eterno, es bondadoso porque su origen es el bien, y es sublime porque es imperecedero.
Tal vez lo que hace falta en estos tiempos son más papás “malos”, que encaminen a sus hijos por los senderos del bien, el respeto al prójimo y a sí mismos. Papás que enseñen a sus hijos con el trabajo honesto y sacrificado, que les demuestren el valor de la vida a través de lo correcto, de la moral, de la alegría y de la seguridad familiar y la seguridad ciudadana. Papás fuertes que sean fortaleza en tiempos de tribulación, y papás sensibles que no tengan miedo a llorar con la felicidad de sus hijos.
Aunque la figura paterna no está reservada al progenitor, sino reconocida a aquellas personas que sin serlo biológicamente lo hacen por compromiso e inspiración, ya que un tío, un abuelo, un cuñado, un amigo, un hermano mayor y una madre pueden ser modelos paternos, porque descubren en su corazón este don maravilloso que ha venido de Dios.
Entonces solo así, reconociendo plenamente el sentido de ser papá como obra divina, y que es festejado con inmenso amor, se podrán ofrendar y gratificar a todos los papás, antiguos y modernos, actuales y conservadores, con cualquier regalo y de cualquier valor, pero que venga del cariño de los hijos que sienten una felicidad especial y que invocan un júbilo familiar, hoy más que nunca, en el nombre del padre.
(*) Educador y comunicador
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.