Loading...
Invitado


Domingo 15 de marzo de 2015

Portada Principal
Revista Dominical

La felicidad y la tristeza

15 mar 2015

Ximena Miralles Iporre - Directora de LA PATRIA

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

La felicidad y la tristeza no son antagónicas, sino que se puede ser feliz en general pero en algún momento sentirse triste por algo, sin embargo, este es un sentimiento pasajero, en cambio la felicidad es prácticamente una forma de vida.

Lo que sí es un antagónico de la tristeza es la alegría, que también puede ser un instante pasajero que va y viene de acuerdo a las circunstancias que experimenten las personas.

Por otra parte, felicidad no significa andar sonriendo todo el tiempo o reír a carcajadas, sino que es algo que cada persona lleva en lo más íntimo de su ser y consiste en estar agradecido por lo que le toca vivir, inclusive por las experiencias negativas a las cuales en lugar de mirarlas como algo que nos paraliza y no nos permite avanzar en la vida hay que verlas como oportunidades para aprender algo de ellas.

La felicidad también está en disfrutar de las cosas sencillas de la vida, de la lluvia, el aire que respiramos, el sol, el canto de los pájaros, una flor, la risa de los niños, su inocencia, pero sobre todo de la libertad.

Quienes son incapaces de sentirse felices son personas que han perdido la capacidad de asombro, en la actualidad vivimos tan de prisa que lo que no corre o vuela nos parece aburrido, como dijo la psicóloga chilena, Pilar Sordo, en el siglo pasado el carrusel hacía que suba la adrenalina de un niño que sonreía cada que al dar la vuelta volvía a ver el rostro de sus padres esperando a que termine el tiempo establecido para bajar a los niños de dicha entretención. Hoy por hoy en cambio hay que estar al borde de la muerte y el juego tiene que ir tan rápido para causar algo de vértigo y subir la adrenalina, por eso se aburren con facilidad.

Otro aspecto que lleva al aburrimiento de los niños, adolescentes y jóvenes es que gracias al que Sordo llama el “dios pantalla”, la televisión, computadora, tablet o cualquiera de esos aparatos electrónicos que tiene a la gente atada a una pantalla, las personas han perdido la creatividad y sin una pantalla delante de ellas no saben qué hacer.

Esas mismas razones han hecho que perdamos nuestra capacidad de asombro, es decir, son raras las cosas que realmente nos entusiasman y nos apasionan, vivimos como en un constante letargo, ya no disfrutamos de un buen libro, de una buena conversación sea entre amigos o con familiares, ese intercambio de palabras, gestos, nos hacen falta para sentir afectos o desafectos, que nos llevan a la felicidad.

Otro factor que no nos permite alcanzar ese estado positivo es que al existir la televisión vivimos comparando nuestras vidas con las de la ficción, entonces siempre estamos descontentos porque no tenemos el mismo nivel de vida que los personajes de la pantalla o que el vecino, porque también vivimos fijándonos qué hace o qué no hace, qué tiene o qué no tiene el vecino, en lugar de enfocarnos hacia adentro para contemplar qué es lo que podemos hacer o aportar nosotros para hacer de este mundo un lugar mejor para vivir, aunque suene a clisé. Además de estar descontentos por lo que no tenemos, vivimos en franca competencia por obtener más, pero nunca es suficiente, por eso comenzamos a enfocarnos en lo urgente y olvidamos lo importante. Siempre es más urgente terminar el trabajo que dar un abrazo a nuestros hijos, que a su vez salen corriendo al colegio y se despiden con una ademán de la mano en lugar de un beso o un abrazo a sus padres, que también van de prisa y convierten lo urgente en lo importante de su día a día.

Todo ese correteo de la vida diaria moderna hace que las personas vivan estresadas y adopten sentimientos negativas como la ira, el rencor, la frustración que llevan a comportamientos inclusive violentos como el gritar, descalificar, insultar o hasta golpear, lo cual a su vez atrae sentimientos de resentimiento que converge en odio.

Esos resentimientos, odios, rencores, frustraciones e ira, se guardan lo cual mantiene a las personas en un constante estado de infelicidad y por eso mismo la gente se enferma.

Lo que se debe hacer es contrarrestar esos sentimientos negativos con otros positivos y una actitud asertiva, primero se debe perdonar, cuando se perdona aflora el amor, el amor mejora nuestra salud y nuestra calidad de vida.Por lo tanto es mejor co menzar a elogiar en lugar de criticar o descalificar, a premiar en lugar de castigar, a alentar en lugar de desanimar.

Además debemos apagar esas pantallas para re-conocernos entre familiares y amigos, para compartir momentos que quedarán en la memoria por siempre y más adelante nos harán sonreír, cambiar de actitud frente a las dificultades y en lugar de asumirlas como obstáculos darles la bienvenida como oportunidades de aprendizaje y crecimiento personal.

Para tus amigos: