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Domingo 15 de marzo de 2015

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Revista Dominical

El “delito” de ser periodista

15 mar 2015

Fuente: LA PATRIA

Dehymar Antezana - Periodista

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“El periodismo es un oficio que se aprende en la calle”, afirmó el premio Nobel de Literatura (1982), Gabriel García Márquez (1927-2014) y así como se aprende en la calle, existen una serie de “gafes” que el periodista asimila a lo largo de su carrera.

De un inexperto en el campo a uno más adiestrado, descubriendo día a día los “secretos” de este oficio. Esto implica planificación, cómo hacer la cobertura, a quiénes entrevistar, qué temas preguntar y obviamente sellar ese “conjuro” con la nota que leerá el público al día siguiente.

Lo que no se dirá en la nota es, qué peripecias tuvo que pasar el periodista para lograr su objetivo, si caminó mucho, si fue en vehículo, si lo golpearon, insultaron según la ocasión, ó si sus jefes lo reprendieron por no entender su labor, etc., etc., y etc.

Son desafíos diarios que sin duda alguna serán recompensados cuando al otro día esté la nota, para formar parte de la historia de su ciudad, departamento o país.

No cabe duda, que el trabajo periodístico siempre será un riesgo y más en situaciones delicadas de cobertura, ya sea durante enfrentamientos, huelgas, marchas y con gobiernos “duros”, que no entienden que la libertad de expresión es la llave de la democracia.

También será delicada la labor cuando se toca el “hormiguero” al hacer una investigación para dar voz a quienes no la tienen, cuando el poder hace escarnio de los desprotegidos, cuando la justicia del hombre ni siquiera cumple su verdadero rol, de hacer justicia, solo por proteger a aquellos que creen ser dioses y velan sus propios intereses.

REPORTEROS

En lo que va de este año, según Reporteros Sin Fronteras (RSF) hasta el viernes 13 de marzo, en el mundo fueron asesinados 15 periodistas, 160 fueron encarcelados, así como 13 colaboradores y 175 internautas.

Dentro de ese grupo de periodistas encarcelados por hacer su trabajo, está el redactor boliviano de El Diario, Carlos Ángel Quisbert Fernández, quien midió la vaciedad de las autoridades judiciales de turno.

El 13 de noviembre de 2014, el bebé Alexander murió después de una vejación. La madre sustituta, Madeleine P. de 19 años por tener presunta responsabilidad de este hecho, fue remitida al Centro de Rehabilitación de Calahuma, situado en la localidad de Viacha a 35 kilómetros al Sudoeste de la ciudad de La Paz.

Quisbert cubre el área policial y judicial en El Diario y al no tener información de la Fiscalía de La Paz, que con hermetismo maneja el tema, decidió emprender la investigación, como dicen los leguleyos, “para llegar a la verdad histórica de los hechos”.

Es así que el periodista investigador aprovecha el domingo, día de visitas, para dirigirse hasta Calahuma. Para que no se evite su ingreso y asumiendo el rol de un “Sherlock Holmes” logra entrar al centro de rehabilitación como un ciudadano común, aduciendo ser amigo de Madeleine.

Como revela el diario Página Siete: “El periodista relató ayer que llegó a Qalauma la mañana del pasado domingo. Se presentó ante los guardias como amigo de la imputada Pahe, de 19 años, excuidadora del Hogar Virgen de Fátima.

Su intención era hablar con ella para conocer más detalles sobre el caso, ya que la información no se obtiene de la Fiscalía, que, hasta el momento -cinco meses después-, no dio con los responsables de la violación y la muerte de Alexander.

Cuando me encontré con (ella), se asustó. Le preguntaron si me conocía y ella se quedó callada. No sabía qué responder”, contó Quisbert.

Él le dijo que su intención no era perjudicarla y le mostró los dos manuscritos. Entonces, la joven cambió su expresión, los guardias volvieron a preguntarle si conocía a su visita, ella dijo que no y la sacaron de la sala.

Decomisaron las notas y aprehendieron al periodista. Lo requisaron varias veces y hasta antes de las 18:00 de ese día, la Policía tomó declaraciones a todos los testigos que pudo reunir.

El mismo domingo se le buscó una abogada de defensa pública para tomar su declaración. La mañana del lunes se lo imputó por obstrucción a la justicia y se pidió a una juez que fijase hora para su audiencia cautelar.

LAS NOTAS

Las notas que le decomisaron los policías a Quisbert estaban fechadas el 7 de marzo y decían:

“Amiga, aún estamos callados asumiendo un error ajeno, por lo que te pido tengas confianza en el joven Carlos. Yo le conté toda la verdad, no tengo ya nada que perder porque me despidieron sin derecho a nada. Me siento mal. Te pido que seamos unidos, no lo fuimos en un principio; pero si tengo que dar mi vida para que se sepa la verdad, esta es mi posición”.

En la otra nota se lee: “...yo confío en ti y mucho. Sé fuerte, la verdad saldrá a la luz. Conté todo lo que pasó al periodista Carlos, haz tú también para que vean cómo proceden los fiscales y las mentiras que dicen, confía en Dios”.

Ambas fueron escritas por otros imputados en el caso Alexander para que Pahe confíe en el periodista, y no revelaban nada nuevo sobre la investigación en sí misma. Sin embargo, la Fiscalía se amparó en ambas notas para imputarlo, como se publicó en Página Siete.

El martes 11 de marzo, El Diario salía a la luz con el siguiente titular: “Detienen a periodista por realizar su trabajo”. Acompañaba el antetítulo: “Justicia vulnera libertad de prensa”.

En el lead, el decano de la prensa nacional informaba: “El periodista de El Diario, Carlos Quisbert Fernández, quien investiga el polémico caso de la muerte del bebé Alexander, fue detenido preventivamente en el penal de San Pedro en medio de una serie de arbitrariedades en que incurrieron el fiscal Marco Antonio Vargas y la jueza Lorena Camacho, vulnerándose de esta manera los derechos constitucionales del reportero de este medio de comunicación”.

A medida que pasaban las horas, de a poco se iban develando los motivos de la detención de Quisbert y todas las irregularidades que cometieron los leguleyos Vargas y Camacho.

En el portal digital de “Bolivia Exterior” se toma el criterio del especialista en materia penal, Franz Bustos quien analiza el caso estableciendo que la irregularidad se da porque el periodista fue detenido bajo la Ley 004 “Marcelo Quiroga Santa Cruz”. Esta normativa castiga por delitos de corrupción a funcionarios públicos.

“Lo primero que podría decir es que el juez y el fiscal son ignorantes en derecho, que no se han dado la molestia de leer la Ley 004 de Lucha Contra la Corrupción, que en su artículo uno dice claramente que este tipo penal es para recuperar o precautelar los intereses del Estado”, dijo Bustos en el portal mencionado.

DEFENSA

Tras conocer la detención de Quisbert en medio de un proceso acelerado, más rápido de lo que es atendido el caso de un violador o asesino, el periodista es encarcelado en San Pedro de La Paz. No se le permitió una defensa con su abogado titular, sino fue uno de Defensa Pública.

Tampoco se le dio la oportunidad para acreditar familia, trabajo y residencia. Situación que llevó a confirmar que el caso era más que irregular. Lo que hay que descubrir en este entuerto, si la jueza Camacho y el fiscal Vargas, recibieron órdenes superiores para actuar arbitrariamente.

Quizá estemos especulando en el párrafo anterior, pero nuestro instinto, nos dice desde adentro: “Piensa mal y acertarás”.

Con un fuerte resguardo policial, incluso más que el que tiene un criminal a sangre fría, Quisbert fue conducido a “Chonchocorito”, donde están los presos más peligrosos, en el interior del panóptico de San Pedro.

A partir de ese momento, las cartas estaban echadas, en todo el país se escucharon voces de protesta por la arbitrariedad del Poder Judicial, no solo de los periodistas que se manifestaron de distintas maneras, sino de la población en general que cuestionó por enésima vez, el manejo de la justicia boliviana.

Quisbert no estaba solo, tenía el apoyo de su medio, de sus colegas de todo el país, de su familia, de la humilde sociedad boliviana y por su puesto de entidades como la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) que junto a ejecutivos de El Diario asumieron defensa y presentaron un recurso de acción de libertad.

Según publicación de El Diario, en su edición del 11 de marzo señalaba: “El asesor legal de la ANP, Eduardo Olivares, afirmó que el fiscal Rudy Terrazas y la jueza Lorena Camacho le negaron al periodista el derecho a la defensa y le impusieron a un defensor público”.

“Exigimos que con la misma celeridad con la que se encarcela a un periodista, se esclarezca el caso del bebé Alexander”, expresó el primer vicepresidente de la ANP, Jorge Carrasco Guzmán.

LA ESTADÍA

En el portal oxigeno.bo se publicaba el 11 de marzo la forma cómo estuvo recluido el periodista: “Según fuentes consultadas por este medio de comunicación, Carlos fue tratado como cualquier otro preso que ingresa a esta penitenciaría. Le obligaron a hacer tareas de limpieza de baños y el patio. “Lo tratan como cualquier otro preso que cometió un delito grave, fuerte o hasta el más pequeño”, indicó la fuente.

LA AUDIENCIA

La audiencia donde consiguió libertad el periodista Quisbert se inició a las 15:00 horas en el Salón Rosado del Palacio de Justicia de La Paz. Tras varias horas el presidente del Tribunal de Garantías, Ramiro López determinó la “libertad inmediata” del periodista. Pero aún así no se pudo luchar contra la burocracia carcelaria, que tuvo a Quisbert encarcelado hasta el mediodía del jueves 12 de marzo.

EL RESUMEN

En la edición de El Diario del jueves 12 de marzo, el periodista Franz Reynaldo Chávez escribe la nota: “Una fábula judicial asfixió libertad de Carlos”.

En la última parte, está el subtítulo: “Abuso contra reloj” que lo reproducimos en forma inextensa:

“El relato del abogado de Quisbert es una fábula contra reloj. Fue detenido a las 17:15 del domingo 9; notificado a las 19:45 y sometido a interrogatorio a las 20:15. “No pudo llamar a un defensor antes de prestar declaraciones”, relató el abogado César Rojas. Un abogado de confianza del periodista no habría alcanzado a recorrer 35 kilómetros, entre La Paz y Viacha, ni en un auto de rallies, para recibir la notificación e instalarse en la sala policial de toma de declaraciones.

Al día siguiente, en lunes 9, la jueza Camacho notificó al periodista de la audiencia cautelar a las 11:45 y a las 14:00, apresurada por otra audiencia, aceptó los argumentos del fiscal Terrazas, de obstrucción a la justicia en el caso Alexander y dictó la detención preventiva.

“La ley ha sido forzada. Querían ver preso a cualquier periodista que se aproximara a la detenida (Madeleine Pahe)”, denunció el asesor legal de la ANP, Eduardo Olivares.

El abogado de El Diario, Javier Aramayo, puso en evidencia que el fiscal y la jueza del caso equivocaron el camino al señalar que Quisbert obstruyó a la justicia, en el caso de la muerte del niño, porque acudieron a un artículo de la Ley Anticorrupción que habla de enriquecimiento ilícito y otras faltas aplicables a funcionarios públicos.

En defensa de la jueza, una carta habló por ella. El fiscal Terrazas admitió que el caso del periodista Quisbert pertenece a un nuevo expediente y no al polémico caso que dormita en los tribunales desde hace 118 días. Otro error castigado con la libertad de Quisbert.

LIBERTAD

Libertad es la palabra más preciada para el ser humano, situación que el periodista de El Diario logró, tras salir del penal de San Pedro al mediodía del jueves 12 de marzo, en medio del apoyo de la sociedad boliviana que cuestionó el manejo de la justicia y que hizo ver sin ser sátiros que la jueza Camacho y el fiscal Vargas deben volver a la universidad, para tener una mejor preparación en el ejercicio de su profesión.

Una vez más está demostrado que el periodismo es la “piedra en el zapato” de quienes detentan el poder. Lo fue antes, lo es ahora y lo seguirá siendo mañana. Para ellos, hacer periodismo siempre será un “delito” porque se descubrirán ante la opinión pública sus errores y serán cuestionados por sus acciones, en la Tierra con el señalamiento de la mano del hombre y después de la vida, con la mirada profunda de Dios.

Fuente: LA PATRIA
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