Sábado 14 de marzo de 2015
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Los jóvenes de Valverde de Júcar, un pueblo en España, tienen asegurado su futuro gracias a una vecina. Virginia Pérez-Buendía legó todo su patrimonio a los jóvenes del pueblo donde pasó su infancia. Esta herencia se destinará a crear una fundación que ayude a estudiar a los jóvenes sin recursos a través de una beca.
La anciana vivía sola en su casa de Madrid y alternaba su vida en la ciudad con largos periodos en su pueblo natal. El fallecimiento de esta octogenaria no produjo muchos sobresaltos ni entre sus vecinos madrileños ni entre los de Valverde de Júcar. Virginia apenas se relacionaba con las gentes de su pueblo y pasaba la mayor parte del tiempo en sus fincas. Al poco tiempo empezó a correr el rumor de que Virginia había dejado todos sus bienes al pueblo. El elevado patrimonio de la anciana consta de solares, acciones en Bolsa y tierras.
A la lectura pública del testamento acudieron casi todos los vecinos de esta localidad de apenas 1.200 habitantes. Según el alcalde el motivo de la reunión era evitar expectativas y dejar claro que la herencia solo beneficiaría a los jóvenes que decidieran estudiar. En su testamento Virginia nombró tres albaceas que se encargarán de crear su fundación, el párroco, el alcalde y el juez de paz. Estos albaceas no podrán vender ninguno de los bienes inmuebles pero si alquilarlos y disponer del dinero que la anciana tenía ahorrado. Virginia estipuló que se debía crear un comité, formado por vecinos del pueblo, que se encargara de la gestión de esta nueva institución.