Ojalá nunca más tengamos en La Paz un febrero negro con aquel extraño fenómeno de nubes negras y lluvias apocalípticas, cuya intensidad desbordó los caudales de los ríos citadinos. ¿Se acuerdan cómo los torrentes arrasaron con puestos de ventas, con casetas y casas, con vehículos y puentes? Tantas muertes y cadáveres esparcidos por las playas gredosas.
Fue a la vez la gran prueba de la solidaridad de los habitantes de esta hoyada y la coordinación de todos los niveles del Estado con el apoyo de la sociedad civil y de la cooperación internacional. A ningún presidente, vicepresidente, ministro o alcalde se le ocurrió afirmar que no prestaría ambulancias o que no canalizaría recursos porque “el otro era de la oposición”, “era derechista”.
Ahora sabemos que el gobierno central no aportará a las necesidades de los paceños en venganza por sus preferencias electorales. Aumentarán los despropósitos como la construcción de edificios descolonizados agrediendo el paisaje del centro histórico, o la falta de policías para contener a los loteadores o los obstáculos para ordenar los mercados y el comercio informal.
Ojalá que los benianos no vuelvan a padecer inundaciones similares a las de 2014 porque se repetirá la indiferencia del centralismo. El vicepresidente Álvaro García Linera les reiteró de forma clara y contundente: “nada con la oposición”. No se viabilizarán los proyectos que prepara la Gobernación de ese departamento para tener sistemas de alerta temprana y para lograr aprovechar las precipitaciones rescatando su cultura original, en vez de sufrirlas dentro de un modelo desarrollista.
¿Qué pasará con Santa Cruz de la Sierra y con el Departamento de Santa Cruz? ¿Coordinará la Plaza Murillo con el futuro alcalde, con el gobernador, repetirán una vía G77? ¿Cuál será el precio que deban pagar autoridades, dirigentes, ciudadanos para obtener el favor del poder central, para que el VIPFE apruebe un respaldo internacional, para que se construyan los centros de salud prometidos?
Puede ser aún más complejo y difícil el caso de las municipalidades rurales. ¿Por qué el Movimiento al Socialismo (MAS) necesita amenazar para que los campesinos originarios no tengan libertad de organizar agrupaciones ciudadanas, nombrar sus propios candidatos, votar sin presiones ni clientelismo?
Quizá habría que retroceder una década y más bien preguntar por qué el MAS, con toda su fuerza, no logró liderazgos locales y no tiene un solo ejemplo de alcalde notable, menos de gobernador, ni siquiera los que usurparon puestos post elecciones.
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.