¡Austeridad! Esta palabra así sueltita, ¿le dice algo? Claro que sí. Es el volapié con que irrumpió el Apu Mallku en el Palacio Quemado, a poco de posesionarse como el nuevo inquilino, “sin condición ni tiempo”. Como no era una broma, dispuso luego la rebaja de su propio sueldo a la mitad, con la prohibición de que ningún funcionario estatal gane más que él. Nadie ha visto la boleta de pago del Presidente; pero los otros se acogieron a la conocida fórmula de “hecha la ley, hecha la trampa”.
Pero a estas alturas, ya ni es necesaria la apariencia. Un buen ejemplo es el gustito de registrarse como huésped en uno de los hoteles más lujosos y caros de Bolivia: Los Tajibos, de Santa Cruz. Se fueron allá en masa los candidatos a calificar sus propuestas electorales. Para la mayoría de los masistas era como un pedazo de cielo caído en sus manos, algo jamás soñado en su perra vida, como dijo mi vecino. Y la austeridad, ¿dónde quedó extraviada? Ni pregunte; en estos tiempos puede ser peligroso.
En el desarrollo del evento hubo cosas muy interesantes.
Por supuesto que el primer actor, en ese deslumbrante escenario de acendrado cuño burgués, fue el “hermano Evo”. Estuvo locuaz y de buen talante. Incluso ensayó a ser humorista. Se fijó en la estampa provecta de don Jerjes Justiniano, el candidato a la gobernación por Santa Cruza, y dijo: “Jerjes está viejo y más feo, pero no es ningún ladrón”; éste, sin perder el aplomo, le respondió: “Más sabe el diablo por viejo que por diablo” Había sido también diablo; esito parece que no sabía don Evo.
En otro momento de los piropos cortesanos, (perdón, de cortesía quise decir) Jerjes lanzó lo suyo como quien dispara a quemarropa: “Morales es – dijo – un fenómeno, una bestia política” Con ello aludió sin duda a su increíble resistencia física y a su omnímodo poder acumulado. En el mismo sentido, Carlos Valverde dijo cierta vez: ¡es un animal! muchos otros coinciden también en motejarlo de “fenómeno”. Lejos de incomodarle, es posible que le halague el orgullo. Pero se le van adensando los humos en la mollera, peligrosamente.
También fue la noche de la bella. Informado sin duda sobre la actividad política de la candidata a gobernadora por el Beni, Morales comentó de ella: “Jessica me ha sorprendido, ahora está más fuerte y más inteligente”. Dado el modo que tiene la naturaleza de distribuir sus dones con equidad, a veces hasta con avaricia, casi nunca junta estos dos atributos en una misma persona: belleza y talento. Jessica a lo mejor es la excepción.
A su turno, la ex miss Bolivia, con una simulada postura de severidad, lanzó su magistral proposición contra los infractores de la ley: “Estos caballeros y damas -dijo- que se pongan a cometer delitos, van a ir a cumplir sus sentencias trabajando en las minas de Potosí y La Paz”. ¿Recordaba Jessica a Alexandr Solyenitsin, a través de “Archipiélago Gulag”? Es el título de una novela documental sobre los campos soviéticos de trabajos forzados.
La jornada masista de cinco estrellas tenía en su agenda, como tema de fondo, lo referente a las estrategias para ganar el 4 de abril. Serio, con la voz tonante del que manda, Morales habló de los partidos basureros que recogen a los tránsfugas masistas. (Uno de los aludidos era sin duda el MSM). Exigió a sus seguidores el voto consigna. ¡Ay, del que sea sorprendido hablando de voto cruzado! Ese hereje será echado del templo; es decir, expulsado del partido.
Es el recurso mágico para el triunfo electoral. Aquí la conciencia personal no cuenta. Juan Pérez sólo existe en tanto sea parte de la masa. Fuera de ella no es ciudadano elector, es un “número” más que actúa con los demás. Deprime y anula al individuo; ensalza y deifica a la masa. Sobre este terreno suelen levantar su imperio los dictadores. No le falla hoy a Hugo Chávez. Es uno de los cambios que persigue el Estado Plurinacional y socialista, con su wiphala y su grito guerrillero de “Patria o muerte, venceremos”.
“Aquí vamos a votar por el MAS, sea quien sea el candidato”, remató sin asco el senador Ávalos. Fue el corolario político en Los Tajibos a contrapelo con la democracia, y con el inequívoco sello jacobino y bolchevique, términos muy gratos al señor Vicepresidente y su entorno palaciego.
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