Miercoles 11 de marzo de 2015
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En definitiva las palabras de su excelencia en sentido de no trabajar con opositores, si estos ganan, solo puede llamarse chantaje o, quizás más suavemente, condicionamiento.
Lo cierto es que aquellas declaraciones ya levantaron muchas protestas y críticas, pero también temores en habitantes de muchos distritos que, bajo la tal amenaza, no dudarán en votar (conminados) por las y los candidatos oficialistas. Pero, a la vez, miles de compatriotas seguramente asumirán aquellas palabras como un desafío a ser enfrentado democráticamente en las urnas.
Su Excelencia ya nos tiene acostumbrados a declaraciones de diferente matiz, a veces saludables, a veces inteligentes, en otras oportunidades soberbias, desafiantes y también humorísticas.
Sea como fuere, las palabras ya fueron dichas y corresponde justificarlas. Así el muy leído e inteligente vicepresidente trastoca la figura y traduce las palabras de su Excelencia diciendo que son los opositores quienes no quieren trabajar con el poder central y, por cierto, diputados como Víctor Borda, afirman que no es chantaje sino que se trata de una concienciación al pueblo. Vaya manera de concienciar, de manera muy simple y desenfadada, en lugar de hacerlo con propuestas factibles y con positivos ejemplos que muestren lo hecho a lo largo ya de varios años en el poder.
