Loading...
Invitado


Domingo 08 de marzo de 2015

Portada Principal
Revista Dominical

“Pobre del que ha olvidado que hay un niño en la calle”

08 mar 2015

Patricia Barriga Flores

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

En los años que llevo trabajando en la temática de desarrollo humano, a través de la cobertura de actividades, me di cuenta que mucho se habla de niños, de prevención, protección, ayuda, apoyo, solidaridad, incluso lástima por quienes pasan momentos difíciles, especialmente si son niños, sin embargo, cuando existen actividades que enfocan la realidad de nuestro desarrollo humano, muy pocos son los que asisten, especialmente autoridades, y aunque me apena decirlo, también son pocos periodistas los que priorizan la superación humana.

Siempre me pregunté, si cuando hablamos del carnaval, y otras actividades en general, criticamos tanto a quienes consumen bebidas alcohólicas, a las autoridades porque no hacen un “control” y a los vendedores “inescrupulosos” de bebidas alcohólicas, además adulteradas, porque ocasionan violencia, momentos difíciles e incluso la muerte, ¿por qué cuando una institución que ayuda a salir a las personas de este flagelo, como es Alcohólicos Anónimos, realiza alguna actividad, los medios de comunicación no vuelcan sus cámaras filmadoras ni grabadoras a esa institución?

Nos rasgamos las vestiduras por el consumo de alcohol, pero no damos importancia a esa u otras instituciones que silenciosamente realizan un trabajo para rescatar, salvar a personas que se enfermaron de alcoholismo.

Y este solo es un ejemplo, pues así se actúa en muchos otros campos, existe un doble discurso de exigir más programas televisivos y radiales educativos, pero al momento de pasarlos por los medios de comunicación, prefieren otras opciones.

¿Quién hizo un estudio en Oruro de la cantidad de niños y adolescentes que están en situación de calle?, ¿las autoridades conocerán cuántos niños están en riesgo de masificar ese número aún desconocido, pero real? Y ¿qué se hizo o se hace para prevenir, rehabilitar y reinsertar a la sociedad a esos niños y adolescentes?

Cuando se realizan algunas actividades a las que asisten representantes de instituciones y organizaciones que trabajan en determinadas temáticas, siempre se brindan datos, pero sobre todo se conocen estudios y se hacen análisis que no llegan a la población en su conjunto, es por eso que quiero compartir con los lectores el análisis, la reflexión y las sugerencias que hizo el presidente de la Red Nacional por la Defensa de la Niñez y Adolescencia en Situación de Calle, Martin Berndorfer.

Al iniciar la actividad donde se presentó el proyecto de Ley Departamental “Atención integral para niños, niños, adolescentes, jóvenes y familias en situación de calle”, un proyecto de prevención, abordaje en calle, desintoxicación, rehabilitación y reintegración social, se mostró un video con el tema musical de fondo de Mercedes Sosa “Canción para un niño en la calle”.

De esa canción se rescataron tres frases, que las explica Berndorfer; la primera que dice: “Yo soy un elemento más del paisaje, los residuos de la calle son mi camuflaje”. Nos hemos acostumbrado a ver niños en la calle como si fueran parte del paisaje urbano, ya no nos damos cuenta, nos hemos desensibilizado y lo tomamos como algo normal, que siempre ha existido y que tiene que existir y que no se puede hacer nada, y no es así, debemos hacer algo porque no es justo que niños, niñas y adolescentes tengan que soportar y tener esas condiciones de vida, privándoles del desarrollo, a tener una perspectiva de futuro constructivo.

La otra frase es: “Soy oxígeno para este continente, soy lo que descuidó el presidente”. No hay políticas públicas a favor de esta población, no tienen influencia porque políticamente no votan, económicamente no aportan, por lo tanto no hay sector fuerte que se ponga a favor y a buscar soluciones contundentes sostenibles para ellos.

Al cierre Mercedes Sosa nos invierte el concepto, y nos dice: “Pobre del que ha olvidado que hay un niño en la calle”. Nosotros, la sociedad es pobre cuando se ciega a semejante problemática social, cuando niños y niñas, adolescentes y hasta familias completas están expuestos a esas condiciones de vida.

Para entender de quiénes estamos hablando, niños, niñas y adolescentes en situación de calle, debemos entender que son personas menores de 18 años, que por ciertas circunstancias de vida han deteriorado o roto parcialmente o totalmente el vínculo con su familia de origen y por lo tanto, han adaptado la calle como su espacio de hábitat, de vivencia, de pernocte y supervivencia, quiere decir que son niños y adolescentes que han vuelto la calle su hogar, y es importante diferenciar y segmentar a los niños trabajadores, que no son niños o adolescentes en situación de calle, son trabajadores por circunstancias y necesidades económicas, que es muy diferente con niños que viven en la calle.

Esta diferencia es relevante porque muchas ofertas, tanto en prevención como en atención, tienen metas diferentes, pues lo que para unos puede ser un apoyo importante, al otro le puede perjudicar, porque para los niños en situación de calle no se debe ser asistencialista, no hay que darles todo, porque al final no se van a motivar y no van a querer cambiar su situación, pero para los trabajadores sí puede ser significativo apoyarles con material escolar, por ejemplo.

Situación de calle quiere decir, tomar la calle como espacio de sobrevivencia, dormir, generar recursos, pasar el tiempo, desarrollando su vida en el espacio público.

Si se habla de la terminología, “niños adolescentes en situación de calle”, no debemos referirnos con otros términos a los niños y adolescentes que están en la calle, que son muy despectivos, les decimos cleferos, en Cochabamba se les dice polillas, pero hay que tener clara la nominación que se les da, pues tiene mucho que ver con la respuesta, si les llamamos polillas ¿qué es una polilla?, es un bicho dañino ¿qué hago para liberarme de las polillas?, las mato, porque dañan muchas cosas, si les decimos polillas a los niños de la calle ¿cómo se van a sentir?, pensarán que lo que queremos es extinguirlos porque son un bicho peligroso.

Pero si terminamos de entender la complejidad de su situación, del porqué han llegado a esa condición de vida, tenemos que entender que estamos hablando de una situación de su vida, por eso se sugiere utilizar el término de niños, niñas y adolescentes que están en situación de calle.

Pero toda situación tiene un inicio y también un final, lo que queremos buscar es que esa situación de calle tenga un final y tenga una situación de estudio, de trabajo, de derechos.

Si los llamamos los niños de la calle, les damos situación de pertenencia de la calle a los niños.

Yo soy de Austria, explicó Berndorfer, vivo tres años en Bolivia pero sigo siendo de Austria, esa pertenencia es muy fuerte, por más que por mucho tiempo cambie, pero el ser de algo es difícil de cambiar.

Mientras si hablamos de niños que están en situación de calle, esa situación se puede cambiar, y todos debemos trabajar en conjunto para cambiarla.

Entender a los niños, niñas y adolescentes en situación de calle, es entender de manera muy general sus características, hablamos de niños que por circunstancias de la vida han llegado a optar por la calle como su espacio de vida, han tenido muchas malas experiencias sobre todo con adultos, abuso, maltrato, abuso sexual, violencia psicológica, exclusión entonces lo que genera en ellos es desconfianza, adulto que se le acerca es porque los quiere abusar o maltratar.

Son muy creativos en generar estrategias de sobrevivencia, algunos trabajan, algo lamentable pero también una estrategia de sobrevivencia es el trabajo sexual comercial, lo que comúnmente se denomina prostitución infantil, pero al ser menores de edad no se puede hablar más que de violencia sexual; esto es muy complejo, pero las niñas y adolescentes se exponen a eso, desde los 12 años hay niñas que venden su cuerpo todas las noches.

Otra estrategia es la comisión de delitos por necesidades económicas.

Diferentes estrategias de sobrevivencia, porque ellos se hacen responsables de qué van a comer, qué van a vestir, dónde van a dormir, cómo se mantendrán seguros, qué harán cuando están enfermos, por lo tanto están obligados a generar recursos todos los días para subsistir.

Tienen una vida de absoluta negación de derechos, que no debiera ser así, porque existen normativas, como la Convención Internacional de los Derechos de los Niños, el Código Niño, Niña y Adolescente, que considera derechos, la misma Constitución Política del Estado, sin embargo, estos niños los tienen negados, no hay acceso a salud, educación, no hay garantías, no hay cobijo, ni seguridad, ni protección, por lo que están excluidos de todo derecho.

El consumo de drogas, no al cien por ciento, no todos los niños en situación de calle consumen drogas, no todos tienen adicciones, pero sí va muy relacionado, porque la droga en sí es un compensador afectivo y físico, es decir, si tengo frío, calor, hambre y no tengo cómo resolver eso, la droga me lo quita, es como una anestesia.

Es un compensador emocional, pues con 8 o 12 años de edad, tener que pasar la noche en la calle solo, da miedo, genera inseguridad, asusta, y da una sensación de ser abandonado, de estar a la deriva para no sentir esa tristeza, soledad y miedo, “para ello está la droga”.

Las adolescentes cuando están en violencia sexual comercial, tienden a aumentar el consumo de drogas porque la situación es muy fuerte, tener que aguantar relaciones sexuales con hombres mayores, tres, cuatro, cinco veces por noche es muy fuerte y la única manera es drogándose, eliminando la percepción y utilizando la droga como anestesia; en ese sentido es importante reconocer qué función cumple la droga en el contexto de la niñez y adolescencia en situación de calle.

La asociación con pares también es importante porque hablamos de que generalmente los niños y adolescentes se juntan en grupos, son solidarios entre ellos porque es una especie de familia alternativa que se genera en la calle, se unen en grupos y se protegen entre ellos.

Por otro lado una característica que hay que tomar en cuenta sobre todo cuando nos planteamos estrategias de apoyo y atención, es la baja tolerancia a la frustración, porque son inmediatistas, pues su vida es de la mañana a mediodía, de mediodía a la noche y de la noche a la madrugada; etapas muy cortas entonces –si no consigo ahora lo que necesito me frustro-, lo que se debe tomar en cuenta para los programas que se elaboren.

Si les planteo una alternativa de aquí a tres semanas, o en un mes, o medio año es muy abstracta para ellos.

Todo lo que tiene proyección se debe trabajar con paciencia, porque lo inmediato es lo concreto, entonces si no se satisface eso es frustración, lo que no quiere decir que debemos responder a todas las demandas inmediatas que tienen, porque por lo general son materiales, pero sí tenemos que estar preparados a esa baja tolerancia a la frustración.

El contexto como tal, la calle representa muchos factores, y crea un estigma a los niños y adolescentes en situación de calle, lo que impide su salida de esa situación, están expuestos a la trata y tráfico, violencia como víctimas y como victimadores, la delincuencia como estrategia de sobrevivencia pero también como víctimas, el trabajo infantil, son algunos de los factores a los que se someten al momento de optar por la calle como espacio de vida.

Entonces aquí nos preguntamos: ¿A quién le gustaría vivir con la amenaza de esos factores? Nadie en su sano juicio optaría por un lugar donde tiene que enfrentarse a todas esas condiciones de vida, pero por otro lado, nos encontramos con niños y adolescentes en situación de calle, que no están dispuestos a dejarla e integrar albergues, y es importante que vayamos reflexionando un poco más allá de eso y se debe cambiar la perspectiva, enfoque y visión que se pueda tener.

Muchas veces en el planteamiento de las respuestas nos enfocamos en los factores de riesgo como algo dañino, que tenemos que eliminar, a quien esté ahí debemos sacarlo, esto desde un paradigma de protección, es algo que desde afuera vemos, pero que pasa si los niños y adolescentes que están ahí lo ven de otra forma; la violencia sexual comercial, que sí es algo inaceptable, pero en su momento, para ellos se ha convertido en una posibilidad de sobrevivencia que genera hasta pertenencia, por más irónico que pueda sonar, la exclusión social da también una alternativa, - yo no soy parte de esa sociedad, entonces no me importan sus reglas, no me tengo que someter a esas normas-.

El consumo de drogas es sumamente dañino, genera efectos y secuelas a mediano y largo plazo muy fuertes, pero desde la perspectiva de la persona que consume genera pertenencia al grupo.

Todos esos factores si cambiamos la perspectiva, los vemos desde la posición de los niños y adolescentes, tal vez no sea solo una amenaza sino una oportunidad.

Pero no se trata de decir, si les gusta que se queden ahí, sino que en el momento cuando queremos plantearles oportunidades, tenemos que tomar en cuenta ambas perspectivas, alternativas reales, para que puedan en ese nuevo espacio compensar las partes positivas que han encontrado en la calle, porque en la calle han encontrado respuestas y por eso muchas veces la predisposición de salir de esa situación no es tan clara, porque tienen posibilidad de sobrevivencia, lo que en su propio hogar no han encontrado.El estar en la calle es una decisión que el adolescente la asume y la toma de manera consciente, entonces si hemos visto los factores a los que se exponen en la calle, entonces nos podemos imaginar cómo debe ser la situación de estos niños y adolescentes en su propia casa o en su familia. Esta decisión no se toma ligeramente, estamos claros, que está forzado, presionado por la amenaza que ellos encuentran en su propio hogar indudablemente, pero de que es una decisión que ellos toman es importante reconocerlo.

Estando en la calle los niños y adolescentes son sujetos autónomos e independientes, si dos años han vivido en la calle, y si viene un adulto y le quiere sacar de eso y resolverle todas sus cosas, él responderá que no lo necesita, que sabe arreglarse solo.

Es así que se puede contar con una definición indicando que “el error al pensar que la calle es pura miseria, no es un simple error académico, este error nos motiva a construir programas que no atraen ni brindan respuestas a los deseos existenciales del niño, si pensamos que la calle es pura miseria entonces concluiremos que basta construir un hogar para que los niños lleguen a él, pareciera obvio que un albergue, una escuela, o un programa de capacitación laboral son mejores que la calle, pero no es así”.Si solo les ofrecemos un lugar donde dormir y tengan sus necesidades básicas cubiertas, no les atraerá, ellos tienen otras aspiraciones necesitan otro tipo de atención.

Indudablemente, para los que están en situación de calle hay que buscar alternativas inmediatas para atender sus necesidades, pero igual de importante es prevenir que más niños y adolescentes lleguen a esa condición de vida, consumo de drogas, violencia, abuso, las situaciones de exclusión, formación de pandillas, etc.

Prevención que tiene que enfocarse en los factores de riesgo, pero sobre todo a generar factores de protección, trabajemos en lo positivo, no vayamos en la línea clásica de decir estas son las drogas y es malo, en ese momento generamos curiosidad en los adolescentes.

Si queremos hacer prevención de drogas lo que menos debemos hacer es hablar de drogas, sino tenemos que fortalecer lo positivo y la capacidad de resiliencia que tienen los adolescentes para convertirse en personas que no tienen la necesidad de consumir, porque las drogas han existido siempre y lamentablemente van a seguir acompañando nuestra sociedad, lo que necesitamos es formar a las personas para que no tengan la necesidad de consumir y puedan manejar la situación cuando se encuentran con las sustancias.

La prevención se debe enfocar en la familia como núcleo principal y de primera instancia para los niños y adolescentes, tiene que trabajarse desde las unidades educativas, la comunidad en general debe asumir su rol y generar factores de protección.

Y por otro lado es importante atender a los que se encuentran en situación de calle, hay que darles alternativas porque no podemos quedarnos con los brazos cruzados y decir –bueno les tocó no más, y su destino será-.

Por lo general se plantea modelos en tres fases, una primera que es el acercamiento que puede ser un trabajo motivacional a través de programas ambulatorios, y lograr que se acerquen al sistema de atención y protección; la segunda se trabaja cuando hay un consumo de drogas, con la desintoxicación. Y si tenemos un comportamiento muy manifestado de la sobrevivencia en la calle, la deshabituación; es diferente a una persona que consume drogas en situación de calle que a una persona con comportamiento adictivo que viene de una familia, porque tiene otro tipo de socialización y de forma de vida.

La tercera fase que es la reintegración, es decir, que las personas que ya pasaron su proceso de rehabilitación puedan volverse parte de la sociedad.

“La temática de la situación de calle es compleja, y es muy peligroso dar respuestas simples, porque tendemos a ser asistencialistas o estamos tapando síntomas pero no resolvemos el problema de fondo, entonces tenemos que pensar en alternativas complejas para problemas complejos, con una estructura de atención que tome en cuenta las diferentes formas”, manifestó Berndorfer.

Sí se requiere infraestructura, pero no resuelve el problema, pues se debe complementar con programas de abordaje en calle, de contacto ambulatorio, de prevención y reintegración de esta manera las respuestas son integrales e intersectoriales, no sólo se trata de un tema de protección, sino se debe dar salud, educación, seguridad, identificación, todos los sectores deben coadyuvar para sacar adelante a estos niños y adolescentes.

Para tus amigos: