La conversión de la República de Bolivia en Estado Plurinacional no cambió en nada en cuanto a la práctica de la corrupción en el aparato estatal. La población autóctona, que en este Gobierno tiene prioridad, se ha contagiado de la pandemia de la corrupción administrativa de recursos del Estado asignados, precisamente para proyectos que beneficien directamente a ese sector de la población.
La Contraloría General dio cuenta de que a partir de la gestión de 2010 al 2013 han desaparecido 71 millones de bolivianos destinados al financiamiento de 153 proyectos, otros 74 millones para 100 proyectos y otros 132 millones cuyo destino es también incierto, en total 277.6 millones desembolsados para el Fondo de Desarrollo para Pueblos Indígenas. Otra información oficial del contralor Gabriel Herbas da cuenta de que aquellos recursos están en 148 cuentas bancarias individuales que se abrieron en cinco financieras. Al conocerse el escándalo inicialmente se informó que el Gobierno nada tiene que ver con aquellos recursos. Posteriormente se pidió la intervención de la ministra Achacollo. Se dio cuenta de que la candidata a la Gobernación de La Paz, Felipa Huanca está implicada en el caso, por cuanto fue parte de aquella dependencia, exclusivamente para beneficio del desarrollo de los pueblos indígenas.
El hecho escandaloso hace conocer al país de la existencia de un fondo especial para beneficio de los pueblos indígenas, ¿Acaso esos fondos no son utilizados para financiar elecciones? De todos modos se conocen cifras, y entidades donde se hicieron los depósitos, seguramente con los nombres de las personas que abrieron las cuentas, nombres que aún no se han hecho conocer. Lo importante y destacable del hecho es que finalmente la Contraloría General se hace presente denunciando una escandalosa estafa a los pueblos indígenas que debían beneficiarse con varias obras. El Gobierno cumplió asignando recursos, quienes desviaron esos recursos para beneficio personal, atentan contra el prestigio del Gobierno y contra los interese de los pueblos indígenas. Como puede verse, la corrupción corroe le economía del país, el prestigio de los gobernantes, si los autores no funcionan bajo el consentimiento de las autoridades de Gobierno.
Vale mucho citar un ejemplo, cuando la Ley de Participación Popular entró en vigencia. Los sindicatos agrarios expresaron su complacencia por la nueva ley, pero no precisamente porque se les asignaba recursos del Tesoro General de la Nación, sino porque serían parte del manejo de aquellos recursos. En una reunión sindical de Mizque, un dirigente hablando con claridad, pedía el apoyo incondicional al gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, destacando que “ahora les llega el turno, antes solo los k’aras tenían la oportunidad de aprovechar de los recursos del país. Ahora es nuestro turno, compañeros”. Esos conceptos pronunciados en quechua sacaron un nutrido aplauso de los dirigentes asistentes a la reunión. Ahora que el Gobierno del presente consolidó la participación de alcaldías y universidades con porcentajes de acuerdo a la ley neoliberal de Participación Popular, era necesario acaso crear otro fondo sin tomar en cuenta que la población rural, los pueblos indígenas son parte de los municipios que reciben la asignación del 25 por ciento de las recaudaciones.
(*) Periodista y escritor. vifec@yahoo.com
Tomado del diario Opinión de Cochabmaba, domingo 1 de marzo
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.