Como adultos, si intentáramos responder a la pregunta ¿Con quién empezamos a jugar los seres humanos? es muy probable que respondamos con los juguetes, los hermanos mayores, primos o amigos, pero no... La primera persona con la que el bebé establece un vínculo lúdico es consigo mismo y, después, con su madre.
En los primeros meses de vida, muchos de nuestros contactos con otros se dan a partir del juego; por ejemplo, seguro ha visto bebés que se tapan con una sábana —se esconden— mientras alguien pregunta: "¿Dónde está el bebé?", después el pequeño quita la sábana y sonríe. Con el paso del tiempo, la forma en que las personas jugamos cambia; para cada niño es diferente, pues se relaciona con su crecimiento y la forma en que adquiere experiencia y destreza.
En los/ las niños (as) el juego forma parte de su vida de manera muy significativa ya que por medio de un juego ellos puedan aprender y descubrir nuevas cosas; no solo niños (as) juegan si no también los adultos porque el juego es una actividad importante en la vida; es decir, desde que nacemos, hasta que nos volvemos viejitos. Pero, ¿por qué jugamos? Para distraernos, divertirnos, compartir con nosotros mismos y con los demás; pero además, muchas veces cuando jugamos podemos aprender o adquirir y desarrollar habilidades relacionadas, por ejemplo, con el trabajo en equipo, la resolución de problemas o la expresión y verbalización de lo que nos rodea.
Los niños (as) solo quieres jugar, jugar y jugar.
Sucede que, muchas veces, en la escuela o en casa, los adultos tendemos a reprimir el juego de los niños pues consideramos que es poco productivo o escandaloso: juguetes por todas partes, desorden, ruido... lo hacemos porque desconocemos que el juego contribuye a definir el modo en que los niños se conciben a sí mismos.
Mientras los pequeños juegan, además de divertirse, pueden resolver problemas que tocan diferentes esferas de su ser como el ámbito familiar, escolar y comunitario, en los niveles emocional e intelectual: así descubren respuestas, ideas, pistas para entender y aprender de lo que observan. El juego es un proceso dinámico y diverso siempre en movimiento.
Cada niño(a) tiene una forma de jugar.
Así el juego varía entre los niños de acuerdo con la edad, el ambiente familiar y el grupo cultural al que pertenece. Es una actividad que permite competir, ganar, perder y esperar nuevas oportunidades para volver a intentarlo.
No todos los juegos aportan lo mismo; el nivel de desarrollo que promueven depende de qué y cómo juegan los niños. Es probable que, de acuerdo con el contexto en que se realicen y la motivación o interés que despierten en el niño, aquellos donde se necesitan grandes dosis de creatividad, imaginación, reflexión o requieran de la resolución de problemas de diversa índole o de la puesta en práctica de diferentes habilidades o destrezas sean más alentadores.
Actividades para grandes y chicos.
El niño y el adulto, por igual, encuentran en lo lúdico un campo de exploración de sí mismos, dentro del que pueden ensayar ubicarse en diferentes posiciones, proponer estrategias, adoptar posturas y ejercitar habilidades. El fracaso en el juego permite repetir y recrear nuevos juegos y obliga a replantear las estrategias. Este espacio se convierte en un punto de encuentro con los demás y permite conocerlos en otros aspectos.
Jugar es por demás divertido y sano, así que si cuando los niños o los adultos han terminado sus deberes, pensémoslo dos veces antes de pedirles que dejen de jugar: quizá sería una mejor idea incorporarnos para, además de lo ya mencionado, divertimos juntos, compartir y convivir en familia; además, el trabajo, el estudio y las labores cotidianas pueden integrarse al juego.
Algunos consejos sobre los tipos de juegos que apoyan al desarrollo de la creatividad, no siempre los juegos de antes son los mejor recomendados; sino algunos nuevos y adecuados a la realidad.
El trompo, los voladores, las canicas y otros fueron los juegos preferidos hasta hace unos 30 años atrás en Bolivia. Hoy, la tecnología y los vientos de cambio han generado otro tipo de distracciones. Pero al mismo tiempo, los estudios en materia educativa demuestran que para desarrollar ciertas aptitudes en los niños y niñas se debe seguir ciertas recomendaciones:
La primera recomendación es que se definan juegos donde se desarrollen las habilidades sociales, recuperando las vivencias de los niños. Juegos donde el niño o niña resuelva problemas estableciendo situaciones ficticias pero originales y amenas al mismo tiempo. De esta forma se despierta la curiosidad de los niños; se facilita el flujo de su creatividad y en el futuro el niño o niña asumirá decisiones acertadas.
Es recomendable tomar en cuenta los juegos que se jugaba hace 30 años. Como el juego del trompo o las canicas y los actuales que ambos serán la delicia de los menores.
Es necesario entender que se debe recuperar la vivencia de los niños y niñas. Es a partir de sus propias experiencias, de su horizonte de intereses, su actual contexto, que ellos han aprendido (en sus casas o en la escuela). Los mejores caminos para encontrar juegos que eviten el aburrimiento y el desinterés están en ellos mismos. Un poco de observación y esfuerzo de los adultos generará juegos creativos.
En caso de que el trabajo diario dificulte la posibilidad de pasar tiempo con los niños y niñas, los padres de familia deben destinar por lo menos un fin de semana completo para los juegos de pelota, juegos de mesa y otros que sean del agrado de sus hijos.
Lo recomendable es que se escojan juguetes didácticos y no aquellos que reflejen violencia.
Menos recurrir a darles algo hecho. Lo ideal es que ellos mismos lo hagan; darles algo hecho sólo corta la creatividad del niño. En este sentido, es ideal que se escojan juegos de mesa en los que se desarrolle el pensamiento lógico abstracto como el ajedrez, las damas, damas chinas y dominó. O aquellos que desarrollen la parte lógica como las matemáticas.
Una de las claves son aquellos juegos de "verbalizaciones", es decir, aquellos donde se planteen problemas en los que el pensamiento lógico sea necesario.
Darles juguetes que necesiten ser complementados y/o diseñados por los propios niños y niñas; es el caso de las piezas para armar o mejor aún, entregarles un rompecabezas que desarrolle la paciencia, la astucia y la habilidad. También depende de las aptitudes, potencialidades y necesidades de los infantes. Para un menor que requiere fortalecer las matemáticas es necesario utilizar los juegos didácticos con formas geométricas.
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