Hace algunos años vivía en el zoológico de Oruro un león que nació en cautiverio en Mallasa, lo llamaron Fido, y al pasar los años el animal fue envejeciendo, unos “expertos” llegaron hasta este parque y dijeron que este sufría por las condiciones climáticas de la ciudad y querían llevarlo a la reserva natural Madidi en el Chapare.
Algunos orureños se opusieron porque no querían que se lleven a “su” león y a cambio de nada, además que los “expertos” no pudieron acreditar esa condición que aseguraban tener, excepto por recortes de periódicos en que ellos mismos se autodenominaban de esa manera, se armó un gran revuelo, al final el león murió y los orureños quedaron como salvajes, insensibles, que gozan viendo sufrir a los animales y matándolos.
La gente de todo el país comenzó a pedir el cierre del zoológico y aunque exautoridades municipales decidieron convertir ese parque en un “zoológico andino”, donde se reciban o adquieran especies propias de la fauna altiplánica, las voces que pedían su cierre no callaron. Pero nadie pide el cierre del zoológico de Mallasa en La Paz, tampoco el de Santa Cruz, porque el argumento ahora no es el clima sino que es una pena ver animales en cautiverio.
Y ahora le tocó al Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente estuvieron atentos a los diferentes conjuntos y fraternidades para sancionar el uso de partes de animales o animales disecados en los trajes de los danzarines y amenazaron con decomisarlos.
Pasado el Carnaval vinieron las sanciones, pero las autoridades no toman en cuenta que muchos de los accesorios que se usan en los trajes de los danzantes son de hace años, no es que para cada Carnaval se va a matar quirquinchos al por mayor y además siempre se enfocan solo en Oruro, las plumas que se usan en la vestimenta de los devotos orureños provienen del mismo lugar que las que se usan en el carnaval cruceño, la mayoría se importan de Brasil, pero solo sancionan a los orureños y una vez más los hacen quedar como salvajes retrógrados que gozan matando animales.
Como ya lo dijimos a través de esa columna y quizás hasta machaconamente, las autoridades se enfocan en los danzarines porque están a la mano, a ellos los señalan y sancionan, pero no hacen nada por detener la caza furtiva de animales, nadie decomisa la mercadería de quienes venden partes o cuerpos de animales ni se toman la molestia de perseguir a quienes los matan y los comercializan.
Oruro no es una tierra de salvajes insensibles que gozan matando animales, la gente aquí es igual al resto del país y lo que quiere es que siempre se obre con justicia y que la ley se cumpla, pero para todos.
Fuente: LA PATRIA
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