441 inmigrantes viven bajo asilo eclesiástico en Alemania, una condición que les protege temporalmente de la expulsión y que, sin estar recogida por la ley, es “tolerada” por las autoridades, aunque el Ministerio de Interior ha expresado ya sus dudas sobre esta prerrogativa de las iglesias.
El año pasado, 202.834 personas, muchas de ellas procedentes de Siria, pidieron asilo en Alemania, cifra que prácticamente duplicó la registrada en 2013.
De la misma manera aumentaron los casos de refugiados que pidieron asilo eclesiástico ante su inminente expulsión y envío de vuelta a su país de origen, o al estado por donde primero entraron en territorio de la Unión Europea, el que debería gestionar su extradición.
Si a principios de 2014 la asociación federal ecuménica Asilo en la Iglesia contabilizaba 34 casos de refugio eclesiástico, la cifra creció más de un 500 % hasta febrero de este año, con 226 causas que afectan a un total de 441 personas.
El asilo eclesiástico, según explica a Efe la secretaria general en Berlín de esta organización, GeniaSchenkePlisch, es una práctica instaurada desde hace más de 30 años en Alemania.
Lo conceden parroquias y congregaciones religiosas por razones humanitarias a personas que con la expulsión verían amenazada su vida.
El objetivo, apunta, es ganar tiempo y lograr que el refugiado viva el tiempo suficiente en Alemania como para poder iniciar un proceso de solicitud de asilo, sin necesidad de regresar al estado de la UE por el que ingresó a territorio europeo.
En el caso de aquellos que ya vieron denegada su petición en Alemania, la asociación trabaja para agotar todas las vías posibles de revisión del caso, porque “no todo es blanco o negro”, añade.
Cuando un refugiado recibe asilo eclesiástico, la parroquia correspondiente informa de esta circunstancia a la Oficina Federal de Migración y Refugiados, a la de Extranjería y a la Iglesia regional correspondiente, sea católica o evangélica.
“No hay una ley escrita que otorgue el derecho al asilo eclesiástico”, reconoce a Efe desde Hamburgo Birgit Neufert, asistente de la presidenta de la asociación ecuménica, la pastora protestante Dietlind Jochims.
Lo que sí existe, precisa, es un “acuerdo mutuo” entre las Iglesias protestante y católica y las autoridades, que “toleran” esta práctica “siempre y cuando sean informadas” y no se haga “a escondidas”.
A pesar de esta tolerancia, el Gobierno alemán ha comenzado a cuestionar esta práctica, sobre todo porque actualmente, de los 226 casos registrados, 187 afectan a personas que deben abandonar Alemania según el reglamento de Dublin III, es decir, con destino a otro país de la UE y no a su lugar de origen.
En opinión del Ministerio del Interior, el asilo eclesiástico socava de hecho la política europea en materia de refugiados.
Las Iglesias, no obstante, sostienen que respetan la ley y actúan por razones humanitarias y critican las condiciones de detención de los solicitantes de asilo en determinados estados europeos, con procesos injustos que suponen una amenaza real de expulsión a un país en crisis.
Está previsto que, en medio de este debate, se reúnan esta semana representantes de las Iglesias protestante y católica con el presidente de la Oficina Federal de Migración y Refugiados, Manfred Schmidt, para intercambiar información.
Fuente: Berlín, (EFE)
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