El teléfono: ese asombroso invento

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El teléfono es un asombros invento y seguramente su o sus creadores ni en sus más locos sueños habrán imaginado que de ser un objeto para facilitar la comunicación a distancia a través de la voz pasó a ser un aparato que envía datos, imágenes, videos y sirve prácticamente como una computadora portátil que se puede llevar en el bolsillo.

Según el portal Wikipedia, que cita como fuente a Rory Carroll (17 de junio de 2002). “Bell did not invent telephone, US rules” (en inglés). The Guardian. Consultado el 13 de febrero de 2011, Alexander Graham Bell no habría sido el creador del teléfono, sino el primero en patentarlo, pues se atribuyó el invento a Antonio Meucci quien habría desarrollado la idea en 1857 y, el 11 de junio de 2002 el Congreso de Estados Unidos aprobó la resolución 269, por la que se reconocía que el inventor del teléfono había sido Meucci.

Bell construyó y patentó el primer teléfono capaz de transmitir recibir voz humana con toda su calidad y timbre. La calidad de transmisión mejoró gracias a que Thomas Alva Edisson introdujo el micrófono de gránulos de carbón.

El teléfono fue sufriendo modificaciones con el paso del tiempo, al principio se necesitaba un conmutador y alguien que comunique a las personas de una línea a otra, además que se debía dar cuerda al aparato para que funcione.

Más tarde se introdujo el discado directo, pero los teléfonos eran pesados y aún aparatosos, imposible pensar en llevarlos en el bolsillo, además que aún no se había inventado la tecnología inalámbrica. Con el paso de los años los aparatos telefónicos se hicieron cada vez más ligeros y ofrecían mayores ventajas como el discado automático, por lo que hoy por hoy algunos locutores de radio que interactúan con los oyentes aún les dicen “¿cuál es tu automático?”, a modo de preguntar su número de teléfono fijo, más tarde aparecieron los inalámbricos y también los de tecnología digital, y los jóvenes de la actualidad seguramente ni siquiera escucharon la frase “me discas”, que se usaba para decir “llámame”.

Para muchas personas que nacieron en el siglo pasado todavía resultaba impensable que se pueda hacer todo lo que se logra con un celular en la actualidad, algunos de los que eran adolescentes o jóvenes entonces seguramente recordarán la cantaleta de las mamás que a gritos decían “cuelga ese teléfono que no es para conferencias sino para emergencias”.

Antes de que aparecieran los famosos identificadores de llamadas eran clásicas las bromas que los muchachos o muchachas hacían por teléfono, como llamar al “señor Calvo, de parte de su último cabello” u otra gracia por el estilo, que a muchos adultos molestaba sobremanera pero era un pasatiempo de lo más divertido para los adolescentes.

Otra reliquia que prácticamente está desapareciendo es el teléfono monedero, que más tarde fue sustituido por el tarjetero, pero como ahora prácticamente todos tienen celular es difícil que sobreviva. Los teléfonos públicos que funcionaban con monedas o tarjetas también eran usados por los adultos para comunicarse en emergencias y, por los adolescentes para llamar y cortar la comunicación a modo de molestar o hacer bromas.

Se dice que el millonario Paul Getty era tan tacaño que puso un teléfono monedero en su casa para que en lugar de tener que pagar por el servicio, cada que alguien de su familia o ajeno a su casa quisiera usarlo, más bien le reportara ganancias.

Los primeros celulares que aparecieron eran grandes, es más, se les apodaba ladrillos, no eran muy portátiles pero servían para llevarlos aunque sea en la mochila o en la cartera para comunicarse desde casi cualquier parte.

Con las mejoras tecnológicas que se fueron introduciendo los celulares ahora sirven de filmadora, cámara fotográfica, calculadora, computadora y hasta de entidad bancaria para realizar transferencias u otras operaciones en cualquier rincón del mundo, pudiendo comunicarse la gente a través de la voz, mensajes de texto o imágenes, además que las teclas fueron prácticamente sustituidas por el sistema “touch”, que funcionan con simplemente tocar la pantalla del teléfono.

Quizás la frase “cada niño viene con la marraqueta bajo el brazo”, en estos tiempos habría que sustituirla por “cada niño viene con el celular bajo el brazo”, pues los niños han pasado de comunicarse a través de dos latitas conectadas por un hilo bien tesado a utilizar teléfonos celulares desde que son muy pequeños.