Continuando con un análisis anterior, el tema de la crisis ucraniana pasa por las definiciones de un acuerdo en realidad espurio y es necesario, e imprescindible, continuar el análisis de los puntos del Acuerdo de Minsk, Capital de Bielorrusia y sus derivaciones políticas. En un artículo publicado en fecha 22 de febrero del presente nos habíamos referido a cinco aspectos, ahora se deben tratar los siguientes:
1. “Discusión sobre el futuro estatus de las regiones en conflicto”. En las actuales condiciones, con enfrentamientos militares encarnizados, es algo no factible, además de que el Presidente ilegal de Ucrania, Poroshenko, un sinvergüenza que se enriqueció apropiándose de bienes estatales, ha declarado que la parte oriental de su país debe regresar a su soberanía sin condiciones en contra del sentir de la población ruso-parlante.
2. “Indultos y amnistía para todos los participantes del conflicto”. Cuando se han cometido crímenes de guerra no se debe dar tal situación.
3. “Intercambio de rehenes según el principio de ‘todos por todos’”. Este tema es delicado. Habría que certificar si realmente existen, en todo caso serían prisioneros de guerra.
4. “Creación de corredores humanitarios”. Estos ya existen por la acción del Gobierno ruso. Se podría crear otros si se suspende el estado de guerra, algo improbable por la derrota militar del Ejército ucraniano.
5. “Garantías por parte de Kiev de restaurar las relaciones socioeconómicas en Donbass”. Poroshenko ha suspendido por ejemplo los pagos de pensiones a los jubilados, algo absolutamente contrario a las leyes internacionales, además de otras prestaciones garantizadas por las propias leyes de Ucrania. ¿Es posible su restitución? Es improbable porque el Estado ucraniano está en quiebra y ni siquiera puede pagar por gas ruso que consume.
6. “Retirada de todas las fuerzas extranjeras de Ucrania”. Hay que diferenciar entre voluntarios rusos que defienden a sus hermanos y los mercenarios contratados por Kiev.
7. “Reforma constitucional en Ucrania”. Algo muy difícil porque llevaría mucho tiempo y no existen las condiciones de confiabilidad suficiente para hacerlo. Por otra parte que el Gobierno de Kiev quiere someter a los independentistas del Este sea por sumisión o por la fuerza
Las soluciones planteadas en su mayor parte no son factibles por el desarrollo de los acontecimientos en el frente de guerra por más que tres grandes potencias hayan posibilitado un acuerdo muy frágil en los hechos. La disolución de Ucrania se ha convertido en algo razonable con la incorporación de su parte oriental a Rusia y de la occidental a Hungría como ha sucedido históricamente durante muchos siglos. Ucrania es un Estado fallido, el que pudo haberse consolidado en el tiempo, pero por culpa de los golpistas de Maidán que derrocaron un gobierno democráticamente elegido (el de Yanúkovich) por la vía de la sedición, se ha provocado una situación sangrienta de difícil resolución. En el papel se puede decir cualquier cosa, pero los tozudos hechos son los que mandan.
El Presidente ruso, Vladimir Putin, ha aceptado ciertas concesiones porque cree que tiene la sartén por el mango, pero no debe olvidar que la incorporación de Ucrania a la OTAN (organismo que agrupa a Estados Unidos y a gran parte de los países de Europa) es un peligro profundo para la seguridad nacional de su país y este tema no ha sido incorporado en las negociaciones de Minsk. Por otra parte, Poroshenko ha aceptado a regañadientes la imposición del grupo tripartito de Alemania, Francia y Rusia y sabiendo que no puede controlar a los fascistas de Ucrania Occidental.
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