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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Pulcritud en fojas cero - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Bastantes décadas atrás, Oruro tenía la buena fama de ser “la ciudad más limpia del país”. Empero, el hecho es, que hoy en día esa buena fama de la pulcritud orureña de antaño, ha quedado en el olvido.
La edición de LA PATRIA del lunes 22 de febrero en curso, da cuenta de las preocupaciones del Alcalde Municipal de Oruro, respecto del servicio municipal de aseo, que no estaría cumpliendo su tarea de limpieza de la ciudad dentro de las expectativas del Municipio.
Seguramente podrían darse un conjunto de explicaciones administrativas, técnicas, y hasta sociológicas, sin embargo, el hecho es, que nuestra ciudad desde hace varios años sufre de la falta de un adecuado servicio de limpieza, es decir de que éste sea sistemático, permanente y eficiente, ya que no se puede pretender que las calles citadinas estén limpias sólo cuando se verifica un importante partido de fútbol o similares.
Es un hecho verificable que cada día que pasa es mayor la cantidad de basura por el aumento poblacional de la ciudad, la cantidad y variedad de artículos que se descartan y la forma en que éstos se fabrican y expenden.
Las autoridades pertinentes son quienes tienen la obligación de gestionar ese eficiente, permanente y sistemático servicio de limpieza de Oruro, haciendo buen uso de las costas e impuestos que los estantes y habitantes sufragamos para que nuestra patria chica sea dignamente aseada.
Empero, la mugre que se advierte por doquier, y especialmente en determinados lugares tanto centrales como periféricos, obviamente no es responsabilidad única de nuestras autoridades, también quienes vivimos aquí, tenemos parte de esa responsabilidad.
No podemos olvidar la espantosa suciedad de los días concernientes a la verificación del Carnaval recientemente pasado, que tuvieron su pico más alto los días sábado, domingo, lunes y martes de Carnaval. La noche del sábado de Carnaval, las calles aledañas a la ruta del desfile folklórico presentaban un execrable aspecto, con la acumulación de basura, comida, orina y heces fecales de quienes haciendo gala del más primitivo impudor no hicieron uso de los servicios higiénicos móviles situados en las bocacalles anejas a la ruta, y tampoco podemos olvidar el nauseabundo olor que se situó en la ciudad después de las lluvias de esos dos días. Oruro era así, una ciudad impresentable.
Progresivamente, la acumulación de basura está conduciendo también a una proliferación de ratones, insectos y microorganismos patógenos con sus consecuencias nocivas para la salud de personas y animales domésticos.
Y aquí una obligada reflexión. Cuando se habla de pulcritud, inmediatamente asociamos este valor, con el aseo personal, casi nadie querría ser calificado como persona sucia, desaseada o desaliñada, por eso mismo, todos nos preocupamos, aunque en diversos grados es cierto, de presentarnos limpios, sin descuidos en la forma de vestir, bien peinados, rasurados, con una adecuada limpieza bucal, etc., ni qué se diga cuando se va a concurrir a un acto social, -cualquiera que éste sea- la preocupación por la buena presentación es mayor, lo mismo para el primer día de clases, o para una cita de trabajo; sin embargo, es fácil advertir que hay personas que a medida que pasan los días van descuidando su aseo y presentación, es que no hay en quienes así actúan un hábito permanente de limpieza, debido a que no vivimos en nuestras casas ordenada y disciplinadamente, ya que el orden y la disciplina personales son de capital importancia para la asimilación o el cambio de hábitos.
Urge promover una nueva cultura de la limpieza, que comience en el propio hogar, lugar de estudio o trabajo, y que se exprese asimismo en los lugares públicos. No puede ser normal, que cuando los niños y jóvenes salen de sus establecimientos educativos, gubernamentales y privados, a mediodía y al terminar la tarde, los espacios públicos limpios, pasen en media hora, a convertirse en verdaderos chiqueros, que afean la ciudad y aumentan el trabajo, de suyo ya pesado y hasta indigno, de quienes cumplen la labor de limpiar las calles.
No puede ser normal, que tantos jóvenes y hasta personas mayores, a última hora de la tarde conviertan las esquinas, quioscos y puertas de nuestras casas en mingitorios públicos, y eso no es sólo en el tiempo de Carnaval, bien lo sabemos, ocurre durante todo el año.
No puede ser que las empresas fabricantes de licores y comidas, deslinden sus responsabilidades después de eventos folklóricos masivos, éstas deben correr con los gastos que emerjan de la limpieza total ocasionada por el consumo y eliminación de sus productos, desde los vendedores de alimentos y bebidas en esquinas y puertas de centros educativos, a los productores más grandes, de restaurantes, mismos que eliminan ¡diariamente! el aceite y las grasas en las boca tormentas de las esquinas.
Es urgente una campaña de pulcritud a fondo, a partir de la familia, para la arquitectura de una nueva ciudad hasta que retome su otrora título de “la más limpia de Bolivia”.
(*) Director Nacional Pioneros de Abstinencia Total
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