El Carnaval es nuestro y no lo vemos

El Carnaval de Oruro declarado como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”, es considerado como Obra Maestra, adquiriendo la jerarquía de majestuosidad y la particularidad de ser único en el mundo.

Por consiguiente pueda que intenten imitarnos muchos países, incluso nuestros propios vecinos, pero jamás podrán asemejarse y menos tratar de igualarnos.

Respecto a las bandas se observa que siguen creciendo en relación al número de sus componentes y siguen progresando en cuanto a la calidad interpretativa. La participación femenina en las bandas demuestra la belleza de la mujer orureña, constituyéndose en condimento esencial para engalanar el ingreso de las muchas bandas. En un futuro no será de extrañar que se conformen bandas de puras mujeres o con mayor cantidad de componentes del sexo femenino.

Las bandas se consolidan con la participación de jóvenes músicos talentosos, logrando un acople perfecto con la experiencia de los mayores que son considerados como maestros.

Nuestro Carnaval es único porque contiene un ingrediente inimitable, que es la Fe y Devoción a la Mamita de la Candelaria “Virgen del Socavón”. Por tanto no se considera una festividad cualquiera, más al contrario es original por su propia naturaleza e impactante esplendorosidad de singularidad. Algunas de las danzas representan el abuso a que fuimos sometidos por los españoles a través de la sátira y la reivindicación de nuestro pueblo ante las injusticias.

La Virgen nos protegió de las plagas creadas por la maldición del demonio haciendo que las leyendas y creencias perduren en el infinito. En síntesis se resume en una fiesta religiosa pagana donde se muestra la diversidad de riqueza cultural por medio de sus diferentes danzas. Mostrando sello propio, convirtiéndose en fuente viva de espiritualidad y costumbres ancestrales legadas por nuestros antepasados por muchos años atrás.

Tanta magneficiencia de muestra cultural, espiritual, folklórica y artística hace que nos sintamos dueños del mejor carnaval del mundo.

Para entender la idea de la terminología de “dueños” y “nuestro” tomemos el ejemplo que cuando uno tiene una casa propia el dueño puede hacer al interior de la misma lo que uno desee, no es cierto…?. Pero que ocurre con nuestro Carnaval, decimos que es nuestro y que somos dueños los orureños…¡. Pero en la práctica los dueños no vemos el Carnaval.

El factor económico nuestro peor enemigo, porque los costos de los asientos se elevan demasiado y están sobre las nubes. Haciendo un sondeo de quienes habitamos Oruro podemos decir que ni un 30% de la población observa o ve el Carnaval en vivo.

Por qué, si somos dueños no podemos ver…?. Como bien decíamos lo más importante es el tema económico, otro factor determinante es que para quienes vivimos y nacimos en Oruro, a través del tiempo se vuelve muy usual.

Mucha gente señala que hace años que no ve el Carnaval porque no le alcanza el dinero para comprar asientos para toda la familia y para solventar los gastos que significa asistir a la entrada.

El mercantilismo está al orden del día donde intervienen varios actores. Los asientos suben de precio desmesuradamente y quienes pueden pagan como si nada son los extranjeros y aquellos hermanos que llegan del interior. Los turistas porque al estándar de vida que llevamos pagar 1.000 bs. ó 1.500 bs. ó más, no les afecta en nada. La gente que nos visita del interior del país ahorra durante el año, planifica y llega con bastante dinero. En síntesis, los que más disfrutan de nuestro Carnaval son nuestros visitantes.

Sería bueno crear políticas y estrategias para que nosotros propietarios de nuestro Carnaval, podamos acceder a precios más bajos. De esta forma como dueños tendríamos la oportunidad de sentir y vivir más de cerca el majestuoso carnaval.

Es bello sentirse orureño y querendón de nuestras cosas, sin dejar de lado nuestra calidez de hospitalidad demostrando ser amigo del gringo y del gitano.

Con el orgullo de haber nacido en esta bendita tierra, comprometido a defender nuestra cultura, para nuestros hijos y las futuras generaciones que vendrán, solo nos queda decir que viva nuestro esplendoroso Carnaval de Oruro.