Este domingo se cumple exactamente un mes, el primero de la nueva gestión que asumió el Gobierno nacional, con renovadas promesas para mejorar las condiciones de vida de todos los bolivianos.
La idea general puede ser exagerada si se toma en cuenta que cumplir algunas metas no siempre es posible, ya que justamente en este periodo se producirán algunos cambios obligados en la administración financiera del Estado, debido a la caída en los precios de nuestras principales materias primas, petróleo y gas, también los minerales.
De acuerdo a las expresiones del Jefe de Estado cuando tomó posesión de su cargo, el reto más importante de esta gestión (un quinquenio) será la reducción de la pobreza y para alcanzar esa meta se extremarán esfuerzos y recursos de modo que al final del periodo los índices sean favorables al propósito de tener menos pobres y más gente satisfecha con su modo de vida.
Por supuesto que hay muchas otras tareas que desarrollar para otorgar esa satisfacción que demanda la población y que se traduce por ejemplo en las esperanzas de tener mejores servicios de salud y educación, son aspectos sustantivos en la vida social de la comunidad.
En el caso de la educación, deberá asegurarse la preparación idónea de los estudiantes, evitando la deserción escolar y promocionando bachilleres que estén capacitados para enfrentar las carreras profesionales más útiles a las necesidades regionales, en función de fuentes de empleo seguras, pero sobre todo que garanticen proyectos de desarrollo sostenible en cada departamento.
En lo que corresponde a la salud el déficit actual está en dos ámbitos de este rubro, déficit de infraestructura hospitalaria, especialmente hospitales de tercer y cuarto nivel, pero paralelamente también se necesita profesionales con especialización en materias de solución a problemas de salud que en la actualidad, para quienes tienen posibilidades pueden ser tratados en el exterior pero la gente de escasos recursos está librada a su suerte. Lo de salud debe complementarse ahora y después con adecuada dotación de equipos e instrumentos.
Entre esos aspectos hay otro prioritario es el que tiene que ver con el cambio, la renovación o reestructuración de la justicia, es un asunto que se prolonga desde hace mucho tiempo pero que se acentuó desde la “elección de magistrados” por voto popular. Las autoridades de Gobierno reconocieron que en este caso “el remedio resultó peor que la enfermedad”. Por esa circunstancia el tema de la justicia será una temática de más debate para encarar su reacondicionamiento en función de legalidad, seguridad, méritos y responsabilidades profesionales y no políticas; un asunto de mucha urgencia.
La situación económica del país es el otro reto en la administración del aparato estatal, admitiendo, como ya sucedió, que el ciclo de la bonanza tiene tropiezos debido a las restricciones que se presentarán en la recuperación de fondos por la exportación de nuestras materias primas, petróleo (gas) y minerales, lo que influirá indirectamente en el sostenimiento y crecimiento de los sistemas productivos nacionales.
Se completarán las tareas del Gobierno con un adecuado desempeño de todos los que forman la estructura del Estado y cuyo trabajo resultará óptimo, ético y de respeto a la democracia si se valoran justicia y libertad y se abren las condiciones de atender las expectativas del soberano, empeñado en mejorar las condiciones de vida de su conglomerado social. Hay mucho por hacer, luego del primer mes.
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