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Domingo 22 de febrero de 2015

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Revista Dominical

La dulce genialidad de Marguerite Yourcenar

22 feb 2015

Márcia Batista Ramos - Escritora

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La escritora contemporánea, francesa de origen belga, Marguerite Yourcenar, que como nombre de nacimiento se llamaba Marguerite Antoinette Jeanne Marie Ghislaine Cleenewerck de Crayencour. A partir de 1919 abandona su apellido real y empieza a firmar como Marguerite Yourcenar, siendo éste un anagrama de Crayencour. Marguerite Yourcenar primero fue su pseudónimo y luego de nacionalizarse norteamericana en 1948, fue su nombre oficial. Pese a nacionalizarse estadunidense todas sus obras fueron escritas en francés.

Marguerite Yourcenar nació en Bruselas, Bélgica, el 8 de junio del año 1903. Falleció en el hospital Bar Harbor, en el Estado de Maine, Estados Unidos, cerca de su residencia en la isla de Mount Desert, a consecuencia de un ataque cardiaco, el 17 de diciembre de 1987 a la edad de 84 años.

Su madre, Fernande de Cartier de Marchienne, que provenía de una familia aristocrática belga, murió a los diez días de su nacimiento por complicaciones en el parto, y Marguerite residió desde muy pequeña en Francia con el padre, Michel-René Cleenewerck de Crayencour, que provenía de una familia aristocrática francesa, en la casa de la abuela paterna, en el norte de Francia, Mont Noir, cerca de la frontera con Bélgica. Su padre le impartió una educación bastante esmerada, entre Francia e Inglaterra, la llevó siempre con él, en el curso de su cosmopolita existencia, trasmitiéndole su amor por los viajes.

En 1939, escapando de los problemas bélicos que asolaban Europa, su mejor amiga en ese momento, una traductora norteamericana llamada Grace Frick, a la que había conocido en París en 1937, la invitó a Estados Unidos, donde dio clases de Literatura Comparada en el “Sarah Lawrence” College. Yourcenar era bisexual, ella y Frick se hicieron amantes y siguieron juntas hasta la muerte de Grace Frick en 1979, a consecuencia de un cáncer de mama.

Yourcenar vivió la mayor parte de su vida en su casa Petite Plaisance, en Mount Desert Island, en el estado de Maine, EE.UU., y sus restos descansan en la misma isla junto a los de la compañera de toda su vida Grace Frick, en una sencilla tumba en el Brookside Cemetery de Somesville. La casa de ambas es ahora un museo dedicado a su memoria, abierto al público durante los veranos.

Yourcenar leía a Racine y a Aristófanes a la edad de ocho años. Su padre le enseñó latín a los diez años y griego clásico a los doce años.

Cursó estudios universitarios, especializándose en cultura clásica, y empezó a publicar diez años antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, aunque con escaso éxito.

Fue novelista, considerada como una de las mejores autoras de novela histórica. Fue poetisa, dramaturga, ensayista y traductora. Es una de las mayores figuras de la literatura francesa del siglo XX. Consumada helenista literata dramática de relieve y narradora destacada.

Escribió los poemarios: “El jardín de las quimeras”, 1921; donde pone de manifiesto su refinamiento como escritora, además de reinterpretar los mitos griegos con el fin de adaptarlos al mundo moderno. Luego presenta el segundo poemario: “Los dioses no han muerto”, 1922.

De esta primera época es la novela “Alexis o el tratado del inútil combate”, 1929; que comenzó a despertar el interés de la crítica sobre su trabajo; esta obra es una lúcida y desinhibida vivisección de un fracaso existencial.

Le sigue “La Nouvelle Eurydice”, 1929. El ensayo, “Pindare”, 1932. Luego publica: “El denario del sueño” en 1934; donde establece la diferencia entre el sueño y la realidad al narrar la historia de un atentado fracasado contra Mussolini, donde la violencia política ocupa el primer plano; y “La mort conduit l’attelafe”, 1934, colección de tres cuentos.

La dimensión mítica se deja traslucir en su colección de “Cuentos orientales”, publicada en 1938. Y “Los sueños y las suertes”, también en 1938.

El año siguiente, 1939, aparece “El tiro de gracia”, basada en un hecho real, una historia de amor y de muerte en un país devastado durante las luchas antibolcheviques.

Escribe también: “Electra o la caída de las máscaras”, 1954; “Las caridades de Alcipo”, 1956; “A beneficio de inventario”, 1962; “Prix Femina”, “Teatro I y Teatro II” en 1971; “Recordatorios” en 1973; la primera parte de la trilogía familiar “El laberinto del mundo” –“Recuerdos piadosos”, 1974. “Archivos del norte” en 1977 -segunda parte de la trilogía familiar “El laberinto del mundo”.

Al inicio de “Archivos del Norte” cita dos versos célebres de Homero: “¿Por qué me preguntas por mi linaje? Como la generación de las hojas, así la de los hombres”. En ellos se resume la visión pagana del mundo: el paso del tiempo no es ni bueno ni malo. Los seres humanos se suceden como las hojas que caen cada otoño y renacen cada primavera…

Luego publica dos ensayos: “El cerebro negro de la Piranèse”, 1979. Y “Mishima o la visión del vacío”, 1980, fruto del largo roce con la obra del gran escritor japonés Yukio Mishima.

En el curso de un viaje a África llevó a término la redacción de los tres relatos que componen “Como el agua que fluye”, 1982. También, en 1982 vio la luz “Con los ojos abiertos”, libro de conversaciones con Matthieu Galey, que constituye una reveladora autobiografía.

Después siguieron las obras: “El tiempo, gran escultor”, 1983. “¿Qué? La eternidad”, 1988 -tercera parte de la trilogía familiar “El laberinto del mundo”, publicada póstumamente; (inacabada). “El laberinto del mundo”, conforma una monumental autobiografía a la que dedicó quince años de escritura, precisamente, los últimos de su vida.

“Peregrina y extranjera”, 1989, (recopilación póstuma de ensayos). “Una vuelta por mi cárcel”, 1991, recopilación realizada por la autora de catorce textos de viajes, la mayor parte sobre Japón y el último inacabado, (publicado póstumamente).

Llevó a cabo también en la década de los años treinta una serie de refinadas traducciones de textos de diversa naturaleza: obras de Virginia Wolf, Henry James y K. Kavafis y la antología de poesía griega antigua: “La couronne et la lyre”. En 1947, tradujo al francés la obra de Yukio Mishima.

Su fama como novelista la debe a dos grandes novelas históricas que han tenido gran resonancia: “Memorias de Adriano”, 1951; para muchos la cumbre del género en el siglo XX. Está novela histórica, fue muy documentada y la universal Yourcenar, estuvo trabajando en ella a lo largo de una década. Yourcenar hace una magistral recreación de la vida del gran emperador romano, a través de la reconstrucción histórica realizada con gran celo documental; dejando en relieve los más íntimos detalles de la vida del más ilustrado de los emperadores romanos. La novela fue un éxito inmediato y tuvo una gran acogida por parte de la crítica que le aclamó con unanimidad. Su presentación fue el motivo para volver a Francia después de doce años de ausencia.

La novela “Memorias de Adriano”, escrita en primera persona, donde el emperador habla desde la vejez recordando todo lo que le gustó, hizo o fue. Escrita a modo de carta dirigida como testamento espiritual a su nieto adoptivo y futuro sucesor, Marco Aurelio.

Adriano le explica su pasado, describiendo sus triunfos, su amor por Antínoo y su filosofía. Es una meditación del hombre sobre sí mismo, e ilustra el único remedio posible a la angustia de la muerte: la voluntad de vivir conscientemente, asumiendo el deber principal del hombre que es el perfeccionamiento interior. En Memorias de Adriano, Yourcenar recrea la vida y muerte de una de las figuras más importantes del mundo antiguo, el emperador romano Adriano; apoyada por una vasta erudición histórica y un don poético e historiográfico excepcional, remodela la biografía de aquel prócer latino, verdadero contemporáneo nuestro por su sensibilidad agnóstica, en un momento en que las creencias en los dioses antiguos habían entrado definitivamente en crisis; por su concepción de la muerte, el suicidio y el tiempo, y a quien sentimos próximo por su enredo sentimental, sus variados intereses y su intrínseca humanidad. “Memorias de Adriano”, fue una novela pionera que ha servido de influencia en la posterior novelística histórica y se ha convertido en una obra maestra de la literatura moderna.

“Memorias de Adriano” ha sido para mí un lujo de lectura, además de ser el primer libro de Marguerite Yourcenar que tuve la oportunidad de leer, exquisito en todos sus sentidos y simplemente perfecto al ser pletórico en importantes opiniones filosóficas sobre la vida, la muerte, el arte, el gobierno y las relaciones.

La otra obra, que también, le concedió fama fue “Opus Nigrum”, 1965; obra fruto de cuidadosas investigaciones, que gira en torno a la figura del médico imaginario, Zenón de Brujas, alquimista y filósofo; intelectual enfrentado a los problemas del conocimiento, ambientada en la Europa del siglo XVI. Yourcenar marca la transición entre la Edad Media y el Renacimiento con gran maestría. Zenón es un sabio con “La rabia del saber” que se ve expuesto a los prejuicios, dogmas religiosos y supersticiones fuertemente arraigados en el pensamiento Europeo de aquel siglo. Como siempre la genialidad de Yourcenar se manifiesta a través de una prosa sabia, dulce, que conjuga erudición con la rigurosa selección de los datos y la tercera persona de la narración con los diálogos y la palpitación existencial del protagonista.

Las largas estancias en Grecia, de Yourcenar, dieron origen a una serie de ensayos reunidos en la obra: “Viaje a Grecia”, y llevaron a su maduración la idea originaría de “Fuegos”; una obra esencialmente lírica compuesta de relatos míticos y legendarios. A propósito “Fuegos” es otra de sus obras bastante aclamada, escrita en 1936, y que alterna relatos basados en mitos clásicos con algunos fragmentos sobre la pasión amorosa. Es la misma autora quien define su obra diciendo: -“…como una serie de prosas líricas unidas entre sí por una cierta noción del amor”.

He aquí unos cuantos fragmentos extraídos de este libro:

-”Espero que este libro no sea leído jamás” -”Soledad...yo no creo como ellos creen, no vivo como ellos viven, no amo como ellos aman...Moriré como ellos mueren”. -”No hay nada que temer. He tocado fondo. No puedo caer más bajo que tu corazón”. -“El alcohol desembriaga. Después de beber unos sorbitos de coñac, ya no pienso en ti.” -”¿Adónde huir? Tú llenas el mundo. No puedo huir más que en ti”. -”Soporto tus defectos. Uno se resigna a los defectos de Dios. Soporto tu ausencia. Uno se resigna a la ausencia de Dios”.

Marguerite Yourcenar fue la primera mujer en ser elegida miembro de la Academia Francesa en 1980, aunque desde 1970 ya pertenecía a la Academia Belga. En 1986 fue galardonada con la Legión de Honor francesa.

Ganadora del premio Erasmus. También galardonada con el premio Fémina en 1968, con la novela “Opus Nigrum”.

Legó sus archivos personales y literarios a la Harvard University de Cambridge. En su Houghton Library pueden ser consultados libremente miles de cartas, fotografías y manuscritos (cf. Marguerite Yourcenar additional papers: Guide), excepto algunos documentos, que quedarán liberados en 2057, sobre todo sus cartas amorosas. En Bruselas, su ciudad natal, existe también, desde 1989, el Cidmy: Centre International de Documentation Marguerite Yourcenar, que atesora numerosos fondos gráficos y escritos y ofrece información puntual sobre actividades y publicaciones relacionadas con la afamada autora.

El estilo literario de Yourcenar es impar y se transforma en cada una de sus obras, aceptando siempre nuevos retos como escritora. Su literatura se caracteriza por su gran conocimiento de las civilizaciones antiguas y de la historia, y su avidez por comprender las motivaciones humanas sumadas al análisis sutil de la cultura contemporánea que se combinan en su obra.

Marguerite Yourcenar es un lujo de escritora sin sombra de dudas, no solo por la prosa elegante de la autora, como por el tipo de narrativa lenta y glamurosa dotada de gran sensibilidad artística, que exige cierto bagaje cultural, por parte del lector, para una perfecta comprensión.

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