El Carnaval de Oruro tiene en verdad muchas facetas increíbles, desde su sentido devocional y su pleitesía a la Virgen del Socavón precisamente por la figura de los seres del averno, los diablos vencidos por la espada del Arcángel Miguel y esa simbiosis de religiosidad y paganismo que lo hacen único y absolutamente real en el mundo entero.
Es una festividad que no se acaba en dos días, Sábado de Peregrinación y Domingo de Carnaval, la festividad continúa con ceremonias religiosas en lunes durante la media jornada matinal cuando los conjuntos folklóricos participan de misas y romerías bajo “arcos engalanados con enseres de fina platería”, es el día del diablo y del moreno que además se despiden en horas de la tarde de la Virgen Morena asistiendo una vez más a su Santuario.
El martes de Ch’alla la celebración cambia diametralmente y el homenaje se dirige especialmente a la Madre Tierra, se cumple mayormente en los hogares y sirve para reuniones familiares y de amigos, con el uso de serpentina, mixtura, cohetillos y petardos, adornos especiales de papel o plástico, hojas de flores especiales, vino dulce, en algunos casos se ofrece una mesa de Khoa con elementos dulces, pidiendo de manera general, bienestar, salud y armonía, todo el ritual se acompaña con variadas bebidas y un menú especial del día como parte de la gastronomía regional.
Y en Oruro sabemos que ahí no se acabó el Carnaval, pues el miércoles con marcado ausentismo en las actividades laborales, especialmente en el sector público, sus trabajadores y funcionarios se reúnen en horas de la tarde en sitios especiales de la ciudad donde están los mitos pétreos, aquellos que según la leyenda envió Huari y la Ñusta (reconocida como la Virgen) los convirtió en figuras de piedra y arena.
El sapo en la zona Norte, el cóndor y la víbora en la zona Sur, las hormigas en los arenales de la zona Este y ahora en el sector de San Pedro, son los sitios que visita la gente para ch’allarlos, es decir adornarlos con serpentinas, regarlos con abundante cerveza entre el tronar de cohetillos y el consumo de bebidas alcohólicas. La gente pide a estas figuras, especialmente dinero, algunos bienes como la casita o la movilidad propia, salud y bienestar. Es la parte complementaria del pedido de días antes a la Virgen del Socavón.
Una simbiosis absolutamente clara, que se practica de acuerdo al criterio del o la creyente, se mantiene la religiosidad, pero también la adoración pagana y en este caso con un mismo objetivo. Claro está que prevalece el respeto, en el hecho religioso, en la fe ciudadana hacia la imagen de la Virgen que antecede, prevalece y permanece como lo más importante en la motivación de acercar cada año a más devotos – danzarines, en un proceso de renovación constante con la incursión masiva de la juventud.
Todo un proceso de larga data, una mezcla reconocida de religiosidad y paganismo, un comportamiento que con la práctica se ha vuelto tradición en su forma folklórica y en sus rituales de creencia, de fe, de esperanza y sobre todo de convicción en un hecho que es parte de la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, el máximo reconocimiento de la Unesco al Carnaval de Oruro.
Si hay visitantes que permanecerán en la ciudad hasta el fin se semana venidero, la zona Sur les mostrará también su carnaval de comparsas. En domingo la fantasía de carnaval para los niños en el Corso Infantil.
Fuente: LA PATRIA
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