Llegó el día especial para miles de danzarines devotos que realizarán su peregrinación de fe hasta al Santuario de la Virgen del Socavón y postrarse ante los pies de la milagrosa imagen.
Este día será también de inusitadas sorpresas para quienes por vez primera llegan a la Capital del Folklore de Bolivia, la ciudad de Oruro ubicada en el occidente del país a 3.706 mts./s.n.d.m. y donde un despliegue humano de increíble voluntad hace posible que la festividad se cumpla, primero para rendir pleitesía a la Virgen del Socavón y luego hacer méritos ante los visitantes mostrando la grandiosidad de un evento que se repite anualmente y siempre con mejoras en su organización.
Un destacado intelectual orureño calificó la peregrinación y la entrada de Carnaval como “la mayor muestra de un gigante ballet folklórico callejero”, en el que todo se cumple armoniosamente, con movimientos coordinados entre centenares de danzantes de cada conjunto, con el acompañamiento de sonoras bandas que irrumpen en el ámbito citadino, invitando con sus notas a que los visitantes se contagien del ritmo y bailen entusiastamente, haciendo un conjunto de buenos deseos, satisfechos en un Carnaval inolvidable.
Sin embargo, más allá de entusiasmo y la propia algarabía de la ocasión, es muy importante que propios y extraños, entiendan que deben cumplirse límites y evitar excesos, una forma de encontrar sana diversión, especialmente si se evita el consumo inmoderado de bebidas alcohólicas.
Las autoridades han dispuesto ciertas regulaciones que ojalá este año se cumplan en alto porcentaje, empezando por alejar de la ruta del Carnaval esos puestos de venta de toda suerte de bebidas “espirituosas” algunas inclusive de dudosa procedencia, con riesgos para la salud de quienes las ingieran, peor aún si lo hacen descontroladamente.
Hay otras circunstancias especiales y son las que corresponden al cuidado de los enseres propios que portan las personas en maletines, bolsones o en los bolsillos, deben tener cuidado especial, pues no se descarta la presencia de malhechores, ávidos de hacerse de lo ajeno. Siempre habrá un efectivo policial cerca para garantizar la seguridad de las personas.
Detalles sencillos, como cuidar celulares, máquinas fotográficas, filmadoras, grabadoras y otros equipos, por supuesto carteras y billeteras son parte de la responsabilidad de cada persona y en ciertos casos especiales de personal de servicio por ejemplo de agencias de turismo o responsables de grupos que deben alertar sobre estas contingencias a sus clientes.
Es importante que el control policial sea dinámico, no se concentre sólo en la parte próxima a la Plaza o la Avenida Cívica, debe sentirse esa presencia en la Avenida del Folklore y en el resto de la ruta, la presencia de uniformados ya es una muestra de seguridad para la ciudadanía y su accionar de vigilancia es el toque de alerta para evitar excesos, por una parte y para frenar por otra la tarea de los antisociales.
Oruro vive otro Carnaval y eso significa un esfuerzo conjunto de muchísima gente, la ciudadanía que oficia de anfitriona, miles de devotos que ofrecen el espectáculo, centenares más que atienden centros de hospedaje, otros que ofrecen variedad de la gastronomía tradicional, mucha gente trabajando de diferente manera, para satisfacer a los distinguidos visitantes procedentes del exterior o del interior del país, a quienes les deseamos una grata estadía para que sientan y se lleven de recuerdo la amistad y el cariño que brinda Oruro.
Fuente: LA PATRIA
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