Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 La vieja Nicosia, fracturada por la Línea Verde, se hunde - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
La vieja Nicosia, fracturada por la Línea Verde, se hunde
14 mar 2010
Fuente: Nicosia, 13 (EFE).-
Luis Alonso
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En Nicosia, las calles Lidras y Siret Bahceli podrían ser la misma. Pero entre las dos hay una fractura de cien metros de ancho: la Línea Verde que divide la ciudad desde 1974.
Tan próximas y tan distintas. En Lidras, en el lado greco-chipriota, se suceden las tiendas de marca, las cafeterías y restaurantes internacionales y los escaparates de lujo.
En Shiret Bahceli hay tiendas pequeñas, sobre todo de ropa de confección turca, alguna joyería, puestos de bebidas y bocadillos y pequeños restaurantes. Todo orientado a las personas que, cuando llegan a Nicosia, deciden atravesar la Línea Verde para conocer la parte turco-chipriota.
"Nicosia, la última ciudad dividida", dice un cartel en varios idiomas sobre el puesto policial greco-chipriota, antes de abandonar la calle Lidras para llegar a la de Shiret Bahceli.
"Cualquier persona que entre en la República Turca del Norte de Chipre sin visado puede sufrir persecución", advierte un cartel al entrar en la zona turco-chipriota, después de recorrer los cien metros de ancho que tiene aquí la "zona de amortiguación".
Por la mañana, la Shiret Bahceli y alguna bocacalle, como la calle Arasta -todo un bazar- bulle con las compras del turismo y de las mujeres turcas que viven en las zonas próximas. Pero a medida que cae la tarde, la actividad también cesa. En cambio, en Lidras continúa.
Pero el bullicio que rodea a estas calles es engañoso. Si se sale de su influencia se ve el impacto real de la Línea Verde en el centro de Nicosia, a uno y otro lado.
Desolación, edificios derruidos, zonas desérticas, abandono...todo producto de la herida que sangra a la ciudad desde hace 70 años. Es, como dice la alcaldesa de Nicosia, Eleni Mavrou, una "ciudad fantasma".
Una "ciudad fantasma", pero fortificada. A uno y otro lado hay puestos de observación, en general tranquilos, faltos de tensión. Pero algunas veces, como reconoce la ONU, se dan incidentes menores, producto de la juventud de soldados de entre 18 y 22 años de edad que en algunos puestos están tan cerca que se miran la cara los unos a los otros. Incidentes que recuerdan la fractura de la ciudad.
El lado greco-chipriota sugiere abandono. Pero se han instalado algunos oficios artesanales, carpinterías sobre todo, de los que por la mañana se desprende un olor a serrín y madera. Por la noche sólo quedan algunos inmigrantes ilegales que aprovechan las rentas bajas para quedarse a vivir allí.
Un comerciante de ropa se queja de que desde que se abrió la Línea Verde por ahí no pasan turistas, porque todos van directos desde la calle Lidras hasta la zona turco-chipriota, donde todo es más barato. Dice que tiene que pagar más impuestos y que por eso no puede competir en precios.
En cambio, un comerciante textil del otro lado asegura que desde que se abrió la línea le ha ido mucho mejor. Afirma incluso que hay muchos greco-chipriotas que van a comprar allí porque sus productos son mejores y, además, turcos, que para él es sinónimo de mayor calidad.
Pero fuera de las dos calles principales, en la parte turco-chipriota de la Nicosia antigua la desolación es aún mayor.
Los comercios allí son más pequeños, están más destartalados. En el mercado, atrae el colorido de las frutas y verduras. Las mujeres, con la cabeza cubierta con velo y rodeadas de sus hijos, y las ancianas hacen pensar en los argumentos greco-chipriotas sobre la gran cantidad de colonos turcos que están llegando al país.
Estas calles que rodean a la Catedral de Santa Sofía, convertida en Mezquita durante el Imperio Otomano, son también muy diferentes a las del resto de la Nicosia turco-chipriota.
A medida que se sube la Avenida Kyrenia y se va saliendo de la parte vieja, los comercios se transforman y el atuendo de habitantes también.
Pero hay un aire de esperanza para la Vieja Nicosia. Técnicos y arquitectos de las dos partes están empezando a plantear proyectos conjuntos de reforma. La Unión Europea está financiando la restauración de los últimos metros de la calle Lidras, los que ya se meten dentro de la "zona de amortiguación".
La alcaldía de la parte greco-chipriota, en colaboración con el Gobierno y la iniciativa privada, intenta llevar adelante un plan para que las parejas jóvenes también vayan a vivir a la zona. Hasta ahora han ido a residir allí 30 familias.
Mientras tanto, las casas se consumen, la herida sangra desde 1974, el canto del almuecín se mezcla con el repicar de las campanas y los jóvenes soldados siguen mirándose a los ojos desde uno y otro lado de la Línea Verde.
Fuente: Nicosia, 13 (EFE).-
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