El Alba: Una tradición en peligro de extinción

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El Alba es una de las actividades del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, aunque muchos ya no entienden en qué consiste, porque a lo largo de los recientes años se ha ido perdiendo esta tradición, reduciéndola tanto, que casi pasa desapercibida por el grueso de los participantes de la fiesta orureña.

Poco se ha escrito o investigado a propósito del Alba, que se entiende como el saludo a la Virgen del Socavón, hoy en día la mayor parte de la población orureña y los asiduos visitantes del Carnaval, sólo conocen que esta actividad es para recibir los primeros rayos de sol del domingo, al son de distintos ritmos propios de la festividad y acompañados de una multitud, en su mayoría, abrigada por el calor de las bebidas “espirituosas”.

Varias bandas de música, apostadas principalmente en las graderías de la Avenida Cívica “Sanjinés Vincenti”, ejecutan sus instrumentos, interpretando morenadas lo más fuerte posible, para “ganar” a sus colegas de otras agrupaciones.

La gente, animada y desinhibida por el consumo del alcohol, canta y baila, mientras intenta vencer al frío altiplánico. Las poncheras y comideras son parte fundamental de esta actividad, pues calman la sed, brindan calor, alimentan y ayudan a “reaccionar” a quienes la borrachera les dejó en condiciones poco apropiadas para continuar con la fiesta.

Pero con el tiempo ésta tradición carnavalera, se está perdiendo y casi se la considera extinta por muchos, debido a lo extensa que resulta la Entrada del Sábado de Peregrinación, que con los conjuntos novenantes incluidos concluye prácticamente en las primeras horas del domingo, lo que evita que las bandas y la gente puedan reunirse en el espacio habitual.

OTRORA

Muchos años atrás, 10 o más, cuando la peregrinación terminaba apenas pasada la una de la madrugada, los espectadores, que no solamente se limitaban a observar a partir de cierta hora, acompañaban a las últimas agrupaciones folklóricas hasta las puertas del Santuario, donde después aguardaban el amanecer, bebiendo y comiendo.

Según la transmisión oral popular, los conjuntos folklóricos que participan en el Carnaval al mando de sus cofradías o pasantes, convocaban a los danzarines y bandas de música a las 04:00 horas del Domingo de Carnaval. Una vez reunidos, los músicos empezaban a tocar las melodías, particularmente de la morenada, desde esa hora hasta casi las 08:00 horas.

Mientras aquello acontecía, las señoras de las cofradías o pasantes de los distintos conjuntos folklóricos, principalmente morenadas, se encargaban de convidar o invitar a los asistentes a el Alba, el tradicional k’alaphari, que consiste en una lagua, que en algunas ocasiones se servía en platos de loza o barro con una piedra muy caliente en el centro.

Hoy en día esto está perdido y casi no quedan rastros de lo que solía ser el Alba, sin embargo, aún no se puede dar por desaparecida esta tradicional actividad, mientras persista en la memoria de los orureños y aunque con sólo una o dos bandas de músicos, que asistan a la Avenida Cívica “Sanjinés Vincenti”, al amanecer del Domingo de Carnaval.

Fuente: LA PATRIA